7 de septiembre de 2009

Entre la memoria cuneiforme y la bulímica, la oposición a auxiliar administrativo

Ya estamos otra vez, fiando nuestra suerte a la memoria. De oposita. ¿Acaso no recordamos la última vez? Quien dijo eso de "el que olvida su historia está condenado a repetirla"? No me acuerdo, un jesuíta español o italiano, listillo que intentaba vender su visión de la historia y que no se la discutieran, con lo que eso cansa.
Oposito para mejorar mi fortuna: lo que significa ser una taqui-meca-lavandera, auxiliar administrativo, que es lo más bajo de lo más bajo en trabajos, justo al lado de maestro de pista en circo de pulgas.
Y para eso lo único que la Administración convocante necesita es asegurarse de que recuerdas. Cosas fundamentales como las licencias y permisos que podrás pedirte cuando seas funcionario, o que tendrás jefes y cómo se llaman (subsecretario). "¿Quién puede más: tres osos o un subdelegado provincial?" (posible pregunta del test)
Está la memoria fotográfica, flash que conserva con velocidad de fúlgura todo lujo de detalles. Y digo yo que en ella habrá subgrupos, en b/n o color, o de 100 ASA ó 40 ASA.
Y frente a la fotográfica, está la mía: la memoria cuneiforme. Esa graba en tablillas de arcilla dos cosas y lo hace con dificultad, trabajosamente. Y luego no siempre recuerda lo que intentaba decir cuando hizo aquel signo, se dió a sí mismo aquella consigna, esa voz....
De periodista ejercí la memoria bulímica, que es la del atracón y el regüeldo, también llamada memoria romana. Vas a algún sitio, aprendes algo de un tema, vuelves a la redacción, te metes dos dedos, lo vomitas... y ya puedes seguir siendo un individuo normal, o sea, ignorándolo absolutamente todo.

(a veces, veo fantasmas, o la ley 7/2007 de 12 de abril.... y siento miedo)

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