26 de junio de 2015

IRONÍA ROMÁNTICA - un comentario sobre un artículo de Ricardo Navas Ruiz, por rafarrojas

El colmo: mirar al que mira, comentar al que comenta....
Pero, ¡qué se le va a hacer!, es trabajito de la carrera y había que hacerlo. Pero sigo pensando como Tolkien, que en Filología deberían leerse a los escritores sobre todo, antes que nada. Que está bien cotillear lo que han dicho otros sobre el mismo tema (por ahora, así de pronto, los que me han gustado se cuentan con los dedos: Eco y Eagleton, por poner dos casos... y por supuesto, Salinas, que suena al doblaje español antiguo de los 50, remilgado pero bonachón, lírico... mi poeta favorito).
Y que hay mucho crítico de mierda, rolleras infumable, que hacen eso de lo que acusaban a Clarín en su faceta de crítico literario: poner bien a los consagrados, criticar a los noveles (de fama débil que se puede maltratar).
Y esos otros, los académicos academicistas que no saben escribir como dios manda (como aquel A.Mendoza, reputado catedrático, prócer preclaro, de Didáctica de la Lengua, que escribía El espacio de la didáctica de la Lengua y la Literatura se configura como un espacio de intervención en los procedimientos de enseñanza y de formación, a partir de la consideración de los condicionantes que regulan los procesos de adquisición y aprendizaje de los dominios expresivos y comunicativos"... joío poeta, amo del lenguaje!) y sin embargo ahí están, dando por retambufen a los pobres estudiantes, que ningún libro se lee con tanta atención como los artículos-bazofia del Sr Tal y Cual, Catedrático, que caen en el examen. Y se creen algo porque inventan nombres para el glosario de los arcanos, como el imbécil de Jauss (se escribía así?), tan admirado. Y mejor si el tiempo los pasa y cubre, que solo faltaba que sobrevivan.

Jajajajaja, paja en el ojo ajeno....

  
1. El modo irónico y la literatura romántica española, un comentario sobre un artículo de Ricardo Navas Ruiz (con una reflexión propia sobre El Estudiante de Salamanca)
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor-din/el-modo-irnico-y-la-literatura-romntica-espaola-0/html/ffa8b852-82b1-11df-acc7-002185ce6064_1.html#I_1_

Para ironías, las del romántico!
 rafarrojas

Navas extrae los rasgos coincidentes de la definición de ironía (que existe desde que el mundo es mundo, y literariamente como figura retórica desde los griegos clásicos) con la visión que el ideólogo del Romanticismo, Schlegel  (que se suma a Hamann y Herder... ¿Alemanes con sentido del humor? ¡qué ironía!), hizo sobre el carácter, credo y esencia del escritor romántico, para concluir que donde se convierte la ironía en una forma de vivir (es decir, de escribir) es en el Romanticismo. Ironía como irrealidad, confusión y juego de espejos.

En segundo lugar, el profesor de Massachusetts reivindica la existencia de esa faceta de arma arrojadiza y sutil de decir sin decir diciendo otra cosa, ese ejercicio de inteligencia con puntito de humor que es la ironía, en nuestros autores patrios: Espronceda, Zorrilla, Larra, Campomanes... (y para Carnaval, el de Cádiz). 

Respecto al primer presupuesto de ese discurso, suscribo: tiene su lógica.
El romántico, que no es más que un ilustrado desengañado en mayor o menor medida, tiene de sus antecesores del siglo XVIII esa aspiración a la crítica. Para criticar hay que contar con libertad mental.
La otra, la libertad material (ausencia de censura), va a experimentar avances y retrocesos (aún estamos en ese baile), según los que mandan sean más conscientes del riesgo que corren de no seguir mandando con ello. De hecho, la ocasional falta de libertad real también coadyuva a que se oculte la verdad en las palabras, a la escritura entre líneas... a la ironía.

Igualmente las Luces, al dar ese valor supremo a la capacidad de razonar, a la inteligencia, también siembran ese espíritu que les sigue de ingenio, de abstracción conceptista.


La idea es peregrina por definición y aunque siempre vuela de vuelta como las golondrinas de Becquer a la realidad, sólo alguien que esté dispuesto a habitar en lo aéreo y libre, en ir a donde le lleve el viento, puede realmente ser irónico.
El romántico se pierde en las nubes, en los sueños, en la etérea irrealidad de lo que no es.

A la segunda cláusula de Navas tal vez le añadiría un matiz, en la línea de lo que afirma Octavio Paz y que recoge Navas.
En nuestro carácter nacional, más pasional y extremoso que los de nuestros vecinos, la crítica es más feroz y la ironía se torna sarcasmo o directamente mofa y befa sangrante con facilidad.
Paradoja. Se puede decir que nos limita aquello que irónicamente retrataba Larra: Nuestra alma de “castellanos viejos” que gustan de llamar “al pan, pan y al vino, vino”.
La diferencia entre ironía y sarcasmo es el control. Los ingleses, por ejemplo, son buenos en la ironía porque están acostumbrados a callarse lo que sienten y no lo que piensan. Una ironía es una sátira secreta.
Y en los españoles se tiende a no parar mientes a la hora de atacar. No nos va tanto el disimulo.

Pero igualmente es cierto que no es cosa fácil afirmar “aquí el autor quería decir lo contrario”, si asumimos que ironía es verdad escondida en la apariencia contraria (y como decía Berkeley, sólo es real aquello que se percibe). ¿Quería decir lo contrario?

Tomaré como ejemplo el texto de Espronceda, “El Estudiante de Salamanca”.
 ¿Es un manifiesto contra la razón o por el contrario la última forma de admiración de ella?
Hay más cosas en el Cielo y en la Tierra de las que pueda soñar tu filosofía, Horacio”. Hamlet. Escena V. Acto Primero.

Noli Me Tangere (1769)
Anton Raphael Mengs

Muestras de razón o falta de ella en El Estudiante:
... El uso repertido del “quizá” y del “acaso”, el empleo habitual del condicional, que representa duda y razón incierta.
... El recuerdo de aquello que se escapa a la “adusta razón”-el sentimiento, la esperanza- “sin que lo comprenda jamás la razón”.
... La negación empecinada del protagonista hacia los prodigios (“sermón” y “farsa”), la fe y la religión, territorio ajeno a la razón: “la mente del hombre no alcanza / en su rápido curso a seguir
....Cómo el misterio, lo inexplicable, son al final los que de hecho deciden el destino del personaje, y no lo cierto, lo incontestable.
... El pasado y el futuro (territorio de lo que no es tan real, porque queda fuera del conocimiento y de lo experiencial) enfrentados al presente, a lo inmediato.

Todo habla en El Estudiante de Salamanca de una contienda, lucha, entre lo razonable-mundano y lo espiritual- inaprensible. Una contienda donde el perdedor está claro, don Félix. Y don Félix, encarna a la razón: el Villano.

Dicho de otra forma, el villano, el malo, el mañara de turno, es el que no se llama a engaños, vive el presente, el hombre del panpan y vinovino, el del muerto al hoyo, vivo al bollo... El que usa la razón.
Y los buenos, la justicia, la hermosura, el poder superior lo ostentan los espíritus, la sombra, el milagro, el sentimiento.
Estos últimos acaban por imponerse.
El triunfo final (ironía) es para la (otra) gran desconocida (incognoscible), la Muerte.

Vale, que el villano es también héroe, porque es valiente hasta lo indecible... pero para lo que le sirve todo su valor, fuerza, decisión...!
Y si me apuras, tal vez sea héroe precisamente porque puesto a rebelarse se rebela incluso contra sí mismo, contra su sino, contra la tontería del sentimiento y la fantasmagoría... manque pierda.

Ricardo Navas concluye con el ejemplo de Campomanes y deduzco de sus palabras (no he leído todavía nada de este autor) que es el paradigma español de la ironía: distante pero de sonrisa leve (aleve) que niega las jerarquías y las valoraciones consagradas (...habrá que leerlo).

LARRA: UN MATT GROENING DEPRESIVO EN EL SIGLO XIX - Comentarios y divagaciones de rafarrojas

Sigue el rincón del vago propio, ¿alguien lo usará? Debería ser rincón del medio-vago, porque un vago de verdad ni se molestaría en buscar-encontrar esto... será que ya no hay vagos de verdad, como aquel pretendiente de El Libro del Buen Amor que se quedó tuerto por no moverse e impedir que le cayera una gota sobre el ojo en mitad de la siesta. En todo caso, aquí queda para la posteridad inmediata, no posteridad posteridad, sino una de quedan dos días de posteridad, porque a veces pienso que ésta es tan escasa como un verdadero vago, que cualquier día es el último día. Y dicho esto, un regalito chiquitín de un estudiante a otros, de vuestro amigo y vecino rafarrojas.


Larra: Un Matt Groening depresivo en el siglo XIX
rafarrojas 
Nota previa. 
 El escritor nos espera a la vuelta de la página, como en acechanza. Y no podrás huir de aquella trampa sin dejar en ella una parte de ti mismo, como zorro que lleva mordido de acero un miembro, huella que sangra ideas ajenas que se clavan como dientes.
Si llegas sin saber nada, todo será sorpresa y así su ataque será más contundentemente real, y nos maravillaremos de que ese misterio ajeno, ese fantasma, tenga tanta carne, materia, para golpearnos.
Si no conoces a Larra, encontrarás entonces una inteligencia ninja, un furioso razonador, un analista acerado e inclemente, que atacará sin piedad, en esgrima veloz, prejuicios y fingimientos. Y cuando el allí y entonces de Larra se transforme en el ahora y tuyo, no podrás negar su realidad, la realidad que no cambia aunque la disfracen los tiempos con nuevas ropas. Y sigue siendo la miseria humana igual, la humana política, sociedad, arte, humana y ajena; y el necesario Otro, un bruto que se nos impone irracional.
A lo mejor es bueno, no saber nada de Larra, para que sea él quien se cuente, para que sean sus palabras y no las palabras de otro sobre sus palabras las que nos guíen en ese doloroso cuento de realidad de final fatídico.
Si conoces a Larra y tienes barniz de su historia, entonces le oirás sabiendo siempre que fue un hombre muy solo, del peor tipo de soledad que existe que es la que se da en medio de la multitud, alienado. Y le mantiene el orgullo durante un tiempo, la soberbia, y también la esperanza, de dar con el sistema de superar su aislamiento, de formar parte no de esa sociedad que le tocaba sino de la que pretende moldear con sus noticias, sus avisos y su mensaje. Y cuando eso no ocurre, cuando concluye que está definitivamente solo, o lo cree, morirá trágicamente, porque toda su inteligencia no habrá resuelto ese problema último e íntimo de unión o comunión con sus semejantes. Larra es romántico porque es individuo solo. Larra es ilustrado porque no puede evitar mirar a los demás e intentar mejorarlos. Fracasa, creerá él, y elegirá huir de la tragedia.
Pero sus palabras resuenan en cada uno de los que pasaron por aquel rincón del pensamiento, un poco Larra todos ya siempre.

El Café – Un periódico del día

Curioso y no fácil manejo de su profesión y talante tiene que tener el periodista. Por cuanto que se ve condenado a hablar de lo que desprecia, a unirse al grupo que no soporta.
No existe, para él, espléndido aislamiento victoriano, sino la otra de prestar atención al mundanal ruido, barullo y estridencia de ese literato y esos contertulios de café, distintos en los detalles, iguales en su insoportable banalidad. Es espectador de necedades, relator de miserias, retratista (al cabo) de un tiempo que abomina: el tiempo de la superficialidad y la pose, de los fashion-victims y los pretenciosos y lechuguinos. Si por fuera resultan ridículos y falsos, por dentro les supone el observador vacíos y mezquinos. Pero es su sino. Su maldición es tener que hacerse eco de todos ellos, porque negocia con palabras, es tratante de verbos, y eso le coloca a su pesar en la categoría de los verborréicos.
No hay escape en el humor. Tal vez lo intenta. Pero lo cierto es que la sonrisa le sale amarga, la realidad le parece menos apetecible que el sueño, la información es arrastrada como puta por rastrojos por toda esa marabunta-barahúnda de ruidos y ruidosos, convertida en nada, en aire, una vez que llega (¿llega?) a los cerebros huecos que solo alientan tontería.
Y el café que debía ser foro y centro de ilustración, es en su lugar marjal, donde se ahogan los incautos (y los periodistas), tierra de fuegos fatuos, y de fatuos envueltos en humo de nicociana (nicotina), cortinas de humo. Un deprimente escenario del show-business social.
Va rebotado, encorajinado, fastidiado en grado sumo, y su único consuelo es ser capaz de ver más allá, la verdad, tal como la ve, pasados los espejismos y los disfraces varios. Pobre consuelo...

...Y una vez puestos a descabezar, descabecemos al propio periodista, a la publicación periódica que tan pobremente cumple su función. Publicaciones 2 semejantes en todo a esos sus lectores del café, porque no atina a contar cosa importante o a contarla bien o a contarla a tiempo. Y se copian unos a otros (Y eso me recuerda una historia que se contaba entre los del oficio. Que en aquel diario que ya murió hace décadas, el Pueblo, se firmaban a menudo las noticias con siglas “P.F.” y otras “T.F.”, y creían reconocer sus lectores en ellas las iniciales de algún nombre de autor, cuando en realidad significaban “Parcialmente Fusilada” y “Totalmente Fusilada”, que no se detuvo en Larra y el Correo la costumbre de copiar-fusilar las noticias que aparecieran en otro medio).


«¿Quién es el público y dónde se encuentra», en Revista Mensajero, n.º 47, 16 de abril de 1835. Firmado: Fígaro. 

El público es toda la gente que vive en Madrid, va a misa, se relaciona y visita, va de paseo, come en fondas, discute en cafes, se emborracha en hosterías, que compra o no literatura y consume ocio en teatros, toros, circos, en la casa del mago Mantilla,....
El público es esa parte de la sociedad cuya opinión cuenta, porque son quienes proporcionan el dinero, la fama, el éxito... o los niegan.
PERO (y esto los convierte en monstruos para el bachiller Munguía) no demuestran inteligencia en esa opinión, ni verdadero criterio. Y su número es cada vez mayor e incluye a personas progresivamente menos preparadas. El público tiene alma de bestia que reacciona, como por azar y capricho, brutos que ni siquiera tienen el valor de ser siempre iguales o indomesticables o no susceptibles de ser manipulados y dirigidos: lo mismo pueden ser manada de borregos (rutinarios) o hienas y carroñeros.
Larra (ineludiblemente individualista) se alinea con los que desprecian y se espantan ante el poder de la masa, un poder injusto porque no es equiparable a su formación o a su virtud. Es la plebe, el vulgo, la horda. Son el Otro, los otros, los que no saben pero aún peor, los que no quieren saber. Son los clientes, los usuarios, los ciudadanos, los votantes, los espectadores, los que ponen el dinero... Son inevitables y necesarios, ¡qué horror y qué lástima! Y Larra se reiría de ellos, si no les reconociera esa fuerza, inercia de masa (ciega) en movimiento: “...muchos majaderos, que no entienden de nada, disputan de todo

La masa no tiene nombre y no se la nombra. Por eso es posible criticarla con impunidad. El lector (de entonces) verá su retrato y creerá que se habla de otro al que conoce íntimamente, y se reirá como de una buena burla. O quizá, alguno suelto, vea su propio rostro y sienta algo de vergüenza y piense en salirse de ese difuso ente tan idiota. Supongo que Larra no abandona nunca (hasta el final) esa esperanza.
La masa no tiene nombre, pero sí hay referencias a personajes que son objeto de sus discusiones y charlas. Como aquellos dos toreros que triunfaban por entonces, Juan León y Fco Montes Paquiro (natural de Chiclana), o los actores José García Luna y Carlos Latorre (el primero de ellos nombrado por entonces Maestro Honorario de la Escuela de Declamación) o los cantantes de ópera la Tossi y Lalande (a los que recuerda Larra comparándolos con otra actriz, la Grissi, en una crítica teatral en “Postfigaro Articulos No Coleccionados. Londres: Forgotten Books.” la Tossi poseerá más dignidad en escena, mejor acción, mayor habilidad y verdad en el canto?” http://www.forgottenbooks.com/readbook_text/Postfigaro_Articulos_No_Coleccionados_1400006089/251 o aquel ilusionista que durante años anunció su espectáculo de luces y sombras y asombros en la calle de Caballero de Gracia, y que fue realmente el primer mago en actuar en España, Juan González Mantilla, el «fantasmagórico Mantilla».

Y van siempre en pares los citados, porque esa dualidad enfrentada representa el eterno desencuentro de ese público que no es uno, sino dos, porque es vicio español), (Ah, yo también digo aquello de “este país!”, jajaja). ese enfrentamiento feroz entre dos bandos, aun sin motivo, aun sin razón. -

«Las palabras», en Revista española nº 209, 8 de mayo de 1834. Firmado: Fígaro. 

Previo al anterior, escribió en este Larra ahondando o abundando en ese caracter de bestia amaestrable que es el prójimo. Peor que la bestia, puesto que ha creado un sistema, una estructura, una sociedad que pervierte el orden natural y deja a los hombres como las bestias más bestias que pueda haberse.
La cuestión latente e implícita es si se trata de un crítica feroz como parece, a ese planteamiento propio de Rousseau o por el contrario la defensa in extremis de esa misma postura. Lo ideal es afirma “lo natural”, pero ese producto natural ya no es como defendía el autor del Emilio 60 años antes, la razón. Lo natural, lo deseable, es la falta absoluta de ella. “Todo es positivo y racional en el animal privado de la razón”. ¿Estamos ante un romántico desengañado del optimismo ilustrado? ¿Adopta Larra el criterio de Hobbes y del hombre lobo para el hombre? Parece que sí. O más exactamente, lobo y borrego.
Aunque la crítica puede no ser tanto a la razón, como a esa cosa, aborto, engendro, que pasa por razón porque cuenta con algunos de los rasgos de la razón (la palabra, el discurso), pero no el fondo de lógica, de inteligencia. “Palabras todo, ruido, confusión: positivo, nada.”
Las palabras son trampas, traiciones. Así las usa el hombre común. Con la palabra nace la mentira y el engaño.
Y con las palabras se manipula a la bestia humana, “el arte de manejar a los hombres”.
No le queda siquiera el consuelo a Larra de estar fuera del sistema, porque es periodista y escritor y fabrica palabras y comercia con ellas. -

«Un reo de muerte», en Revista Mensajero, 30 de marzo de 1835. Firmado: Fígaro. 

Empieza estableciendo el paralelismo entre dos formas de teatro: el de la ficción y el de la vida diaria, “la fea realidad”.
Una idea, esa del mundo como escenario, que ya vimos en Calderón y Shakespeare (A kingdom for a stage, princes to act,/And monarchs to behold the swelling scene. Enrique V) .y que en Francia empieza a desarrollar Balzac por aquella misma década de los 30, y que juega con la confusión producida por la falta de verdad que hay en la realidad, por el espejismo y la mascarada (como en aquel otro artículo de Todo es Carnaval, o incluso el de todo es cementerio de Día de Difuntos). A Larra le atraía esa ambigüedad, o tal vez debería decir que se veía atraido hacia ella, en un proceso que lleva de la sorpresa “no puede ser cierto!” hasta la conclusión “lo es”. Imposible como parece, es lo que le ha tocado y no tiene la escapatoria del final, ni el consuelo de no ser cierto. “De estos dos teatros, sin embargo, peor el uno que el otro”.

Trata después de ese “monstruo de la política” y pasa de puntillas sobre ese tiempo en que progresistas y conservadores han encontrado una solución intermedia, pastelera como su máximo impulsor, Martínez de la Rosa, en el Estatuto, un paripé que deja el deseo de libertad de prensa en un terreno nebuloso, de promesa incumplida. En esta situación, Larra dice hablar de las costumbres por miedo a hablar de política, autocensura que se practica para evitar la real. Porque “nunca tendré la locura de creerme por mí solo más fuerte que él” y luego volverá a citar ese “derecho de la fuerza” que existe en la sociedad que deja en espejismo cualquier pretensión de verdadera libertad individual.
Las costumbres sujetan a los hombres de una forma que no pueden cambiar las leyes, las buenas intenciones, el sentido común, la lógica. La inercia de los usos, la inevitabilidad de la forma de ser moldeada por la costumbre. Como prueba de ese “genio y figura, hasta la sepultura”, la imagen del mismo reo que es como es incluso cuando ya no debería estar sometido a la convención, la ”serenidad y valor”.
Falta de libertad pues, y fuerza, y bayonetas, y en el colmo los ridículos distingos en la forma de matar.
Y el corolario, de nuevo, esa sociedad sin piedad, sin alma, violenta, crudelísima, satisfecha con el sacrificio absurdo del reo. -

«Literatura», El Español. Diario de las Doctrinas y los Intereses Sociales, n.º 79, lunes 18 de enero de 1836, Firmado: Fígaro.

Si queda duda alguna de la capacidad intelectual de Larra, el análisis que realiza en este repaso histórico de la literatura español y su posterior diagnóstico de su último estado y circunstancia lo elimina (“¡qué crack!”, resumiría ahora mi hijo en menos palabras).

Ese “termómetro de civilización” que ha sido hasta la fecha “más brillante que sólida, más poética que positiva” es una vez más ejemplo del estatismo de la sociedad española, del nec plus ultra. Una vez más, y aunque apunta esa esperanza, leve como llama de pábilo al viento, de una “juventud menos apática y más estudiosa que la de las anteriores generaciones” (y me parece significativo que no incluya a Feijoo en la relación que hace de los ilustrados), de nuevo, como siempre, el tono general es fatalista, de destino inevitable, inamovible, inasequible al cambio. La misma lengua se resiste a adoptar nuevos verbos, neologismos, extranjerismos, negando así la utilidad (no hay que preguntar «¿De dónde vienes?», sino: «¿Para qué sirves?»), prohibiendo el avance. La gloria, poesía de naciones, sustituye a la verdadera literatura en un entorno de falta de libertad.
Y falta con desgraciada frecuencia algo fundamental, el “escritor razonado”.

Este es un texto donde se aúnan el Larra romántico con el ilustrado. Más que una declaración de principios o de intenciones, un manifiesto, donde se recoge el deseo de libertad individual, de pensamiento, no sometido a ningún magisterio literario, de hombre o época (y cómo contesta a las acusaciones de afrancesamiento con el recuerdo de la italianización de las letras en el siglo XVI). Una conciencia libre para servirse de cualquier influencia que pueda servir al propósito de descubrir al hombre “no como debe ser, sino como es”. Y tal vez a partir de eso, el progreso.

Y me quedo con una frase, una cita que conmueve: “las pasiones en el hombre siempre serán verdades, porque la imaginación misma ¿qué es sino una verdad, más hermosa?

- «La Nochebuena de 1836. Yo y mi criado. Delirio filosófico», en El Redactor General, n.º , 26 de diciembre de 1836. Firmado: Fígaro.

El 24, dia aciago. Llovía. Al menos tiene un propósito, el trabajo.
Larra ya ha tocado fondo. Su muerte por propia mano está a solo dos meses de distancia.
Ya ha gastado todas sus salvas y disparos contra esa “miserable humanidad”, contra su estupidez y falsedad, y ya sólo le queda volverse contra sí mismo, lo que hace ahora, despiadado, y se descubre “ente ridículo”, tan absurdo como el resto de los mortales: “tú buscas la felicidad en el corazón humano, y para eso le destrozas”. Larra se devora a sí mismo, “porque en cada artículo entierro (ha enterrado) una esperanza o una ilusión” y es ya su corazón “otro sepulcro: aquí yace la esperanza”.

La lección se la da el bruto, el borracho, ese imbécil, cuerpo sin alma. Al final aquella plebe sin conciencia le demuestra más inteligencia, más capacidad de supervivencia, que la que puede ofrecer él.

And the rest is silence.

22 de junio de 2015

Humanidad... (estampa universitaria, pero más que nada universal)

De exámenes. Prehistórico sistema de boli bic, que la mano acaba dando calambres a los que no estamos acostumbrados a escribir sino con teclado. (Por desgracia, no hay posibilidad de oral). Acabo sin ganas de sacarle punta a lo que cuento, que podría ser mucho más, sin cuento, que la punta que mancha los dedos de azul me produce cansancio muscular.

De otro examen solicito llamamiento extraordinario, aprovechando ese mimo del estudiante al menos en regulación que permite pedir el cambio de las fechas a los que tienen exámenes que coinciden.

En el Decanato la secretaria niega la admisión si no se incluye en la solicitud el código de la asignatura. "Haga usted su papeleo". "¿Y no me lo podría decir usted? (después de todo, la burocracia es lo suyo, pienso)" "Mírelo en la web". No va a poder ser, teniendo en cuenta cómo funciona Internet en la facultad,...
Paso entonces por un despacho donde hay una profesora menuda, feúcha, también con más aspecto de oficinista que de erudita-sabia-investigadora. "¿Te puedo pedir un favor? ¿Serías tan sumamente amable de mirarme el código de...?" Debía haber adivinado por su cara, por su gesto, por ese lenguaje no verbal que identifica al poquita cosa que de repente tiene oportunidad de elevarse sobre un otro: "No", y también "ha interrumpido usted mi trabajo". Sí, cierto, he interrumpido. Sí, no tenía derecho. Pero una pizca de buena voluntad es lo único que separa a una persona limitada-burócrata-legalista-pobrecilla de un ser humano. Yo soy un pringa'o que pide ayuda: ¿tal perjuicio le causaba facilitarla? ¿O es deformación profesional, prejuicio derivado del profe, que ve en el alumno, al limosnero pesado, al vago dependiente? Triste.
Finalmente es el conserje junto a la puerta. Joaquín, el único que me ayuda. No sólo me ofrece su pantalla para buscar (to no avail, que como dije Internet es artrítico y desmemoriado en el templo del saber). También me lo busca entre papeles.
Ya puedo volver con aquella inclemente matrona que rehusaba hacer el más mínimo esfuerzo por el alumno aparvado. Entrego el papelillo ahora bendecido con código. "Adios", y no sé es consciente pero me despido de su humanidad, engañosa (un exterior fofo esconde un corazón duro).
¿Tienen alma los burócratas?

10 de junio de 2015

ESPAÑA EN LAS CARTAS MARRUECAS DE CADALSO: Montando el puzle. La resolución de las paradojas (por rafarrojas).

El quinto y último de los trabajos del XVIII es éste de  Reseña Crítica sobre el Tema de España en Cartas Marruecas. Otro para el rincón del vago, fabricado (cómo no) por vuestro amigo y vecino, rafarrojas. Si queréis ver los anteriores los encontráis a un clic de distancia en:
2. Sobre un sainete de Gutiérrez del Castillo. (al final, como no sé controlarme, revisé unos cuantos) 
3. Sobre un poema del XVIII a elegir (y aproveché y hablé también de otros cuantos)
4. Sobre algunos ensayos de los de la época.
Ya me diréis que os parece este 5 
(Al final será sólo S. y tal vez Sergio DS y con suerte alguno más... De hecho, no creo que se lo lea ni el profe al que están destinados, jajajaja).
 Como siempre, el rollo de pasarlo al blog ha sido decidir qué hacer con las notas al pie, y al final las he integrado, aunque me parten un pelo el discurso



 
«Yo no soy más que un hombre de bien, que he dado a luz un papel que me ha parecido muy imparcial, sobre el asunto más delicado que hay en el mundo, cual es la crítica de una nación»

1. IDEAS (PREVIAS PERO INELUDIBLES)-
 Feijoo, ese señor de babero benedictino que creía que la razón puede penetrarlo casi todo, se atrevió a explicar aquello que decimos todos -“tiene un noséqué”- al juzgar algo bueno-bonito pero no saber justificar nuestro gusto.
Para Feijoo, los objetos se dividen en simples y compuestos, y ese no-sé-qué que nos salta a la lengua al describir la hermosura de algo que juzgado por sus partes no lo es tanto, es “la misma composición [...], la proporción y congruencia de las partes que los componen”.
B.J.Feijoo. “El no sé qué”. Tomo IV. TCU

Cadalso me ha resultado objeto compuesto.
Compuesto de afirmaciones que suenan antitéticas en ocasiones, como paradojas aparentemente no resueltas.
Eso que Jesús Gómez llamaba “ideas sueltas”, “orden no sistemático”, “estructura fragmentaria” como características del ensayo , siendo todo muy cierto, no sé hasta qué punto es aplicable a Cartas Marruecas. "Carencia de estructura prefigurada o prefijada: utiliza una lógica particular fundada en la asociación de ideas y el juicio de valor. Su estructura es digresiva, llena de ideas sueltas. Por lo tanto el orden es no sistemático y con frecuencia su estructura fragmentaria.”
Los seres humanos tendemos a ver patrones, continuos, incluso cuando no los hay. Y, para mí que no eran ideas sueltas las de Cadalso, aunque las
pusiera en 90 piezas. Y hay orden, si bien es el orden-desorden propio de un ente orgánico, como objeto de estudio de Edward Lorentz y la Teoría del Caos“Ningún método que el mundo guarda en sus cosas, [...], así también yo quiero escribir con igual desarreglo”- Carta XXXIX : su estructura, la propia de un “sistema complejo”.

UNA entidad multifacética.
Y su descripción, perspectivista, desde mil puntos de vista.

Y en mi opinión más que en ninguna otra de las cuatro realmente conocidas (Ocios, Noches, Eruditos, Cartas) de Cadalso, las C.Marruecas reflejan esa unicidad en la diversidad.
-Ocios es juventud (aunque sea recordada), y anacreóntica y rococó.
 -Noches, extremosa y sentimental e imitativa de Young y ... (algo Tediosa-Tediato).
-Eruditos, ejercicio de sinceridad en sátira, desahogo en burla.
Pero las Cartas Marruecas es un supermegamix con un poco del espíritu de cada una. O sea, para mí que en extracto y esencia el mismísimo complejo Cadalso.

Y su punto de unión, la ligazón, su amor por España: que se expresa a ratos
en bucólica idealizada (tal Ocios),
a veces destilada como pesar del que ve enterrada a su amante (tal Noches),
 o desde la inteligencia y la indignación por sus parásitos (tal Eruditos) convertida en látigo fustigador.

Basta con ver las cifras: 93 veces se menciona la palabra “España”. 126 veces, “español”, en 49 ocasiones habla de “patria” (y se le puede sumar 4 de “patriota”), de nación en 70.

De forma que si hablamos del tema de España, hablamos de las Cartas. “Estas cartas tratan del carácter nacional, cual lo es en el día y cual lo ha sido.
Y si hablamos de las Cartas, hablamos de Cadalso, inevitablemente.
No creo poder hablar de la idea de España de Cadalso, sin hablar de la España que vivió Cadalso (que no es exactamente la misma que la soñada pasada, ni la pretendida futura, ni la conflictiva presente) y del propio Cadalso.
Como diría un agente inmobiliario, la clave es “ubicación, ubicación y ubicación”.

1. España en los tiempos de Cadalso. 
  ... Y en el principio del siglo llegaron los Borbones, sangre nueva para revitalizar el tronco ya enfermo de esa monarquía de los Austrias que dejó a un babeante Hechizado abrazado a la tumba de su mujer. Y con Felipe V se fuerza una elección: ¿estás con el pretendiente austriaco o con el nieto de ese francés que ha sido el Absolutismo encarnado, poderoso vecino?
Y como ocurre en estos casos, cada bando se hizo su propio vestido ideológico (habrá que distinguirse, no?) y los carlistas eligieron el disfraz de la tradición imperial y los del nuevo Felipe la modernidad cercana.
En realidad, el cadáver de España (ese “esqueleto de gigante” del que hablaba Cadalso) estaba siendo repartido y disputado entre extranjeros, y probablemente tuvimos suerte de que el que se llevara el gato al agua fuera el partido de los que deseaban aprovechar la ocasión para darle un nuevo aire al gobierno y a la gestión, ese despotismo ilustrado, culto, con aspiraciones de progreso, que venía de los galos.
Carlos III, el de Nápoles, fue el mejor ejemplo. Le cayó la corona por casualidad y, salvo porque al traerse a su equipo italiano consigo permitió a los que se arropaban en la bandera del nacionalismo fundamentalista una excusa para montarla Triste, De Gregorio, marqués de Esquilache , lo hizo mejor que bien, y durante casi 30 años España dió un par de pasos hacia adelante, hacia ese objetivo de progreso...
Las Cartas se publican justo al año de su muerte (1789 en El Correo), pero se escriben cuando sube al trono en Francia el Borbón que acabará siendo guillotinado en la Concordia (1774, aunque las fechas todavía se discutensi no miente el calendario, es el [...]16 del reinado de nuestro religioso y piadoso monarca Carlos III”- c. LXVII).
Lo cierto es que es un tiempo de crisis (en el sentido de cambio inminente e impredecible): a las ideas despóticas-ilustradas les han salido pulgas con las que no contaban, semillas internas de destrucción del sistema, ya que algunos llevan sus ideas implícitas hasta su lógica conclusión.
 ...Y de la libertad nació la Revolución.

2. Cadalso. 
Me consuela saber que es hoy un clásico, que triunfó al final al menos en literatura (aunque no lo sepa) y que el tiempo le ha dado su sitio y es uno alto y merecido.

Porque en su vida, a cambio, tuvo mil reveses y golpes de los que dejan huella (huella que mantengo se queda indeleble en las Cartas).
En Cartas, y repito que Cartas es Cadalso y España, es un huérfano, y un viajero, un turista, y hasta un exiliado (de esos que desarrollan querencia casi obsesiva por esas raices que le faltan).

Consigue el reconocimiento que busca (pasa el “examen” de la Orden de Santiago: ¡ya es noble con título que lo acredita!) sólo para que esa condición le impida tener una relación como Dios manda con la mujer de la que se enamora -
¡Una actriz, nada menos! (Maria Ignacia), ¡dónde vamos a ir a parar!, y ¿cómo se va a permitir que se ensucie el brillo de la medallita de Santiago, su respetabilidad y dignidad, con un matrimonio con alguien tan mundano?!
... A cambio, era la chica de su pueblo (Cádiz), the girl next door... ¡Y lo bien que interpretaba sus palabras!, ¡le completaba!
Y no era mala mujer, que le fue fiel, con lo difícil que tienen eso las actrices, dicen.
Pero da lo mismo, porque murió.

Y en la carrera elegida, en la militar, no va mejor, que intenta e intenta subir, pero le ignoran..., le dejan de lado... No asciende por más que pida y se empeñe.
O sí, y justo cuando lo consigue, muere de la forma más tonta, volando con enorme petardo final (en el desempeño de su función).

Culto -y cultivado para serlo-, refinado, experimentado, con idea muy clara de su sitio y de su clase, noble, noble, noble, pero con dificultades para realizarse, realizar aquello para lo que estaba destinado, se había preparado... Y todo ello sale y se derrama en sus letras (cartas).
 ● Como persona que ha viajado (y en estudios, como un Erasmus más, hasta de turista, que es una forma especial de viajar) y ha aprendido lo extranjero [...]los quiere como paisanos suyos,[---]pues tales le parecen todos los hombres de bien del mundo, siendo para con ellos un verdadero cosmopolita, o sea ciudadano universal”. Carta LXXX , es inevitable que compare a su país con los otros, y que sea capaz de reconocer lo que le falta que los otros tienen. Y quererlo para España.
 ● Como noble, alienta una imagen de dignidad y de respeto hacia la tierra que dió tanto hombre grande como Cortés o Pelayo. Imagen de leyenda (merecida), fe en la tradición y en el pasado glorioso.
 ● Como hombre de su tiempo, ilustrado, busca la utilidad, poner en práctica la reforma.
 ● Y al cabo, como ser inteligente y a partir de lo que descubre en propias carnes, a lo duro, ve al mismo tiempo todas esas máculas, enfermedades, defectos que comen a su amada España. La realidad de un mundo poblado de gente vacua, o que tira su vida por la borda en lo superficial, en la pose, en la pretensión vana y chorra, en el consumismo, la moda y la tontería.

Ah, pobrecito Cadalso mío! Y pobrecita España!
Y dice mucho de su carácter que no se deje devorar por la frustración. Que, a pesar de todo, tenga esperanza, esperanzas, de cambio. Que crea que hay cosa buena suficiente para enmendar tanto mal rampante, tanta alimaña y muñeco pintado. Y su fe es la educación, que es lo que él ha conocido, lo que a él le ha servido: hagamos hombres de bien enseñándoles, digámosle a todos la verdad y recordémosles lo que pueden ser y tener.

3. España en Cadalso. 
Como decía, la mira de mil formas. Pero especialmente desde un punto de vista de historiador (más que literato), desdoblándose en tres avatares:
- como sociólogo de campo, estudiante de intercambio en viaje de descubrimiento cultural – (Gazel ) yo no soy político ni aspiro a serlo; deseo sólo ser filósofo” C LIX   
 - como filósofo moralista, objetivo porque lo ve desde fuera - del tiempo, es mayor; del espacio, vive en otro país (Ben Beley),
 - como patriota pragmático, un tanto cínico, es decir, desde dentro pero con distanciamiento intelectual (Nuño).

Dicen que lo más francés de la Ilustración fue su consideración de la Historia como una evolución en curso. “Avanzamos” decían.
Pedro Bayle fue el primero que con su “Diccionario histórico y crítico” (2 vols., 1695-1697), empieza la revisión fáctica de la historia “nada más insensato de razonar contra los hechos”, en su caso enmendando la plana y corrigiendo al diccionario histórico de Moréri (anterior 20 años al suyo). Montesquieu, en su "Defensa del espíritu de las leyes" (1750), dió un paso más y habló de orden que se manfiesta en leyes (si bien no necesarias, porque condicionan los acontecimientos históricos, no los determinan ). Voltaire, por su parte, paralelamente a Turgot y Cordonet, completa la nueva visión de la historia, la idea de progreso, y más concretamente de progreso de la razón o por la razón, una “historia del espíritu humano”. Epistemológicamente hablando, este análisis y revisión se realizan ahora desde la experiencia:  hoy tenemos que aguantar carga más pesada que sostuvieron ellos. A los historiadores modernos se les exige más precisos detalles, hechos comprobados, fechas exactas, [...]. Sucede con la historia lo que con las matemáticas y la física: su progreso se ha acrecentado prodigiosamente”. Voltaire, “Diccionario filosófico” (1764)
Y Cadalso, que mira con especial interés a esta nación, le da muchas vueltas a esto,... y lo pone en duda.
Pregunta como historiador filósofo las dos preguntas inevitables: ¿de dónde venimos?, el pasado; y ¿a dónde vamos?, el futuro. Y entre medias queda un presente de crisis y cambio.

- Mirando el pasado. ¿qué afirma?
 a/ Que no son las cosas como las venden los maledicentes propagadores de la leyenda negra.
 b/ Que fuimos no sólo grandes, sino Grandes también de corazón. (en Cartas III, IX-"Si del lado de los españoles no se oye sino religión, heroísmo, vasallaje y otras voces dignas de respeto, del lado de los extranjeros no suenan sino codicia, tiranía, perfidia y otras no menos espantosas. [...] los pueblos que tanto vocean la crueldad de los españoles en América son precisamente los mismos que van a las costas de África a comprar animales racionales de ambos sexos" , XVI-"una relación de todos los hombres grandes que ha producido la nación desde don Pelayo... mucho número... tantos insignes..." , XXI-"En medio de esta decadencia aparente del carácter nacional, se descubren de cuando en cuando ciertas señales de antiguo espíritu" , XLIII-"La ciudad en que ahora me hallo es la única de cuantas he visto que se parece a las de la antigua España [...] admiro como singular mérito en estos habitantes la reverencia que hacen continuamente a las cenizas de sus padres", LVII -"amigos de mi mayor estimación, [...] los Ordoños, Sanchos, Fernandos de Castilla, los Jaimes de Aragón").
c/ Y no sólo eso, la lengua española, maravilla de maravillas, y los que bien la sirvieron (XLIX - "el castellano y latín de Luis Vives, Alonso Matamoros, Pedro Ciruelo, Francisco Sánchez llamado el Brocense, Hurtado de Mendoza, Ercilla, fray Luis de Granada, fray Luis de León, Garcilaso, Argensola, Herrera, Álava, Cervantes y otros." , LXXXIII -"don Francisco de Quevedo, uno de los mayores talentos que Dios ha criado")
Fuimos los numantinos y Cortés, que se superaron a si mismos y enfrentados a pruebas las vencieron como caballeros, héroes.... Aunque eso hace inevitable el Ubi sunt: ¿Qué se fizo de tanto español, austero, decidido y valiente?
Este tiempo grande está limitado: duró hasta el “siglo de oro” (expresión repetida varias veces, el siglo XV), hasta Carlos V y Felipe II. Puestos a ensalzar, hay que ser crítico con la corrupción y degeneración que lo siguió, objetivo: (Carta XLIV-"La predilección con que se suele hablar de todas las cosas antiguas, sin distinción de crítica, es menos efecto de amor hacia ellas que de odio a nuestros contemporáneos." ).

 - Mirando el presente, lo que pone en duda es la inevitabilidad del progreso, como si sólo por ser algo moderno fuera bueno, porque modernos son también vicios y tonterías “a fuerza de querer sacar la quinta esencia del modernismo, han llegado a perder la cabeza” C. LXXXII . Hay muchas cosas que pueden hacer peligrar y caer el ansiado progreso. De hecho, es en el presente donde más claro se ve el conservadurismo de Cadalso, y su clasismo de noble. Su visión es revisionista y regeneracionista, pero maticemos: Es reformista,sí, pero sólo en la medida que la reforma lleve a la recuperación de los valores que nos hicieron grandes. Y la palabra clave es AUSTERIDAD.

Cadalso hace como dicen que hizo el exsecretario D. Rumsfeld que participaba en think-tanks pensados para estudiar los ciclos históricos e impedir así cometer los errores que pudieran llevar a la caida del “Imperio” (USA, claro está). Por eso, su Carta LXVIII me parece fundamental. Analiza el mecanismo histórico y llega a la siguiente conclusión: los pueblos pasan por varias fases, a saber, austeridad, abundancia, lujo, afeminación, flaqueza, ruina. En ninguna parte ejerce la ironía Cadalso como cuando se burla de eruditos, banales, coquetinas, proyectistas, etc. y deja en entredicho el presente (y así en la carta 64. O en la 88, donde habla de un Siglo del placer y de su desarreglo... "Un pueblo acostumbrado a delicadas mesas, blandos lechos, ropas finas, modales afeminados, conversaciones amorosas, pasatiempos frívolos, estudios dirigidos a refinar las delicias y lo restante del lujo, no es capaz de oír la voz de los que quieran demostrarle lo próximo de su ruina.")

Aquí está el Cadalso quejoso-quejica también, el más pesimista. Que se resisten al cambio y a la crítica y se pregunta si será infructuosa empresa la de llamar a la austeridad. Y aquí la apelación a la clase superior intelectual (que no los políticos, a los que tilda de veletas y falsos, sin entendimiento, en la carta 63): Pocos pero escogidos. Y esa idea del deber, que resumirá Nelson años más tarde “(our country) expects that every man will do his duty”, propia de noble de conciencia y militar. “Hagan, pues, ellos lo que quieran; yo haré lo que debo”. (Carta 65) Y “merecen aprecio por el valor, pues no es poco el que se necesita para reprehender a quien se halla bien con sus vicios, o bien cree que el libre ejercicio de ellos es una preeminencia muy apreciable”. (66)

 - Mirando el futuro, ve razones para la esperanza: porque “no dudaba yo que pudiese haber hombres de bien entre vosotros” (62), y “el genio español en las materias de entendimiento es como la gruesa artillería, que es difícil de transportarse y manejarse a mudar de dirección, pero, mudada una vez, hace más efecto dondequiera que la apuntan” (77)
la península se hundió a mediados del siglo XVII y ha vuelto a salir de la mar a últimos del de XVIII”. (78)

CONCLUSIONES OPINABLES: Las Cartas son una obra moral y patriótica, propia de quien busca la verdad y anima a la virtud. “tú me enseñaste a amar la verdad”.(1) Aspiración en la que está el autor, en un camino casi ascético “Dichoso amanezca el día feliz cuyas divinas luces acaben de disipar las pocas tinieblas que aún oscurecen lo oculto de mi corazón!” (90)
El ingenio, ese sentido del humor irónico, y su nobleza de espíritu (no confundir con la de sangre) le salvan de ser un santurrón insufrible, y le convierten en mi humilde opinión, en un buen escritor, un buen hombre, un buen español.
Y sus contradicciones (¿quien no las tiene?) se resuelven, por aquello que contaba Feijoo: “Todo lo hizo según regla; pero según una regla superior

ANEXO: Las piezas del puzle, en resumen- Carta a carta.
1. presentación de los 3 personajes: Gazel, Nuño y Ben-Beley. Viaje de conocimiento.
2. dificultad de la tarea: variedad.
3. repaso a la historia de España
4. vs la apología de las ventajas de ese siglo frente a los anteriores
5. conquista de América: clave de las alteraciones de la nación.
6. falta de mecenazgo, apoyo, para las ciencias: dedicatoria a Domingo.
7. la falta de instrucción en los jóvenes
8. el nuevo diccionario y la crítica literaria.
9. (continuación del 5) conquista de América 2: leyenda negra aventada por los extranjeros y ejemplo en contra de Hernán Cortés.
10. mujer, maltrato
11. inadecuación de los modos sociales
12. profusión de nobles
13. nobleza solo por herencia es vanidad idiota
14. vs las guerras idiotas que no resuelven nada.
15. desencuentro de los actores sociales (toda profesión es susceptible de ser ridiculizada)
16. historia heróica de España
17. beatus ille. Se cansa uno de todo en la Corte. Quiere escapar del escapismo.
18. falta de respeto filial, pleitos que demuestran corrupción de valores
19. (respuesta) que siempre conserves tus principios
20. incredulidad ante la realidad tal como la cuenta Gazel
21. (respuesta) España sigue igual, en lo bueno y en lo malo. Imitar lo bueno extranjero no es malo. Vs el patriotismo mal entendido.
22. Burla de matrimonios de conveniencia
23. Vs las disputas vanas propias de los escolásticos
24. defensa del clasismo y la jerarquía. Cada uno a lo suyo, que tiene su función.
25. la mona, aunque se vista de seda. Sobre los ennoblecidos.
26. España geográfica: diferencias por habitantes y sus bondades respectivas. La competencia es buena. 27. Fama póstuma es vana: lo que cuenta no es acumular poder y dinero
28. (respuesta) Pero busqueda meritoria si se basa en hacer por los demás aquí y ahora.
29. comparación con Francia a la que se critica especialmente por su éxito, el error de dormirse en los laureles (corrupción del lujo), cada uno tiene lo suyo.
30. sobre los violetos, inútiles.
31. esclavitud de la moda
32. sólo un puñado de cosas son buenas: el resto es paja y repetición.
33. (variante del 15), todos fastidiosos, vicios hispanos presentes.
34. proyectistas, un género de ilusos que hacen perder tiempo y dinero. Esfuerzos mal colocados.
35. corrupción del idioma, plagado de extranjerismos que vienen con la moda.
36. descendiendo a lo concreto: vs el gusto por las antítesis en el discurso.
37. (variante del 35), falla el idioma porque faltan los principios (dónde ha quedado el referente?).
38. equivocado concepto de grandeza, vanidad.
39. el mundo como mezcla y paradoja, y sobre escribir del gobierno inútil porque es paja o repetición (o peligro).
40. el hombre, en general, es bueno. Pero sólo es venerable el que sirve, el que es útil.
41. a favor del mercantilismo, pero al mismo tiempo a favor de consumir producto nacional.
42. maurofilia (África es beatus ille, variante del 17), austeridad y verdad.
43. la ciudad que respeta (y donde aún vive) la antigua España. Características
44. (variante del 21) tradicionalismo sin crítica es postura idiota.
45. alabanza de Cataluña, donde los nobles aspiran a ser útiles.
46. la amistad, que se da entre los buenos, como el recelo y la doblez entre los malos.
47. (respuesta) (como decía José Antonio Marina, es mejor preferir lo preferible). Si algo es bueno, como la amistad y lo que lleva a ella, debería ser lo que hacemos. Pero no.
48. Matiza la crítica al siglo presente, que también tiene sus cosas buenas.
49. (variante del 35, relacionado con el 37) el idioma castellano echado a perder, cuando fuera tan grande. La lengua refleja y a la vez provoca el éxito (papel de la literatura en el progreso).
50. Cada país es singular, y su lengua lo refleja. Literatura intraducible, pero los ejemplos en cualquier cosa de vicios y virtudes si son transferibles.
51. corrupción de la política: la ambición, la inutilidad y el egoismo.
52. el hombre de bien está en minoría y no caben medias tintas.
53. el hombre, mísero desde la cuna (recuerda Nuño la idea de Tediato, de Noches).
54. Sobre las apariencias como forma de hacer fortuna.
55. (respuesta) El dinero (la fortuna) sólo tiene sentido para hacer el bien.
56. banalidad moderna: se queja por no encontrar una cinta.
57. historia universal? no, desconocimiento entre naciones. Propuesta de Intelectuales Sin Fronteras. 58. Críticos y críticos. Los malos, eruditos a la violeta, como toros. Los buenos, no hablan mucho.
59. La verdad del presente se escapa (importancia de estar informados, especialmente para los gobernantes).
60. (variante del 57) problemas de comunicación y desentendimiento entre naciones (España y Francia)- cuentecillo de los anteojos.
61. Ironiza comparando el contenido y forma de la literatura de las naciones europeas. Referencia al Quijote.
62. Ben-Beley se identifica con Nuño.
63. Políticos veletas y falsos. Les falta entendimiento.
64. 3 memoriales ridículos (la superficialidad en sombreros, vestidos y zapatos), ironía.
65. El bien denostado injustamente (el bien minoritario, élite)
66. 5 clases de escritores: el mejor, el q reprende vicios (que debe no tenerlos); el peor, el mentiroso. 67. literatura: el erudito (a la violeta) recomienda clásicos.Ironía.
68. Ciclo de los pueblos: austeridad, abundancia, lujo, afeminación, flaqueza, ruina.
69. (contraste con el 7) el auténtico yeoman español, frente al ahijado del tío Gregorio. Hospitalidad.Beatus ille, por un lado, y la función social del caballero.
70. (respuesta de Nuño) Pide más compromiso con la sociedad, sacrificio por la patria. Ser buen ciudadano.
71. (continuación).
72. Toros: salvajismo.
73. Elogio de los Borbones.(si él supiera...)
74. Extranjeros que proyectan el bien de España sin conocer su singularidad. El ideal: Fernando el Católico.
75. Los 6 maridos: el enfermo, el viejo, el capitán, el jugador, el tonto, el sabio. A favor de casarse por elección libre de la mujer, amor-gusto.
76. Tiranía de las coquetinas
77. Sb literatura: el mal siglo XVII... y los malos libros modernos (desde el 57), igualmente hinchados y pedantes. Inercia española.
78. Vs el escolasticismo. A favor de las ciencias positivas. Estudio secreto.
79. jovenes vs viejos, justo medio.
80. multiplicación de dones (y señores) superfluos: clasismo (que no se me mezclen).
81. el maltrato de los otros: no se sabe cómo acertar.
82. cada era, su locura. De éste, enumera sus axiomas (despropósitos). Hedonismo, superficialidad. Juicio de la Hª... y de la edad madura.
83. crítica literaria (desde el punto de vista del autor).
84. (sb fama póstuma) Consuelo de hombre de mérito desgraciado. No somos todos ituales.
85. (cont. y respuesta del 84). Mayoría de los incapaces, la vida sin propósito, banal.
86. pregunta sb Santiago, héroe del pasado, y don Ramiro, batalla de Clavijo
87. (respuesta al anterior): la fe mueve. No tocalla si sus efectos son útiles al Estado. El vulgo debe creer.
88. Siglo del placer. Desarreglo. Infructuosa empresa la de llamar a la austeridad.
89. Critica primero escribir para no decir nada nuevo y luego critica a los filósofos modernos y su interpretación del orden natural: C quiere jerarquías.
90. Despedida: me ha sugerido ideas nuevas.
NOTA: dice que había 150 cartas. Consigue verosimilitud y señala que son inconexos.