11 de noviembre de 2018

Proficiency, la cultura inglesa y la "cultura inglesa" (la asquerosa propaganda intencionada llamada Leyenda Negra)

Pozí.
Vamos a por un titulito para no tener que recibir caras de incredulidad cuando dices que hablas el otro idioma. Mire, usté, q tengo un certificado suyo diciendo que sí y que soy guay y muy cool.
Sólo la forma y modo, el criterio q se usa para valorar la competencia en ese idioma merecería una entrada del blog. ¿Bilingüe? nadie lo es, salvo que sepa pronunciar nombres propios q no conoce en el otro idioma (yo sigo pensando en Yeims Estiguar, cuando veo a James Stewart, aunq ahora ya he aprendido q lo auténtico es pronunciarlo Yimi Stuart).
Pero no quería hablar de eso, ni quería enrollarme (siempre este ansia repentino de contar algo q me ha gritado dentro del cerebro de pronto).
Me encanta el inglés: cómo suena, cómo se escribe... Y me encanta estar en el secreto de su uso, q sólo eso proporciona palmadita y caricia al snob bobo que llevo dentro.
Más: soy un colonizado, totalmente, por la cultura anglosajona. Prefiero leer a Shakespeare que a Buero Vallejo, y he llorado con Tolkien como jamás lo he conseguido con (a ver quién digo, para mantenerme en la épica) ...¿Guillén de Castro? (seguro que luego se me ocurre alguien mejor).
Y ya no hablemos de música, cine, comics (bueno, en estos últimos hay grandes, tan grandes como los otros, si no más... oño, Ibáñez o Vázquez, por decir dos).

Pero luego hay otra cosa, esa colección de malicias y miserias que hacen a Inglaterra (concretamente a este país) convertirse ante mis ojos en esa "Pérfida Albión" de la que hablaban los antiguos. Cuando oigo la forma en que manipulan y tergiversan cualquier información sobre España (mi precioso país, nación, pueblo,... llámalo como quieras), jodó como me despiertan la mala leche.
Un ejemplo en el que he caido por casualidad, hace dos segundos. Consulto la Enciclopedia británica on-line buscando un detalle sobre los primeros editores, que en eso como en muchas otras cosas, los británicos lo hicieron bien, o mejor, o antes. Y me encuentro esto, entremezclado con la información de la entrada:

"Conquerors or usurpers wishing to destroy a people’s heritage have often burned its books, as did Shih Huang-ti in China in 213 bc, the Spaniards in Mexico in 1520, and the Nazis in the 1930s."
 (https://www.britannica.com/topic/publishing)

¡QUÉ HIJOSDEPUTA! 
Lo siento, no puedo evitarlo. Por mucho que ame desde Beowulf a Tolkien, a Sherlock, a Robin Hood, al Rey Arturo.... a Gustav Holst, a Delius, a Vaughan Williams.... Berkeley o Russell, Turner o JW Waterhouse, Locke (joder, podría seguir un rato largo con mis afectos de fan total).... 
¡Hace falta ser miserable para dejar caer así, al paso, como quien no quiere la cosa, esta mierda sobre nuestras cabezas!
Porque, y ahí está la cosa, no es que niegue las barbaridades cometidas por nuestros antepasados, y podría además defender que luego fuimos nosotros, los españoles, quienes desarrollamos justo todo lo contrario (Vitoria, de las Casas), la idea de proteger y defender los derechos que previamente habíamos pisoteado. No diré tampoco nada sobre que es pasado, and let the bygones be bygones, y no deberíamos vivir pagando el pecado de nuestros (bisabisabisabisabisa)buelos. 

Es que lo que no cuentan, lo que no dicen, inmediatamente esos redactores cutres, es el equivalente sobre lo que SU PAÍS hizo, ha hecho (a ratos, sigue haciendo... basta pensar en la participación de la City en la debacle del sistema financiero de hace ná). Lo que hicieron ellos en las colonias del Norte, los indios a los que masacraron un siglo más tarde, los negros a los que esclavizaron, etc... bueno, y en las colonias de Imperio en general. 
Paja en el ojo ajeno, y omiten viga en el propio.
Propaganda lesiva, tramposa, medias verdades (las suyas quedan ocultas como la que compararía nuestros barcos perdidos de la Armada Invencible con la inmensa derrota que sufrieron los suyos en Cartagena de Indias, que luego su rey prohibió - sí, directamente prohibió- hablar del tema nunca más). 
El periodista que llevo dentro (tan gordo como mi snob o mi enamorado de la cultura -de verdad - anglosajona) se retuerce ante tanta vileza, parcialidad, despreciable tendenciosidad. 
Miraré un poco mi biblioteca llena de joyas en inglés, hablaré mañana con mi encantadora profe de inglés, a ver si consigo limpiarme el asquito, la mugre de ira que me provocan lo que ahora mismo acabo de leer (de leerles), que no es buena para mí y ya lo dice ese tópico de las pelis americanas "no, no: si hiciera eso ahora, mentir como bellaco, falsear, trampear, si siguiera por ese camino acabaría siendo como aquel al que odio"... Y odio esa propaganda que crea prejuicios universales. Nuff said

24 de octubre de 2018

Negro lo veo: los superhéroes cambian de color y los bancos de condiciones

Díez-Picazo, junior, es uno de los mejores civilistas de toda España. Eso dice mi padre. Díez-Picazo, senior, lo fue antes que él, como también magistrado del Supremo.
El hijo, astilla de poderoso palo, es el que ha dado el palo a la ejecución de lo de las hipotecas. Wyoming, que hace tiempo decidió tirar por el aire cualquier asomo de imparcialidad, ha estado muy cerca de afirmar que es un corrupto, vendido a la patronal bancaria, tesis que refleja Podemos parece en una querella probable: como le pagaban los bancos por dar clase pues etcétera, etcétera.
Bueno, Podemos también decía que un tipo que tiene un chalet es "casta" y seguramente "viene con perversas intenciones" (como decía Jo en Mujercitas, disfrazada del malvado Hugo). Luego Iglesias se compró uno. Pero supongo que la diferencia entre el villano estereotipado e Iglesias, es que uno tiene un bigote de retorcidas guías y el otro coleta revolucionaria (un aparte: tenía gracia el sketch sobre el acondicionador de pelo para evitar que se rompieran las puntas... casi se me olvidan otras cosas que hace el muchacho, que no son bromas pero lo parecen).
En todo caso, y sin gustarme ni poco ni mucho los bancos, sufridor como lo somos todos, creo, de esos nuevos bancos que facilitan la vida haciéndolo todo accesiblemente informatizado... que en realidad es "hágaselo usted mismo y así nos ahorramos dos cajeros humanos" y el que tiene puede seguir haciendo lo que quiera que haga cuando pasa de tí y te manda al automático para que te soluciones tú mismo la vida... Sin ser pagado por ningun banco, digo, creo que no parece buena idea hacer que paguen los impuestos que no pagaron. Lo mismo es peor el remedio que la enfermedad y le creamos un lío al sistema que lo deja a punto para nuevo rescate (por nosotros).
Eso sí, que paguen los siguientes sí, pero no los antiguos (y eso va en contra de mi interés, que aún lidio con mi hipoteca).

Y os preguntáis, ¿que oño tiene que ver esta historia del Supremo y las hipotecas con los superhéroes?
Pues que alguien se dió cuenta de que los super eran todos blanquitos "wasp 100%". Y decidió que no estaba bien eso, porque hay más razas en el mundo y muchos en lugar de origen de tantos, los USA, también y puteados durante mucho tiempo, y que era justo y necesario que hubiera también super negros. Pantera Negra, fue un adelantado a su época (y a aquel movimiento de Malcolm X), y luego vinieron otros: Luke Cage o  o Halcón (aunque este no dejara de ser un sidekick del blanquito Steve Rogers)...
Sea como sea, me parece bien que haya negros super en los comics, seres superiores y muy negros (que sólo un gilipollas como Hitler podía pensar que sólo los arios son olímpicos, como en aquel fiasco nazi de Berlin del 36, cuando Jesse Owens dejó claro que no).
Ahora que, lo malo, como en las hipotecas es la retroactividad del superhéroe.
No solo han aparecido sustitutos o herederos negros: un Superman negro, un Green Lantern negro, un Hombre de Hierro negro (una Masa, gris). No...
En un cambio de color de sentido contrario al de Michael Jackson ahora se vuelven negros los blancos. Quiero decir Iris West, la chica de Flash, negra; la princesa Kori, de los Nuevos Titanes, negra...
Y ya digo, me parece bien que se hagan nuevos héroes de distintos colores, tantos como se dan entre humanos, porque todos somos iguales o super e iguales y eso, y nadie que no sea un capullo nazi puede imaginarse que el gen X sea privativo del blanco lechoso o blanco rosita pálido...
¡Pero de ahí a reescribir los personajes que ya eran blancos!
Venga, hagamos que Don Juan sea negro, o mujer, o el Quijote, o Robin Hood o Sherlock! ...
Pues no me parece.
Llámadme viejo (lo soy tanto que hasta me estoy planteando dejar de mentir sobre mi edad, jajajaja, total pá lo q me vale el fingimiento!).
Que creen otros superhéroes nuevos, todo lo absoluta y preciosamente negros que se pueda desear. Pero que no cambien a aquellos que nos criamos viendo a Gwen Stacy, dulcísima rubia de Romita, transformada en mulata mona (que ya lo han hecho con Liz y JT...). Dejadme los recuerdos tranquilos.

28 de septiembre de 2018

Winter is coming! (pero será el invierno de nuestro descontento... puta sintaxis!)

"Winter is coming!"... 
Ojalá!
Siguen las hormigas disputándome el pan en la cocina, putos turistas que llegaron con el calor a su descubierta Marina D'Or, doscientas mil o doscientos mil millones que ahora marchan en fila india (como corresponde) por los filos de la encimera y luego se deshacen en caos de puntitos negros sobre el marrón de pino de la mesa.
Me jode por el pan,... aunque si tuviera tanto como sudor en mi frente hace tiempo que habría puesto una panadería, porque sigo sudando y derritiéndome, aparatosa, asquerosamente..
Calor, calor, y del que pesa, porque sigo arrastrando la bola de esa asignatura suspendida, puta sintaxis de mierda, putos suplementos y aditamentos y complementos, putas construcciones exocéntrica y endocéntricas...

No soy filólogo aún (y ahora se hará el sexto año de una carrera que sólo tiene cuatro) porque sigo teniendo esa (aquí un exabrupto que haría palidecer a Cela por lo soez) asignatura colgada, la última. Sintaxis.
Lamentable, porque en junio no me presenté al final porque no quería hacerlo a medias, no quería que quedara un resquicio o falta de preparación que hiciera peligrar el paso. O dicho de otra forma, quería aprobar incontestablemente. Parece que me he equivocado de nuevo (lo hago mucho en cualquier caso). En agosto, la preparé a fondo, mucho más de lo que se merece ese absurdo que intenta pasar por importantes o interesantes conocimientos tales como que el objeto directo es el constituyente inmediato de una construcción exocéntrica rectiva de tipo objetivo... (self explanatory despise).
Soy mucho más tonto de lo que pensaba (que puede ser),... pero muuucho más, porque estuve todo agosto encerrado con la jerigonza absurda ésta, dale que te pego, y he sacado un 3,7.
Vamos, asombroso fracaso y humillación y freno, sólo semejante al que se experimenta (o se experimentaba) ante la puerta de una discoteca cuando el portero decía eso de “no, tú no” y yo no llevo calcetines blancos pero se ve que no atino con el criterio del corrector unipersonal, señor de la puerta, un tipo con asombroso parecido físico y uno podría pensar que también moral con Palpatin, Lord Sith (de la Sintaxis).
Fui a revisión para que me dijera que “no, no,... no has contestado lo que se te pregunta...” o, “pero no has puesto el forondilón del corcumillo ni mencionas el turitocastro, y... en fin...”, que en sí es ya una forma harto agradable de exponerse para que le humillen a uno el orgullo, y todo muy civil y correcto y hasta inhumanamente educado. Pero al parecer es condición para luego solicitar, rogar y suplicar que me examine o examinen otros (“¿hay alguien más ahí?”) y pasarlo ya, porque estudiado está (aunque siempre se puede ver algo nuevo sobre la diferencia inefable entre el se paradigmático o pronominal y se no paradigmático o no pronominal,... o sea,... sí,.... que no sé si sé...).
Y luego un tribunal formado por tres colegas del antedicho revisaron la revisión y no le quitaron la razón:
"[...] son inaceptables de un examen oficial expresiones como "salvo en una novela de zombies auto-antropófagos la construcción sería total y profundamente agramatical". Se considera bien evaluada.
En líneas generales, el alumno ni justifica las respuestas, ni realiza la reflexión crítica exigida por el profesor. Por último, la redacción no se ajusta tampoco a los niveles de un discurso académico. (extracto literal del informe del tribunal del departamento)
Así que, básicamente, no sólo no sé sintaxis... es que tampoco sé escribir.
Y tendré que seguir como hamster desganado y depresivo dando más vueltas en la puta noria sintáctica...
Winter is coming! decían, y vendrá cuando le salga de los huevos y no será pronto,... Y lo peor es que aunque venga ya el frío que me permitirá por fin abrazarme a mi chica sin sentir que la someto a ella y a mí mismo a la tortura del pringoso sudor, yo seguiré sin embargo cociéndome en mi propia salsa de fracaso en las calderas de la sintaxis.
Como decía aquel que inspiró, estoy seguro, a George R.R. Martin, éste será, desgraciadamente, "el invierno de nuestro descontento" (de Ricardo III, para el que tenga curiosidad)

20 de septiembre de 2018

sobre energía y la falta de ella (sube el precio de la electricidad)

¿Nunca os ha pasado que salís de una etapa de bajón, de tristeza o depresión, no porque se hayan resuelto vuestros problemas sino simplemente.... POR ABURRIMIENTO?
En mi caso, es como si me hartara de sentirme mal, como quien se queda ronco de gritar y decide dejar de hacerlo, y de buenas a primeras y sin mediar solución o enmienda, un día siguiente cualquiera nos levantamos positivos y felices.
Es como si en vez de tirar de la cadena, la acumulación de mierda llegara a tal punto que se hundiera por su propio peso y desapareciera en los misteriosos desagües de la fontanería espiritual.

Eso pasa, con frecuencia, respecto a nuestra respuesta a la situación política, o debería decir a la situación en la que nos dejan los políticos.

Un ejemplo: ENERGÍA. Sube (...una barbaridad!) el precio de la luz. Una causa es la paralela subida del precio del carburante, lo que eximiría en parte de responsabilidad a las eléctricas de la subida en el precio por la subida del coste que deben afrontar ellas para producirla.... Porque, y esto es gracioso, esas eléctricas que se anuncian como tan guays y verdes y preocupadas por el medio ambiente, en realidad siguen produciendo gran parte de su energía tirando de quemar gasolina (ya sé, no intento ser técnico...), o sea de generación por energía térmica.... Pensadlo cuando veáis esos promos tan monos de hojas verdes y demás....
Es más, que tienen que pagar un aumento cada vez mayor de impuestos por emisión de CO2... resultado de todo eso que queman.... probablemente porque los Estados firmantes de los tratados sobre medio ambiente tienen que cumplir con cuotas o pagar si no lo hacen y la idea es que le salga caro al que produzca nueva mierda para el aire....
Sube, sube, sube, el precio de la electricidad y nuestro maravilloso gobierno, este nuevo socialista que es tan verde y tan ecológico y guay como las mismas corporaciones eléctricas, llevado por su afán de ayudar a los pobrecitos para los que cada vez resulta más difícil atender a sus facturas de la luz... ¿QUÉ HACE EL GOBIERNO? Pues le dice a las eléctricas: "oye, que os puedo quitar parte de ese impuesto para que os cueste menos producir la luz y así podáis abaratarla un poquitín"...
O sea, que el Estado ingresará menos impuestos provenientes de los que ensucian el aire, menos pasta tendrá... Pero es que ni siquiera hay una relación directa entre lo que se ahorrarán ahora las eléctricas y lo que bajará la factura del pringao de turno, españolito de a pie.
La flamante ministra a quien oía esta mañana en una entrevista de RNE se felicitaba a sí misma y a todo este gobierno guay del psoe por conseguir una reducción de.... ¿qué era? ¿3 euros al mes? para los mata'os como yo en la factura... Una factura que prácticamente ha doblado su cifra en un año....
Y las eléctricas que son muy guays y muy verdes ya verán cómo y cuánto destinarán de ese regalito -que es de todos, no lo olvidemos-, a bajar la factura.
Manda huevos!
Eso sí: que no se te ocurra ponerte a instalar placas solares como loco para producir tu propia electricidad y conseguir no depender de la voracidad y la codicia sin límites de las juntas de accionistas de las eléctricas. No lo entiendo.
Tal como yo lo veo hay dos soluciones.
1. Desde la izquierda más izquierda, fijar un precio razonable para la electricidad de los ciudadanos: regulación y si no funciona, nacionalización de la red, de los recursos, etc.... Supongo que eso no se puede ....
2. Desde la derecha más derecha. Desregularización absoluta. Que cada uno se pueda montar su propia solución, y vuelvo a lo de comprar células solares y producir lo que consumes. Usar el libre mercado para dejar de ser clientela cautiva de esos cuatro listosguaysverdescorporativos.
En vez de eso, tenemos este gobierno guay y verde que cede a las megaempresas eléctricas también guays y verdes nuestra pasta y mientras el común de los mortales sufren cuando encienden una puta luz en casa porque les va a salir un ojo de la cara (y a lo mejor eso sería una tercera solución posible: la del cuento de La Niebla de Boris Vian, sacarnos los ojos para no volver a necesitar encender la luz del salón).

Y decía lo del aburrimiento porque acabamos conformándonos y dejando pasar las cosas. Y el que dijo que hacía una moción de censura para quitar a los corruptos pero que luego haría elecciones, ahora busca trucos para seguir y seguir en el poder. "Es por nuestro bien" que estén estos tíos, tan guays, tan verdes.... Los que llevaron al PP al Constitucional por querer colar en una ley otro contenido distinto, ahora no se les caen los anillos haciéndolo.... Y oye, si para aprobar esos presupuestos hay que pactar con los de Bildu o los del PdeCat para cambiar la ilegalidad de ciertos actos y decir "picnic" donde antes decía "rebeldía", "inconstitucionalidad", "ilegalidad".... bueno, pues, todo es cuestión de hablarlo (¡qué hermoso es el diálogo!)...

Lo malo de esa felicidad o tranquilidad que ganamos sin ganar, sólo por aburrimiento y hastío de sentirnos mal siempre, es que quedan ahí todas las razones por las que nos sentimos mal, vulnerables y vulnerados, jodidos en suma.

24 de mayo de 2018

La necesidad de Bondad Humana y la esperanza en donde uno no esperaba encontrarla: las series de Netflix


Dicen que es una cosa de la edad: la necesidad pensar en términos morales. No sé. En mi caso se cumple. No, yo NO soy una buena persona. Si acaso formo parte del batallón de los cutres de espíritu, pequeño mezquino de lo más vulgar con todo el equipamiento de orgullo, codicia, gula, lujuria, ira, pereza (envidia quiero pensar que no).

PERO...

Al mismo tiempo quiero que triunfe el Bien, en todas partes, en todas las cosas. Si queréis es una versión de “no deseo participar en un club que me admita como socio”... Y me preocupa, me agobia, que por el contrario en el mundo gana el Mal en todas sus formas: Trump (narcisista, belicista, egoísta, y miserable), Putin (manipulador, mafioso, dictatorial), el gobierno israelí (fascista, xenófobo, paranóico... a las pruebas me remito: 70 muertos en disparos frente a piedras, al azar, sobre una multitud), el puto fanático de turno, fiera suelta... Etcétera, etcétera.

Triunfa el Mal, joder, qué pena! En parte gracias a su lengua de serpiente, Gríma que da grima, que vivimos un tiempo de mentiras y propaganda, de hienas en piel de mascotas (por no repetir lo de los lobos y corderos), te devoran con una gran mueca que confundes con sonrisa, Jokers en ejercicio. Y en parte porque la gente -tú, ¡sí, tú! y yo, nosotros, todos- ni se preocupa de buscar y contrastar la información (los periodistas parece que se cansaron de hacerlo en una gran mayoría hace tiempo), y prefiere ver que hace una Kardashian (globo bobo) y cuando uno con interés partidista o particular suelta zasca o pildora envenenada no se preocupa de ver cuánto de verdad hay, de oirlo todo, y cada uno a su rollo y no a lo que será cierto aunque complejo o incómodo. Limitándonos a repetir la última consigna que nos dan, que Colón tuvo su excusa cuando creyó que aquello sería India, pero no así los que vinieron detrás.

El otro día oí una entrevista a Ricardo Darrín, gran autor y aparentemente gran tipo además, en una tele argentina, contando cómo le había ofrecido Tony Scott el oro y el moro por hacer de narco en una peli y cómo se negó, porque ni lo necesitaba ni le parecía bien. Y lo que contó me hizo apreciarle más: “yo soy un privilegiado, y soy todo lo feliz que se puede ser sin mirar a los lados”.
Sin mirar a los lados, porque la mierda nos inunda y la desgracia y el horror.

Pero ayer después de terminar de ver Stranger Things (por cierto, que Milly Bobby Brown, que nació en Málaga ná menos, parece hija de Elizabeth Perkins, la de Big):
de repente caí en la cuenta de que tal vez, tal vez se pueda conservar alguna esperanza en el género humano. Por las series de televisión. 

¿Suena tonto? Bueno, somos tipos que como dije extraen sus valores y principios morales de la tele, sin filtros, porque preferimos no pensar mucho. Teleborregos. Sin inmunidad al sirimiri que nos cae en forma de ideas (o slogans) en guiones de serie. Así, a fuerza de ver tipos besando tipos o chicas besando chicas, quizás superemos homofobias, por aclimatación, hasta que reconozcamos el amor que puede haber detrás, y si nos lo dices el suficiente número de veces en distintos discursos ya no se nos moverán las tripas oyendo hablar de “miembra” o “los ciudadanos y ciudadanas”, etc, etc. Asumiremos que es lo normal.

El caso es que de pronto me dí cuenta de que estaba viendo, habiendo, personajes que eran Buenos, buena gente de verdad... ¡Tenemos modelos en los que inspirarnos, señores, viva!

Vale, que yo tiendo a elegir las historias donde hay final feliz y son en general amables... Pero ahora hay personajes que son buenos fuera de las comedias, en situaciones más cercanas a la realidad, a la normalidad.

Por ejemplo, el trabajador social de Travelers, serie que me ha encantado y recomiendo. O Bob en Stranger Things, un nerd lleno de bondad. Son gente normal y maravillosamente buena. Son dos ejemplos, pero podría decir más: Star Trek Discovery (que salvo porque ha copiado la música de Fringe en los créditos iniciales, está muy bien y salva a la franquicia de esa "Bushización" de la última –primera- Enterprise...), Discovery, digo, donde enfrentados a una posible salida por vía genocidio responden negándose “yo soy Federación!”.... Épico.

Y es que he llegado a la conclusión de que la excusa de la mayoría de los Malos de todos los tiempos para matar a sus semejantes o joderlos bien es “no tuve elección”.

Piénsalo de nuevo...

Y podría poner otros ejemplos (aunque no tan perfectos): el presidente bueno de Designated Survivor (que no llega a la inteligencia de The West Wing ni a la acción de 24h, pero tiene un pase), para nada Trump, ni Bush, ni Clinton... el Obama que nos hubiera gustado que fuera. O la idea de Guillermo del Toro de un Trollhunter que no caza y elimina trolls, sino que los hace amigos y aliados.
Los protagonistas coreanos de Saimdang, la Memoria de los Colores, que rozan la santidad por su abnegación (y sirva como ejemplo de mi contradicción interna que trago igual cantidad de hentai depravado que de esta fabulita rosa que sabe a sobredosis de moraleja bienintencionada).

En fin, no sé... Confiemos en nuestra falta de criterio, ya que no podemos en la existencia de él, y en que así nos manchen con sus ideas una nueva generación de guionistas que nos ofrece ejemplos y modelos de lo que es Ser Bueno hoy,... A lo mejor se nos pega algo!

1 de febrero de 2018

De la afasia a la asfixia - un cuento de rafarrojas

Así soy yo: siempre viviendo al límite....
... de las fechas límite. Quería presentarme a un concurso de cuentos de la Biblioteca de la facultad (uno chiquitín, por practicar). Empecé a escribir a las 7 y la fecha límite era a las 12, con mínimo de palabras, además: 3500. A las 12 menos un minuto sólo tenía 3000 y poco. Bueno, no quiero archivarlo y que lo cubra polvo de bits así que aquí lo dejo. Es difícil que le guste a nadie, realmente, pero es una idea vieja que tenía y al fin me la he sacado de encima, mal que bien. Se agradecerán comentarios:

DE LA AFASIA A LA ASFIXIA 
Si yo fuera mejor persona, mi historia tal vez les moviera a hacer algo. Pero, reconozcámoslo: no suelo caerle bien a nadie. A ratos ni siquiera me gusto a mí mismo y entonces creo que sólo la estupidez ajena explica que alguien me pueda querer. Como mi novia, N. No, no estoy diciendo que N. sea tonta, ni muchísimo menos. Lo primero que me cautivó de ella fue de hecho fue su inteligencia. La mejor alumna que he tenido nunca. Sentada en la primera fila, donde sólo se sientan los pelotas o los aplicados o los pelotas aplicados. La chica que hace sus apuntes en el ordenador a tres colores, con justificado y tipografía Times New Roman en cuerpo 12, junto al jovencito romántico que se ha enamorado de la idea de la carrera y escucha cada palabra con la febril pasión del acólito que espera que le descubras los arcanos del Universo. Este último suele malograrse cuando se echa novia ese año o al siguiente, que se le desplaza el afecto a otras materias con más sustancia para llenar las manos. Un curso más tarde está sentado en las filas de en medio o incluso en las últimas del todo y tienes que llamarle la atención porque la novia le ha dicho algo y él la contesta con algo que pretende ser ingenioso y ella se ríe la muy boba y te interrumpen la clase. Y yo odio que interrumpan mi clase. Pero N. no. N. siempre fue fiel, como una flecha que corta el aire veloz hacia su destino. Con un propósito, con un sentido. Esa misma certidumbre acerada tenían sus ojos y el mismo poder de atravesarte. Intelijencia, dame el nombre exacto... Juan Ramón debió haber conocido a mi novia, porque la describe con exactitud. Pero es algo más que inteligencia lo de N., más que propósito. Todo el mundo la quiere. ¿Cómo podría ser de otra forma? Siempre gasta un tiempo que a mí me resulta insoportable en sonreirle a cualquiera, ¡a cualquiera!, y es capaz de intercambiar esas palabras de desecho con las que se fabrica eso que llaman conversaciones banales y que asombrosamente dejan tan satisfechos a sus creadores. A mí mi padre me enseñó que un cenicero hecho con macarrones es una estupidez, porque no sirve para cumplir la función de un cenicero que es posar el cigarrillo humeante, y tuvo el detalle de demostrármelo científicamente: sin duda, aquello que había hecho en clase para el Día del Padre no sobrevivió al primer encuentro con el rescoldo y la encendida punta. Y una conversación que no es realmente una conversación es como un cenicero de macarrones, que no es un cenicero realmente. Pero entonces N. me sonríe y yo descubro que también a mí me encanta su sonrisa y me encanta que me dedique un tiempo que no merezco.
O tal vez sí. Quiero creer que algo tuve que ver en su siguiente proyecto: terminó la carrera, brillantemente como lo hace todo, y luego cuando eligió el tema de su tesis fui yo con quien la discutió más profusamente, yo el que la ayudé en ese proceso de poda y delimitación del tema, mucho más que su director, el tristemente fallecido Don Anselmo, insigne prócer, catedrático preclaro en un tiempo en que ya son pocos los que puedan comparársele. Don Anselmo también dirigió mi tesis y me enseñó que el verdadero erudito sólo tiene oídos para su ciencia. “Sí, su padre puede haber enfermado. Fumaba demasiado. Y seguro que sabía que tarde o temprano el alquitrán anegaría sus pulmones impidiéndole respirar. Su padre era un hombre listo, lógico, racional, científico, según he creido entender por sus palabras. Eligió fumar, fue su elección y la de usted hacer la tesis conmigo y yo espero resultados y no excusas o desviaciones. Su contexto, su historia personal, no le interesa a la ciencia, sólo los datos, la información, las ideas. Y si usted no es capaz de atender adecuadamente los plazos de entrega tal vez debería plantearse de nuevo su intención”. Don Anselmo me enseñó el verdadero significado del compromiso. Mi padre pudo entender que yo no estuviera tanto como habría querido a su lado en el hospital, porque mi padre era muy parecido a Don Anselmo. Mi madre no, sin embargo. Nuestra relación que nunca pudo compararse a la que tenía con mi padre se lleno de incomprensión y de reproches. Pero yo pude enseñarle mi título de doctor a mi padre antes del fin y sé que se sintió orgulloso. No llegó sin embargo a verme conseguir mi plaza. Tan joven.
Era muy joven y ya era doctor y catedrático. Ahora empezaba. Ahora.
Pero no. Que llegaron las clases. Tenía que perder un tiempo precioso en dar clases a jóvenes que no querían recibirlas, que sólo fingían querer saber para luego ir armados con un título a dedicarse a cualquier otra cosa. ¿Y cómo puede blandirse un papel mojado en la lucha por el conocimiento? Me resultaba obsceno, e insultante, que yo tuviera que estar allí atrapado con aquella multitud estulta, una conspiración de necios o peor aún, de listillos, de tramposos, y no mejor empleado en mis investigaciones. Quosque tandem abutere, Catilina, patienta nostra, que no hay cicerón que pueda guiar a estas bestias. Y la verdad, mientras tanto, esperando para ser revelada.
Si mis alumnos hubieran sido todos como N. Pero N. es una excepción, una de poquísimas, casi un milagro. Hay quien mantiene que una N. compensa por todas las demás letras del alfabeto. Pero es todo un alfabeto de analfabetos, de gente que no se sabe cómo ha podido superar el bachillerato. El otro día de nuevo hice una pregunta en clase: esperaba de ellos la respuesta evidente, la afirmación subsiguiente que se infiere por pura lógica. Pero Sócrates nunca se tuvo que enfrentar a este público. Me miran sin mostrar signos de reconocimiento. De sus bocas abiertas sólo sale el aire. Uno, al parecer más osado, dice algo que me demuestra que no entiende nada, que no ha seguido el razonamiento. No debería culparlo, pero me irrita. Le recuerdo que él pretende algún día quizá dar clase, ser él mismo profesor de esta materia. Se molesta. ¿Cómo puede molestarse si es la verdad?
Parece que hablamos idiomas distintos. Basta con ver los mensajes que se intercambian sin parar con sus móviles, la espantosa carnicería que hacen de la gramática y la ortografía desde sus malditas pantallas. Prohíbo los móviles. “Pero es que me tiene que llamar mi madre!” Y una vez más me asombra que no entiendan las palabras cuando se enuncian. Aquel que use el móvil en clase será expulsado. Ergo...
Hoy tengo otro BAU. El vicedecano dice entenderme pero sin embargo me pide, como si fuera necesario, que evite esas situaciones de enfrentamiento, morigerando, contemporizando con los chicos. ¿Enfrentamiento? No, no es enfrentamiento: es afrenta. Afrenta pensar que la confrontación es enfrentamiento. Confrontar, cotejar las reglas con su cumplimiento. Utilicemos el vocabulario con propiedad. Y las reglas son claras. Es una de las escasas y necesarias constantes en un universo caótico.
Lo que sí aprendo es a callar más, a dar la clase sin esperar nada de ellos y a no malgastar ni un segundo en los que no quieren aprender. Ya llegarán las notas. Y yo las pondré en justicia. Y si luego quieren reclamar, que lo hagan. Aquí sólo hay un catedrático y ése soy yo, y defenderé mi ciencia contra cualquier pretensión torticera de alcanzar una nota que no se ha ganado. Y no cederé ni un ápice, así venga el Susum Corda a decir lo contrario.
Pero no todos son quejas. Hay quien reconoce mi honestidad académica. Mis colegas, N. la primera. Cuando finalmente consigo arañar el tiempo preciso para elaborar un papel y se publica, recibe comentarios laudatorios.
Me llama la atención sin embargo que detrás de sus felicitaciones no haya más debate. Mis trabajos plantean dudas, cuestiones. Pero nadie los contesta. Se limitan a darme la enhorabuena, como si su función fuera quedar escrito y nada más. Y yo quiero abrir un camino. ¿De qué sirve un camino si luego nadie lo sigue, lo recorre hasta acercarse a un nuevo lugar?
Y en cuanto a los alumnos, también tengo mis partidarios, menos tal vez que mis detractores. Me gustaría creer que me defienden porque entienden, pero lo dudo. Antes bien creo que comprenden que mis intenciones son honestas, y eso les basta, aunque sigan sin penetrar en lo fundamental. Cada vez estoy más convencido de que el problema es el lenguaje. Hay algo que se me escapa. Hoy, por ejemplo, no sabían el significado de la palabra “ancilar”, y me permito la broma de decirles que no es asunto secundario saber lo que es ancilar. Por supuesto no entienden la broma. Les mando a la biblioteca. “Queréis ser filólogos, tendríais que leer más, consultar más el diccionario. Los diccionarios”. Uno, que no debía conocer mi regla de los móviles, ha buscado el significado en línea. “Ancilar: Secundario, auxiliar, jaja”. Ahora lo pillan. No voy a castigar en esta ocasión el uso del móvil, aunque me cueste. Después de todo, la aplicación del móvil es la única que habla mi mismo idioma (no así sus usuarios) y me ha servido de traductor simultáneo. Aun así se que me ponen motes y que a mis espaldas son muchos los que hablan de mí como el Lord Sith de la lengua, y Palpatin, que al parecer es el nombre de ese personaje de unas películas de mucha fama, una space-opera, creo.
De nuevo hoy comenté con N. y con Z. en la cafetería otra palabra que había surgido en clase. Coinciden conmigo en que es asombroso el grado de desconocimiento de nuestra lengua. Z. cree que tal vez debería elegir palabras más sencillas. ¿Más sencillas? Todas las palabras son sencillas, están ahí para cogerlas, clamando por ser usadas. N. me explica que lo importante es comunicar, que lo adecuado es superior a lo correcto, y que si eso supone utilizar un lenguaje común, aunque sea depauperado, sea. Por primera vez no estoy de acuerdo con N. Últimamente ve a demasiada gente de Literatura. Eso es. Pero no quiero discutir con ella.
Y luego pienso: “tal vez tenga razón, quizá debería reducir el espectro de vocablos empleados en mis charlas para asegurarme de que entran dentro del glosario que manejan”. Se me ocurre decirlo en alto y Z. me sorprende diciendo “¿pero tú ves como hablas, tío? ¿se puede ser más ...?”. “¿Más que...?”, le respondo genuinamente interesado. Pero no contesta. Tal vez no quiera. Pero ¿y sí es que no tiene la palabra para contestar? (Y eso de “tío”?)
Así y todo, he reducido el número y la amplitud de mi vocabulario en clase. Y durante un tiempo parece funcionar. Es más, estoy paseándome últimamente más por el patio, haciendo trabajo de campo. Quiero saber cómo hablan.
Efectivamente hablan un lenguaje distinto. Uno asegura que no es que hablen menos sino que hablan distinto. Distintos idiolectos, dice muy satisfecho de usar una palabra de las que supone del corpus de la carrera. Pero quitando un par de docenas de términos, polisémicos por ende, y cuatro locuciones omnibus, no generan realmente suficientes reemplazos como para hablar de idioma propio. Ni más propio. Varios términos ingleses, que generalmente usan, como he podido comprobar, alumnos que todavía lidian con la asignatura de Inglés II y que no podrían mantener una conversación medianamente fluida con un nativo de la pérfida Albión. “Bro”. Tal vez podría escribir un informe de esto, pero me da tanto miedo como pensar seriamente en la locura. No mires al abismo, avisó Nietzsche. Hay un agujero infinito, una sima más peligrosa que aquella de Aldecoa, un agujero negro que absorbe la luz y las palabras y no las vuelve a dejar escapar. Les pongo más lecturas obligatorias. Se quejan.
Los trabajos que me devuelven son sobre todo malos refritos de lo que se supone que deberían haber entendido. Hay argumentaciones donde no sólo usan párrafos ajenos enteros, sino que ni siquiera vienen al caso de lo que luego afirman. Un desastre.
Y el método que quise utilizar, ahora está provocando una simplificación absoluta de la materia. ¿Puedo permitir esto? Los apuntes se han reducido, cada vez hay menos texto y más imágenes. ¿Quién fue el imbécil que dijo eso de una imagen vale por mil palabras? Un enemigo del lenguaje escrito, un amigo del wassapeo. La imagen sólo vale mil palabras si hay mil palabras que la respalden, si existen esas mil palabras para interpretarla. Y parece que no, que cada vez hay menos. Se está convirtiendo en una obsesión. Desaparecen las palabras. Se están perdiendo. Se lo digo a N. y me mira con cara de preocupación.
Últimamente hablamos menos. Hemos tenido mucho lío los dos, con las clases. O tal vez es que sin saberlo se ha abierto una brecha entre nosotros. ¿Será Z....?
Pero se pierden. Hoy comprobé que hay compañeros míos que también tienen problemas en su comprensión. Sus miradas cuando intento hablar con ellos van desde la admiración hacia el genio que habla idioma desconocido al desprecio por el tipo raro que habla un idioma desconocido.
¡Dios mío!
Pero cuanto más pienso en ello, cuanto más intento relacionarme con los alumnos más me cuesta, más me duele, ver en qué está parando todo. No sólo han perdido los significantes. Están perdiendo los significados también. Era lógico, el paso lógico siguiente. Descubro en sus interacciones un carácter más básico, más primario, como su lenguaje. Violencia, deseo, hambre, sueño. Las palabras se acortan, prácticamente todo se transmuta en interjecciones. Curiosamente las palabras que muestran una mayor resilencia son los exabruptos, los tacos. Todo el mundo sigue diciendo “coño” y “joder” y “tócate los huevos”, pero incluso eso es progresivamente sustituido por gestos, por kinésica, lengua en potencia que no acaba de realizarse materialmente. Y si mueren los significados... ahora lo veo. Un mundo donde no hay solidaridad, ni libertad, ni verdad. El otro día ví a un chico maltratando a su novia. La tenía agarrada del brazo y ella pugnaba por liberarse sin conseguirlo. No pronunciaban sin embargo palabra alguna, ella lloraba, él gruñía. Eran una escena de violencia de cine mudo. “¿Qué está pasando aquí?” “Eh?”, preguntó el agresor. “Suelta a esa chica inmediatamente”. Tuve la suerte de que era alumno de la facultad, tal vez, o que reconoció mi intención en mi postura, en la proxemia. Soltó a la chica. La chica se fue enseguida. No dijo gracias. No dijo nada. Se fue huyendo como la liebre escapa de la serpiente. La serpiente tampoco miró hacia ella. Cuando dejé de mirarle para mirar a la que escapaba también se escabulló reptando. Tal vez debería haber ido tras él. Aplastarle la cabeza, una víbora menos en el mundo. Pero me sentía superado. Sobrepasado de incomprensión. ¿Había muerto la palabra “amor”, “respeto”, “consideración” había muerto? ¿Qué mundo sin palabras quedaba?
He ido a ver a N. a su casa, y le he dicho eso que hace tiempo que no le decía. Creía que no era necesario, que estaba ya sobreentendido, pero ya no me fío. “Te quiero”. Para mi horror, no contestó nada. Sí, me abrazó y me besó a continuación. Como si sólo entendiera la acepción que se relaciona con el acto sexual, o anticipatorio del acto de yacer. Y yo no quería eso. La separé, y tomándola de los brazos para mantener la distancia, busqué en sus ojos. “¿Comprendes lo que te digo? ¿Entiendes el español?”. Era una súplica desesperada. Necesitaba saber que al menos ella, al menos esa palabra sobrevivía, al menos entre nosotros. Y entonces sucedió. Su cara se transformó como por ensalmo. Sobre sus ojos parecieron extenderse como nubes de tormenta, como un velo negro, opaco. Se soltó y sin pronunciar una palabra me señaló la puerta. El estómago se me revolvió como si me hubiera clavado algo. El silencio. Me había clavado un largo puñal de silencio, de nada.
Trastabilleando, a trompicones, atiné a volver a casa.
La había perdido.
Ella, la que era para mí todas las cosas, todos los significados, mi interlocutora. Los días siguientes fueron un infierno donde descubrí que me había quedado solo. Casi no hablaba (¿para qué?), pero nadie hablaba conmigo tampoco. Era el silencio ominoso que había entre una lluvia de fuego y la otra, y entendí perfectamente al personaje de Lugones. El fin está cerca, puedo encerrarme y sobrevivir un tiempo.
Huí a la biblioteca. Allí estaba lo que necesitaba para sobrevivir hasta el final definitivo. Abría libros al azar, corriendo de estante en estante. Los abría por cualquier página y gritaba las palabras en las que se posaba mi vista. “Deletéreo”, “yuxtaposición”, “crónica”, “belleza”. Las bibliotecarias me miraban con asombro y espanto. Les grité “¿entienden? ¿entienden?!” Claramente no entendían nada. Se miraban entre sí y luego a mí. Un loco que vociferaba, una voz clamando en el desierto más absoluto.
Y de nuevo, un nuevo escalón hacia el infierno. El último volumen que abrí no tenía todas las letras, habían desaparecido varias palabras. Antes de que se perdieran del todo tenía que hacer algo: empecé a arrancar sus páginas y a comérmelas. Tal vez en mí sobrevivieran, tal vez si las conseguía tragar todas no se desvanecieran. Arrancar y comer, arrancar y comer. Dos bedeles han entrado e intentan sujetarme. Me libero con la fuerza que da la desesperación y corro entre las mesas, esquivándoles mientras sigo comiendo páginas. Me atraganto, pero sigo. Es demasiado importante para parar ahora. Me sofocan las palabras. Las últimas que quedan....

... ... ...
Quizás hayáis oído que el profesor J. ha muerto. Era un respetado miembro de nuestra comunidad universitaria, pero desgraciadamente sufrió un trastorno nervioso que no fue diagnosticado a tiempo y que acabó por producirle una crisis psicótica, a raiz de la cual terminó con su vida. Lamentamos profundamente su muerte, y os pedimos que guardéis ahora un minuto de silencio por él.
rafarrojas J.,31 de enero - 1 de febrero 2018

25 de enero de 2018

La Comtessa de Dia, un comentario de rafarrojas - los trabajos en grupo - la miseria humana

(Mil años sin asomar el hocico por aquí y, claro!, se acumulan los temas...)
Empezaré con lo primero: un comentario sobre una poesía de la Comtessa de Dia (no día, sino Dia), trobairitz. Era uno de esos trabajos en grupo que nos impone Bolonia a los universitarios, estupidez suprema del que planeó el futuro de las academias, pero lo que leéis a continuación es sólo mío (con un aporte bibliográfico de una de mis tres compañeras y un párrafo suyo reorganizado por mí). - Las imágenes las he cogido de la web.


A CHANTAR M'ER DE SO Q'IEU NO VOLRIA




La literatura parece oscilar entre dos imposibles: el absoluto Yo, la individualidad, y su total supresión-disolución, con el autor mimetizado en el fondo indistinto de una técnica determinada, un estilo, una forma, un género, una época.
Imposible lo primero, porque -como diría Parménides- “ex nihilo nihil fit” (nada sale de la nada) y también que “no man is an island” (ningún hombre es una isla)– en palabras de John Donne- y al final todos compartimos un mundo de conocimientos y creencias, y la creación es producto de la acumulación y el sedimento, una senda hecha a hombros de gigantes.
Pero igualmente imposible lo segundo, como se puede apreciar en la autora en la que hemos centrado nuestra mirada para este trabajo: la Comtessa de Dia.
Incluso en un tiempo en que lo más valorado era la capacidad para usar con maestría exactamente-los-mismos recursos y temáticas (Victoria Cirlot afirma que “en la literatura medieval no es posible enjuiciar una obra por su originalidad temática”) la figura de esta trobairitz descuella con luz propia innegable, una de esas escasas excepciones a la regla que da la profesora Víñez en sus clases (“antes de Petrarca, no hay verdadera individualidad”).
LA AUTORA: UNA MUJER DE VERDAD
La comtessa de Dia si fo moiller d'En Guillem de Peitieus, bella domna e bona. Et enamoret se d'En Rambaut d'Aurenga, e fez de lui mantas bonas cansos.
Frente a lo impreciso e incierto de los datos, y por discutir se discute hasta su nombre (Isoarda o Beatriz) y los años que le tocó vivir (con cerca de veinte años de diferencia, casi una generación en un tiempo que la esperanza de vida era generalmente corta) y que estuvieron a caballo entre los últimos del siglo XII y primeros del XIII, la Condesa de Día (Die, Diá, Diois, en el departamento del Drôme) se presenta a sí misma, gracias a su obra, como una mujer de verdad. Una señora (domna), en todos los sentidos del término, incluyendo el nobiliario y el amatorio, de moño y/o trenza (casada) que amó y fue amada, y creó y nos ha dejado 4 cansós, y posiblemente una tensó, enseignada y de alta alcurnia (de armiño su capa, diadema en la frente, halcón en el puño).
Recubre de carne esos huesos de tinta el sentimiento que reflejan sus versos, los de una enamorada que tan pronto se ilusiona como se duele (mirada baja, discreta señal de pesar o melancolía), que sufre al ver que puede perder a su amante por otra mujer más joven pero no de más pretz, paratges, beutratz e fis coratges (mérito, nobleza, hermosura y fiel corazón) Para afirmar que la Comtessa era singular basta con echar un vistazo a las cifras: 2542 composiciones de un 350 poetas y de ésos tan sólo 20 compositoras con nombre y de esas 20 sólo seis tienen vida y de las 6 sólo dos son valoradas como autoras de “mantas bonas cansos”, (curiosamente, las dos que disputaban el amor del de Aurenga, la Comtesa y Azalais de Porcairagues). Y sigue, que nuestra heroína es la más retratada en los cancioneros (hasta 5 miniaturas), por algo será. Y sólo ella tiene canción con partitura: en el folio 204r-vᵒ del ms. W . [...y si este trabajo no fuera en papel sino en video, utilizaríamos de banda sonora, preciosa y evocadora, que nos devuelve a un tiempo tan rico, alguna de las interpretaciones que circulan por ahí: "The Romance of the Rose: Feminine Voices from Medieval France," con Joyce Todd como directora y soprano, con dos arpas, viella (como aquella del Tristán de Béroul, versión Cirlot, pág 174: “Llama a uno que toca la viella”) , rabel, zamfoña monocorde, o en versión más cercana, la de Montserrat Figueras (soprano) y los conjuntos de La Capella Reial de Catalunya y Hespèrion XXI dirigidos por Jordi Savall.
La cuestión de la singularidad se traslada también, como no podía ser de otra forma, al código de ese amor cortès, fin’ amors, verai amors o bon’amors, un discurso dominado abrumadoramente por el número de autores masculinos. Ante esa tesitura (que algunas analistas identificarían como “antropocentrista”: hablamos de lo que YO siento por tí) caben pocas opciones: o asumir el rol que se deja al cantor y compositor de las trobas (hombre que acepta su vasallaje a una domna) o ofrecer una perspectiva real de la mujer con su auténtica forma de amar. Esa dicotomía la refleja también Joana Maria Sastre Vanrell (profesora de la IES Albuhaira en Palma) en su trabajo, Les trobairitz: La fin’amors des del punt de vista femení L’Oralitat en la Literatura Catalana Medieval:
[...]la dona trobadora dubta entre mostrar-se com a “domna”o com a “vassall”. Si en la poesia adopta la posició de “sotmesa” és un reflex de la realitat; en canvi, si es mostra com a “domna” el que fa és seguir els paràmetres dels trobadors homes... però, com pot manifestar els seus sentiments des d’una posició “superior”? A més, la cançó ve a ser una “requête d’amour”: una actitud que presa per par d’una dona no era ben considerada al se temps.pág 19
En nuestra opinión, la Comtessa hace el milagro de ser fiel a ese código y aún así ofrecer esa genuina visión de una mujer, señora y enamorada, lo que hace que resulte más sincera su emoción, más identificablemente genuina la pasión de aquella que tomaría sin pensarlo a su amante por marido (y no un artificio que intenta ocultar con platonismo lo que no deja de ser erótica adulterina, “rollo barato de un buitre” diríamos hoy en román paladino). Una pasión patente en ese “car eu l'am mais que nuilla ren que sia” (te amo más que a nada: se puede decir más alto, pero no más claro). Por eso la profesora Viñez recuerda las palabras del crítico del XIX, Coll i Vehí, de “ardiente” y cómo aquel otro, Schult, que calificaba las poesías femeninas como sinceras, apasionadas y osadas : en nivel drutz sin ambages.
Como dice el profesor José Julio Martín Romero de la Universidad de Jaén: “no se trataba sólo de literatura, sino también de formas de comportamiento reales” .

Género: amor cortés, mala cansó (canción de dolor), emparentada en mayor o menor medida con aquellas "frauenstrophen"(canciones desde el punto de vista de una mujer), las chansons de femme (la contrapartida del fals amor ). Según Fredric L. Cheyette & Margaret Switten, se construye en torno a las nociones vinculadas de pecado, falta y traición : “To elaborate these notions, the comtessa adopts the vocabulary of disputes over lands and rights and of oaths of fidelity” (Una canción reivindicativa, nunca mejor dicho: rei vindicare). En este sentido, no nos parece casual el uso continuo y reiterado de la palabra “amigo”, en sus diferentes formas (amia, amics y junto con los adjetivos usualmente añadidos bels amic gens, bello y gentil amigo), porque este título comporta en la mentalidad de la época una serie de obligaciones (lealtad, apoyo, consuelo, etc), que van más allá de lo que hoy se pediría a un simple amante o a un amigo, y que casi rozan un carácter jurídico-contractual.
Hipertextos: Martín de Riquer habla en su presentación de que es comparable a las Heroidas de Ovidio, una obra no sólo por sus características de género epistolar como la misiva de la Comtessa a su amante reclamándole atención, sino por presentar la supuesta correspondencia de las mujeres a los hombres...Y no deja de resultar efectivamente curioso el paralelismo de algunos versos “Por fuerza has de tener otros amores.” con aquel reconocimiento de la Comtessa “c’una non sai loindana ni vezina, si vol amar, vas vos non si’inclina”. Por seguir con los hipertextos, el profesor gaditano José Gallardo Alberni, en su blog de música Aeterna Christi Munera, señala también que el “Chantar...” usa motivos del idilio II de Teócrito. Hasta cierto punto, creemos, se puede aceptar esa afirmación, porque igualmente esta composición trata de cómo una mujer joven y hermosa (Simeta) intenta recuperar el amor de un hombre (Delfis), por quien se siente abandonada “Y hasta que fue ayer, no encontró en mí ni un defecto en mí” verso 145 que se refleja en aquel “c’atressi.m sui enganad’e trahia” (engañada y traicionada), verso 6 de “A chantar..”. Pero ahí se acaba el parecido, que Simeta es pobre y no así la Comtessa, que es mujer cultivada y poderosa.
Una última referencia es aquella explícita, pero a la vez incontrastable -por no contar con manuscrito de la historia, o leyenda propiamente dicha-, que hace en los vv. 10 a 12:
[…] anz vos am mais non fetz Seguis Valenssa,
e platz mi mout quez eu d’ámar vos venssa,
lo mieus amics, car etz lo plus valens / […]
Para nosotros sirve de ejemplo que nos hace pensar que dicho rol es intercambiado entre amantes. En dichos versos ella se dirige directamente al amante para explicar que le ama más de lo que Seguís amó a Valenssa. No sobrevivió, decíamos, ningún texto de tal leyenda, que debía ser bien conocida en tiempos de la autora, pero de la cual sabemos que Seguís fue un amante entregado a Valenssa, como lo es la Comtessa de Dia en este poema. De hecho, entre estos versos no solo destaca el hecho de que ella asuma el rol de hombre como amante de la dama, que es Valenssa, sino que además dice que le alegra saber que le ama más ella a él, contrario a lo que era el amor cortés, ya que la dama era la que debía sentir menos por el amado y ser seguida por el amante, no como ella hace con Raimbaut D’Aurenga.
Elementos de la comunicación: Nivel drutz (se ve en el verso “como empezó nuestro amor” que indica un recorrido largo y un comienzo). Cantar leu: no hay retorcimiento del lenguaje. Cinco coblas singulars y una tornada de dos versos (siguiendo al maestro Riquer). Razó: reclamación del amor debido, por reivindicación de su propio valor (pretz). Dos elementos sobre los que pivota esa sensación de traición: la presencia de un tercero, autr’ amors, que suponemos Azalais pero que no es directamente mencionada, y la de los lauzangiers o lausengiers, (testigos, ¡cotillas!, del encuentro que pueden avisar al gilós,el marido, de lo que ha sucedido), maledicentes y correveidiles deleznables a quienes despreciaba la Comtessa (y que sin embargo fueron la verdadera razón de la necesidad de senhal, secreto, en el amor cortés barra adulterino): [...] tan presentes para la comtessa de Dia que les dedica una de sus canciones: ‘Fin joi me don’alegranssa’, en la que expresa su despreocupación por las maledicencias de éstos llegando, incluso, a amenazarlos
Dístico de despedida al final del poema.
La Comtessa no quiere que su amistad se rompa, pero lo hará, avisa, si no responde adecuadamente el amigo. Hay súplica, y reconocimiento del valor del amigo, pero hay orgullo de quien se sabe dotado de todas las galas que puede pedirse en una domna. La altivez no es de caballero, sino de felón.
Tópicos:
Aunque volveremos sobre ellos más adelante, enumeramos los que hemos descubierto en la lectura de este poema de La Comtessa. La Queja Amorosa.La Amada (en este caso, el amado) Inaccesible. Lucha Entre Amantes, Amor –Guerra.La Comunicacion Frustrada.
Concretando el análisis de los campos semánticos en el semántico observamos que: No hay preludio primaveral. En su lugar hay un “me veo forzada a recordarte” (notificación de deuda).
No sabemos cómo interpretar exactamente la cuestión del secreto, la señal o signo (senhal). No se menciona el nombre (supuestamente, Raimbaut d’Aurenga), pero se hace una declaración pública, porque “no se quiere hacer” lo que implicaría una idea de “es contrario a lo que debería/podría” y de hecho nos parece que en sus poemas la Comtessa “se moja” mucho más de lo que haría otro, y no valora en un ardite, una higa, o la formitz de Gilhem de Peitieu, lo que digan otros, lo que piense nadie. Por eso ¿esta declaración no es contraria al secreto?... No llegamos a un acuerdo sobre esto.
La idea de pacto (repetido en el convinens, v 29) está presente desde el principio, en la presencia de volria, la voluntad como requisito indispensable de cualquier compromiso o trato aunque aquí se exprese en un sentido negativo incluye el positivo (no querría). De hecho es lo que diferencia el amor al amigo de la relación marital. En este último caso, el matrimonio era acordado pero no involucraba la voluntad amorosa, matrimonios en su práctica mayoría pactados al margen de los deseos individuales de los contrayentes. En el Amor la persona es “dueña de sí misma”, como diría Andrés el capellán, y esa propiedad se materializa en el ejercicio de la voluntad.
En rancour, está la queja amorosa.
El uso de ma/mos hace referencia al yo lírico de la comtessa. Si la utilización constante de “amigo” implica la posición de obligación del “demandado”, esta enumeración exhaustiva y también repetida de los valores de la “demandante” recuerdan esa serie de cualidades que en una dama la hacían merecedora de un trato determinado, sujeto de derechos (“porque yo lo valgo”, diría ahora la publicidad). Es más, que luego dice en qué casos desistiría en sus derechos: “si fuera esquiva”.
La importancia de la traducción queda patente en este mismo verso: nosotros hemos utilizado la edición de Martín de Riquer donde el desavinens del original se traduce como “esquiva”. Sin embargo, en el libro de Mariri Martinengo, “Las Trobadoras, poetisas del amor cortés” , ese mismo verso queda en español como “como sucedería si fuera poco agraciada”. Evidentemente, el sentido de la frase varía totalmente con esta distinta interpretación: en el segundo caso, se transforma el significado haciendo recaer el peso sobre el tema de la belleza como condición sine qua non del proceso amoroso.
Seguís-Valensa. Ya mencionado – como perdido-, citado según recuerda Martín de Riquer por Arnaut de Maruelh , en este caso implica la entrega y el compromiso de la Comtessa con la relación (además, como siempre ocurre con las referencias directas a otras obras, sirve de prueba del carácter cultivado de la autora, enseignada).
El tópico AMOR-GUERRA queda patente en ese vensa, “venceros en amar.” y en el “rinda a vos” Vemos equivalencia en el valens y en el pretz, términos profusamente utilizados que orbitan en torno a los conceptos de lo que Andrés Capellán en su tratado señalaba como “personas aptas para amar”: todo el poema recoge las características que se deben reunir en el otro para alcanzar tal condición. La contrapartida del orgullo, relacionado con el mérito, esa gallardía, es la altivez, la otra cara de la moneda: el amor se mueve entre extremos claramente delimitados, como lo que ocurre en el Dante donde junto al pecado se encuentra la virtud correlativa. La Comtessa le recuerda a su amigo el fácil e inhabilitante paso (como persona “apta”) de un lado del espectro al otro.
Muy importante, con un peso tremendo en el comentario, es la referencia al “otro amor” (estrofa III, verso 17) que nos lleva a la reflexión sobre las máximas de Capellanus, de la que este poema es casi un resumen , tanto en lo que se refiere a la presencia constante del miedo a la pérdida y/o los celos, como precisamente a la presencia de un Otro, en este caso la relación triangular Azalais-Raimbaut- Comtessa Beatriz. Según la profesora Víñez,
[...] el trovador cumplió con la tercera de las Regulae Amoris de Andreas Capellanus: nadie ha de estar comprometido con dos amores, dedicando muchas de sus canciones a la segunda, si bien en la tensó manifiesta su correspondencia a la domna, identificada por muchos como la condesa. “[...] no es justo que otro amor os hurte a mí, no sé de ninguna que…” da por sentado que ella sabe que hay más… pero no como ella. Según Capellán uno podía ser amado por varios, pero debía amar sólo a uno/una. Leímos que Rimbaut pidió “espacio”. No sabemos en qué acabó todo, o en qué momento de la relación se encontraban cuando la Comtessa compuso esta mala cansó. ¿Era sólo queja/reproche/recordatorio o era un primer atisbo de la muerte de su amistad?
Terminamos:
En unos años plenos de símbolos, ella misma un símbolo, un icono. Así lo afirma Angelica Rieger “tiene el honor de representar exclusivamente a las trobairitz en las antologías de lírica trovadoresca y de verse considerada con prontitud por la crítica literaria como símbolo del lirismo femenino absoluto” .
NOTAS:
1.LA MÚSICA Y LAS TROBAIRITZ. EL TESTIMONIO DE LA COMTESSA DE DIA Antonia Víñez Sánchez y Juan Sáez Durán Universidad de Cádiz. Este trabajo forma parte del Grupo de Investigación HUM725 de la Junta de Andalucía y del Proyecto de investigación AGAUR, ref. 2014SGR51: “Pragmàtica de la literatura a l’Edat Mitjana”.
2. Y así, la investigadora de la Universidad de Vigo, que estudia las Formas de tratamiento otorgadas a la mujer por los trovadores provenzales recuerda como caso destacable el uso amia, forma de tratamiento con valor afectivo, cuando “es la propia dama la que se aplica este término” en el segundo verso de «A chantar m’er de so qieu no volria. ». Revista de filología románica, ISSN 0212-999X, Nº 7, 1990, págs. 131-150
3. El eterno presente de la literatura Estudios literarios de la Edad Media al siglo XIX. Editore: María Teresa Navarrete Navarrete - Miguel Soler Gallo. 035 Capítulo I La voz disidente de las trobairitz ANTONIA VÍÑEZ SÁNCHEZ, pág 65.
4. Recogido en DEL FIN’AMORS AL NEOPLATONISMO: AMOR Y CABALLERÍA EN LA NARRATIVA CABALLERESCA HISPÁNICA1 pags 120 y ss. Tirant: Butlletí informatiu i bibliogràfic, ISSN-e 1579-7422, Nº. 11, 2008
5. La voz femenina en las líricas francesa y alemana de la Europa medieval: Canciones De Mujer y Canciones De Alba. M. del Carmen Balbuena Torezano. Universidad de Córdoba.2014
6. Women in Troubadour Song: Of the Comtessa and the Vilana. Women & Music, VOLUME 2, Amherst College, 1998
7. Las Heroidas. Publio Ovidio Nason. Trad. De Diego De Mexia. Luis Navarro, Editor Madrid 1884, pág 102
8. Antonia Víñez Sánchez. LA SINCERIDAD POÉTICA DE LA COMTESSA DE DIA Ponencia en el I Congreso Internacional de Comunicación y Género. Sevilla. 2012
9. Usamos mayúsculas en esta recopilación de tópicos porque, como tales, tienen para nosotros categoría de títulos o epígrafes.
10.Mariri Martinengo, Las Trobadoras, poetisas del amor cortés. Colección: Cuadernos inacabados, nº28. trovadoras editado por Horas y horas 1997 Aparecen como traductoras María Milagros Ribera Garretas y Ana Mañeru Méndez.
11. Martín de Riquer, op. cit., página 801
12. II. EI que no siente celos no puede amar. III. Nadie puede estar comprometido con dos amores.XVII. Un nuevo amor destruye el anterior. XX. EI enamorado siempre está temeroso. XXI. EI deseo de amar crece siempre con los celos verdaderos. XXII. Los celos y el deseo de amar siempre crecen al sospechar del amante. XXVIII. La más pequeña sospecha incita al amante a pensar lo peor de su amada. XXXI. Nada impide que una mujer sea amada por dos hombres, ni que un hombre lo sea por dos mujeres.
13. La sinceridad poética de la Comtessa de Dia, op. cit.
14. Angelica Rieger Trobairitz, domna, mecenas: la mujer en el centro del mundo trovadoresco, en Mot so razo, ISSN 1575-5568, Nº 2, 2003, págs. 41-55
---------------

Segundo tema: se supone que no se hacen así los trabajos en grupo, que todos aportan algo y eso... Lo cierto es que hasta ahora no he conseguido no acabar currando como si fuera a hacerlo sólo.
Hay mucha mentira en esa idea que impuso Bolonia sobre los trabajos en grupo, equiparándolo a lo que ocurre en la práctica profesional.
mentira primera - en los trabajos remunerados profesionales suele haber un sistema jerárquico que organiza el trabajo de cada uno, asignando tareas claramente, llamando a los escaqueadores, controlando el desarrollo... No es tampoco un sistema perfecto, porque el jefe puede saber o no, querer o no, involucrarse en la justicia del trabajo, e igualmente hay quien se las apaña para no hacer nada. Pero... oye, al menos te pagan. En los trabajos de la facultad, una serie de personas a las que no sé por qué se considera como iguales en capacidad, talento y deseo de trabajar, y con mismos derechos a decidir sobre el resultado hacen un paripé de grupo social, comité... A mí ni me gustan ni se me dan bien.
mentira segunda - en el ejercicio profesional cuando hay trabajo donde intervienen varias personas, en muchas ocasiones cada uno lo hace desde su área particular, sobre la que nadie suele entrar a discutir o debatir, de nuevo con una delimitación clara: en periodismo, maquetador y redactor, o técnico y locutor,.... Aquí en ese aborto académico de Bolonia de nuevo, todos son y saben lo mismo (o eso se supone) y "aportan" de forma igualitaria.
En mi experiencia muy positiva formando parte de un equipo de proyectos europeos, por poner un ejemplo, cada uno tenía lo suyo y nuestra relación (muy buena, que recuerdo con inmenso cariño) era más de apoyo o refuerzo o de testeo. Yo llevaba la comunicación, la prensa, el diseño de papelería y la web.... Mi amiga Pilar llevaba evaluación, mi amiga Magda asesoramiento empresarial, MarMar o María José llevaban inserción laboral, Montse hacía de comisaria de igualdad, etcétera... Por supuesto que compartíamos y pensábamos juntos, pero cada uno con el foco en lo suyo, apuntalándonos mutuamente con nuestros distintos campos de expertise, como dicen algunos.
mentira tercera - la creación literaria (y la redacción de un comentario de texto lo es) es algo individual. Son contadísimos los casos de novelas escritas por dos escritores al tiempo (Weis y Hickmann, Erckmann-Chatrian, Lapierre y Collins, Niven y Pournelle....), cuando ocurre requiere una relación de años, una complicidad absoluta y total, casi como la de un matrimonio. No son, como en la facultad, una serie de individuos que se sientan cerca en el aula o cerca en el patio o cerca en la cafetería. Es más, que al menos para mí, esta historia imbécil de los trabajos en grupo me ha costado ya alguna buena relación y siempre un cierto daño en mi imagen de tipo sociable, abierto, accesible, etcétera, que cultivo si queréis con mimo porque deseo que la gente me quiera. En los trabajos en grupo de la facultad sale la parte verdadera más cutre de mi persona (absoluto hubris) y la parte falsa más idiota (contención del hubris en forma de varias componendas para no quedar del todo como un capullo).
En fin, que me cago en el gilipollas que inventó que uno puede aprender algo bueno de los trabajos en grupo de la facultad.
_____________

Tercer tema: ya he hablado antes de la subjetividad que desgraciadamente marca las relaciones académicas. Somos humanos, no nos cae bien todo el mundo, no caemos bien a todo el mundo. Puedes cagarla (lo harás) en la parte personal. No hay enseñanza intelectual pura, sino que con suerte topas con Maestros como Nieves Vázquez, Ana Sofía Pérez-Bustamante, Virtudes Atero... por citar alguna, aunque hay más.
Y luego darás seguro con o sin suerte con esos que van de porteros de discoteca, estorbando el acceso al aprobado porque quieren hacerse valer, esos que van de dioses o de supremos o de encumbrados y que fallan luego lastimosamente para motivar o transmitir o aclarar o descubrir... Mal asunto cuando al otro lado, como estudiante, no sabes mantener un perfil bajo, pasar desapercibido... No te da la gana o no puedes (es superior a tus fuerzas)
En esta segunda carrera mía ya he tenido mi pequeña y asquerosa cuota de odios cordiales, afortunadamente reducidos al mínimo. Pero alguien nuevo ha aparecido... y os hablaré de ella y de lo que ha hecho en otro momento porque ahora me tengo que ir... y esto está ya muy largo.