21 de septiembre de 2016

SCORPION: El superpoder de la ciencia infusa (y pasa por posible). ¿Pero hay pensamiento sin lenguaje?

Los productores de Alias, aquella serie de la espía que distribuía su tiempo uniformemente entre llorar-cursi- y pegar leches-agresiva efectiva- (y seguro seguro que todos los agentes de la CIA son como esa Jennifer Garner blandita blandorra con ramalazos de empoderada que sólo quiere el bien del mundo), producen ahora Scorpion.
Engancha algo, al final y en el fondo por la misma razón de siempre: “¿se liarán los protas? ¿y cómo ocurrirá, evolucionará?” y ayuda que la chica sea joven y mona y su cara sea simétrica, como dice en un momento el prota masculino. No es una graaaan serie. Probablemente acabe siendo como Alias, un mix de “los del Gobierno USA somos buenos, cacho-pan somos, tó generosos, pero además somos duros y listos y... ¡en fin, somos la polla!” con leve sabor afrutado-republicano, y “mira que sensibilidad te ofrezco hoy para tu consumo”, como vendedor de puesto en el mercado mostrando lechugas o tomates (y luego llegas a casa y los tomates no saben a nada aunque tienen el color y la forma).

Scorpion va de genios, tíos con IQ altísimos, "30 puntos superior al de Einstein" dicen del personaje principal.
O sea, una historia de superhéroes, pero del tipo que pasa por posible y conocible.
Nada más falso.
Como esas noticias de avances en medicina, que puede hacer que un ciego vea, un sordo oiga, etc... pero lo normal es que el médico del centro de salud de nuestro barrio no atine a diagnosticar esos dolores de cabeza que nos dan y que vivamos eternamente con un achaque sin solución y sin explicación.
Tienen superpoderes como los superhéroes. Por ejemplo, ese saber omnímodo-enciclopédico que puede decir que ese motor tiene una válvula xj-23 que sólo se fabricó en Kentucky entre los años 78 y 83 y que tiene una cubierta de policarbono en capas hexagonales, sin necesidad de abrir el capó... O que la asterisia proticampis es una planta originaria de la selva de Bolivia que puede inducir al sueño y que mezclada con líquido limpiacristales produce un lubricante que se usa en los autobuses de línea del Yucatán.
Otro superpoder de los típicos de esos neo-super es la capacidad Hacker (puedes escribirlo con letras graffiteras por si quieres ser aún más cool y guay).
Tú pones a un genio delante de tu ordenador y te descubre hasta lo que nunca pasó por él, de qué lado cargas, o que te molesta la sonrisa del cajero de tu banco (que parece que te perdona la vida cuando retiras dinero, ¿y es que no es tuyo el dinero para hacer con él lo que te dé la gana?)
¿Contraseñas? Todavía no ha encontrado nuestro héroe (superhacker) una que se le resista.
 - Prueba con 0723Pqer39834kdslfiew(=/(
Y va la máquina y se pone a escupir secretos como loca, servicial como tío que está en la fase de querer agradar a una hermosa.
Y nosotros que no descubrimos cómo evitar que el Word nos cambie todo el documento cuando pasamos una sola palabra a negrita!
Nada más falso.
... pero molaría.
... pero no es real.
Llamemos a las cosas por su nombre: superhéroe, superpoder, puritita ficción.
La nueva Fe en la ciencia, ciencia ajena (que propia no tenemos), elabora su particular hagiografía con santos que en vez de halos tienen teclados.

Scorpion usa la estructura de historia de equipo, tipo Leverage, y como en ese caso nos da mascados los personajes: éste es la calculadora humana, ésta la ingeniera mecánica, éste el conductista... ¡Vivan los arquetipos!, que nos ahorran tener que crear humanos reales, personas (o no, que en Grecia "persona" significaba máscara, representación).

Pero lo que más me ha dejado pensando es el personaje del niño superdotado. Me puedo creer que sea capaz de intuir lo que no intuye uno de nosotros, los vulgarcitos, que no caemos en las cosas hasta que no nos las revela otro, superior o más leído. Pero, ciencia infusa? Me refiero a esa que nace ya armada con todas sus herramientas, escribiendo con tiza como hace todo genio matemático-físico-químico que se precie fórmulas ininteligibles para el resto de los mortales pero profundas, puras epifanías, a toda velocidad sobre una pizarra (y opcionalmente a lapiz en una servilleta de cafetería). 
Aquí la duda es la antigua pregunta filosófica: ¿puede haber inteligencia sin lenguaje, pensamiento sin herramientas para expresarlo?
(O dicho de otra forma, ¿quién ganaría en una pelea, La Cosa o La Masa?)
:  )

20 de septiembre de 2016

Pokemon y las lenguas - Impresiones de un estudiante de Filología


- Perdone, usted no puede decir eso.
Me recordaba una de mis profes que antes de criticar hay que conocer, que saber más.
Y sí, asumámoslo, sé poquito. Os diré, por ejemplo, que durante varios días creí (me hacía gracia pensar) que los actores de Juego de Tronos hablarían ahora chinato, van a rodar la nueva temporada en los exteriores de Malpartida y allí hablaban el dialecto con ese nombre, cosa que sabemos porque la mujer del boticario del pueblo se lo contó a don Ramón, el Newton de los hispanistas (*¿cómo se lo tomaba el marido?, ¿le jodían las cartitas que le mandaba su Gregoria al señor Menéndez Pidal?). Pero resulta que es Malpartida de Cáceres, no de Plasencia, y yo ignorando que hay dos y son distintos aunque no distantes.
Pero he aprobado Dialectología, dirán las actas, aunque esa adquisición de sabiduría tenga tan poco valor o trascendencia como la muesca que hace el ligón de discoteca que aquí te pillo aquí te mato y ni siquiera recordará el nombre de la chica en dos días, ni yo la lista de aldeas o villorrios de Murcia donde en algún momento se habló el panocho.

Y en ocasiones apetece poder escupir vitriolo por la boca como Alien, pero sin comerse a los tripulantes de la nave y con más justificación, que yo hubiera comprendido la mala leche-ácido de la famosa cucaracha espacial si hubiera tenido que estudiar sintaxis.
Ahora bien, que ganas dan!: como cuando ves qué mal gestiona alguien una situación o afronta un problema, y piensas "pues yo haría esto y lo otro", que uno siempre sabe que hacer con lo ajeno.
Pero no se puede criticar si no estás dentro.
Así que dan tentaciones de aprenderse ese montón de conocimiento, palabros y palabrejas como monema, lema, sema, lexema, semantema, clasema  (memeces para memorizar), sólo para poder decir en voz alta y con orgullo: yo que sé de Semántica puedo cagarme en la Semántica, yo que soy negro puedo criticar a los negros, yo que soy sordo sabría ser un sordo estupendo, si yo fuera tú sería más guay -o sea, yo (¿pero se puede ser yo siendo tú?... ah, eso es lo que nunca sabremos!).
Y aunque no veo la diferencia entre aprenderse esas listas o los nombres de los mil y un Pokemon, para poder largar lo intentaré. ¡Hazte con todos!