17 de septiembre de 2009

Sucesión de incumplimientos

Yo debo estar en ese punto ciego de todos mis planes, en el centro de la mirada estrábica de mi localizador de objetivos (¿en la sombra del único árbol del desierto esperando a que me dé el sol? bueno, eso también, pero no sirve como metáfora para lo que quiero decir ahora, sino para lo que querré decir en otro momento, otro caso.... jajaja, ya estamos desbarrando...)
La cosa es muy sencilla: quiero adelgazar, estudiar, escribir esa novela que me saque del limbo de los amateurs, guiar con bondad, justicia, sentido del humor y sabiduría a mis hijos en su infancia (claro que para eso hace falta tener al menos alguna de esas cosas)...
Y aquí estoy terminándome este bocata de barra, tragándome un capítulo de Scrubs (Anatomía de Grey con menos minutos, escrita por un tío y con más gracia) detrás de otro, pensando con argumentos que no llegan a ser escritos, y... a todo esto, ha llegado mi hijo: está comiendo sólo delante de la tele mientras yo escribo esto.
Debería irme para estar con él. Dicho y h

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bienvenida sea la libre expresión de ideas... Ahora bien, no necesariamente lo que digas será compartido por mí, ni lo daré por cierto, válido o bueno.
Sin embargo, qué gusto tener gente que acude a mi convocatoria (soy muy simple)