11 de noviembre de 2010

Luis Cernuda - Ocnos


Leche condensada. A eso me recuerda "Ocnos" de Luis Cernuda. Dulce como poesía, pero aunque sea prosa, que en teoría fluye líquida de punto a punto y de coma a coma (y tiro porque me toca) es melaza espesa, que uno vadea sólo con trabajos. Así que, sí, precioso, y ¡qué bien escribía el mussshassho!, pero en pequeñas dosis, por favor. Esta a sólo esto (esto) de resultar empalagoso.

REFLEXIÓN AL MARGEN: Sirva como aviso a navegantes para no recargar lo que escribimos, ni permitirnos más veleidades poéticas en los cuentos que las que nos proporcionen orgásmicos placeres (y de esas últimas, sólo las que se pueden compartir y ningún 68 que nos convierta en deudores de 1).
Nada de "su voz tenía la consistencia de la clara de huevo a punto de nieve" cuando deberíamos ser como Hemingway y derribar a los lectores a pedradas de frases cortas y telegráficas: un verbo o un sustantivo. Eso. Todo. O Nada. Unos y ceros. Blanco y negro.
Aunque en teoría, lo hibrido siempre es mejor que lo puro (llámame anti-nazi) y se me ocurren dos ejemplos que salieron en televisión hace tiempo.
- La primera, una chica de la factoría Playboy cuando Playboy llegó a un acuerdo con Telecinco: era japonesa con sangre cherokee, y de abuela irlandesa de verdes ojos y primo segundo mulato de Jamaica... La de ratos que me quedé hipnotizado viendo su exhibición por partes de la anatomía al ritmo de una música prefabricada tipo Phillip Glass o Narada Michael Walden. ¡Oh mamá q´rica!
- La segunda, el programa donde aparecieron en mi radar Flo y Patricia Conde. Un programa de Javier Capitán que mezclaba la información con el comentario, lo totalmente serio con la coña más absoluta: El Informal. Gran programa.
Y estaría bien ser capaz de ser poético en la prosa, igual que mi mujer ideal no sólo está para tomar pan y mojar, hecha para pecar, sino que también es un coco privilegiado, y no quiero renunciar a nada ni tienen porqué ser las dos cosas excluyentes. Pero supongo que al final uno acepta compromisos, y está bastante bien, y es más lista que la media, y quisiera escribir de tal forma pero lo haré como puedo que evidentemente no es lo mismo.

SEGUNDA REFLEXIÓN AL MARGEN:
Miro el careto relamido de este hombre en la foto que he sacado de http://elcantodelpajaroinmortal.blogspot.com/ y pienso en lo que cuentan. Que era una chaval de buena familia, pero aunque educado con y en el refinamiento, no le dieron todo el cariño que le deberían haber dado y le crujieron con exigencias y pretensiones. Y probablemente cuando empezara a vérsele el plumón todavía le dieran más caña. Y si bien es cierto que no se necesita ser homosexual para tener sensibilidad y ser tímido como cuerno de caracol (espero que no, porque yo de homo tengo sólo el q vengo del sapiens, y por tanto del mono salidorro que se ve en el zoo), este tío, Cernuda, que escribía tan bien, tan bien, da sin embargo mirando la foto un poquito de repelús con su bigote recortado y su pelo repeinado, escamonda'o. Y casi prefiero no saber el background del pollo, ni saber nada de él, para no tener la duda de si es canto pedófilo el que podrían esconder los versos "y los niños son hojas,/y su leve ruido es amable al oído/cuando ríen, cuando aman, cuando besan,/cuando besan el fondo/de un hombre joven y cansado". Y es lo mismo que decía de Gil de Biedma (que hace el prólogo de Ocnos, por cierto), que no quiero mezclar su poesía que admiro con la historieta que cuenta la peli de El Consul de Sodoma, porque malo si no es cierto y peor si lo es, y me daría mucho, pero mucho asco, imaginar a Cernuda y a Gil de Biedma en lo que no es poesía sino sus cutreríos y miserias, que encima no comparto ni lo haré nunca (y mira que yo tengo cutreríos y miserias!)

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