12 de enero de 2011

"Nos vamos quedando solos"... como decíamos ayer. De 63 a 62, o sobre los blogs.

Esta mañana me he despertado para descubrir que tengo un seguidor menos. No sé si levantar los cojines del sofá del salón a ver si está allí. Se encuentra de todo debajo de ellos (ya lo decía sabiamente José Mota). Con suerte el suelto necesario para completar los mil millones que cuesta una cajetilla de tabaco. A veces, un mapa del tesoro, pero dibujado por mi hijo (eso le resta credibilidad porque nunca he visto a mi hijo vestido de pirata que acumula doblones en una isla con palmeras... de John Travolta en Grease, sí, para una representación de esas coñazo con que nos martirizan los colegios a fin de curso).

De 63 a 62.

Esto de los blogs es una cosa curiosa. Es como un maelstrom, un vórtice que te traga, el remolino entre Escila y Caribdis.... No hay horas en el mundo suficientes para leer todas las cosas que pone todo el mundo y, sobre todo, no hay horas en el mundo para contestar algo en forma de comentario. Creo que si existieran los fantasmas, pasarían sin duda una primera fase donde disfrutarían oyendo las conversaciones ajenas, cualquier conversación. Pero luego acabarían por aburrirse de no poder intervenir en ellas, de decir "pues sí" o "pues no", y "¡qué tontería!". Y a lo mejor terminarían por disolverse, de puro aburrimiento, como oficinistas sin tarea. Los fantasmas, según Berkeley (por darle a la tontería un barniz intelectual), no deben existir porque no son percibidos. Y jode eso de no existir. Algunos hasta necesitaríamos existir no para dos o tres docenas, sino para todo el mundo, como escritores, para poder superar el síndrome de fantasma.



...Ah, mi ordenador me ha dejado con la palabra en la boca, y las palabras y las ideas se evaporan como agua para la cocción que se te olvida sobre el fuego. Intentaré seguir, sin embargo: la blogosfera es un sí es no es, como limbo de fantasmas indecisos. Allí se dan cita los que tienen cosas que decir, y los que no pero igualmente quieren hablar, como el que coge el micro en la entrevista callejera para decir "yo lo mismo que mi compañero"-

Y digo que es algo intermedio, difuso e inaprensible, porque en teoría es lugar de encuentro social, pero todavía no he salido con nadie que haya conocido en este blog, ni he recibido ningún beso o abrazo con sustancia (de esos que alimentan a la vez el cuerpo y el espíritu fantasmagórico). Y es literatura, pero sin tener el reconocimiento de una publicación pagada, y sin cumplir tampoco mínimos de calidad. Yo mismo podría escribir ahora una conferencia sobre cualquier cosa y ahí quedaría, como si fuera algo. Algunos lo hacen. Tal vez se podría decir también que es periodismo, pero como el que practicaban Defoe y Swift, que se trataba de comentar más que de informar, y de poner verde a tal y cual o reirse de éste y de aquél.

Cuando estaba en la carrera no existía Internet, o no para la gente corriente como yo, ... aunque me pregunto si en Arpanet habría militronchos cambiando confidencias, consejos y chaladuras, aparte o por encima de los códigos de lanzamiento de los misiles nucleares, misiles con los que me puedo sentir identificado porque lo suyo se queda en promesa que no va a ninguna parte... afortunadamente para todo el mundo menos para los misiles, que quieren existir, ser percibidos, cumplir una función que es la mejor forma de ser percibidos, y no lo hacen en los silos donde crían telarañas. Cuando estaba en la carrera pensé en un cuento que trataba sobre cómo un chico escribía un diario y lo dejaba en un banco del parque para que lo leyeran los desconocidos. Y una chica (siempre la chica) encontraba esas hojas sueltas y se acostumbraba primero a leerlas y luego fue dejando comentarios y finalmente se sumo al lío y dejo hojas de su puño y letra complementando el diario íntimo-público del otro. Había nacido el bi-diario...

¿Quién se ha bajado del barco y por qué?, me pregunto ahora.

Razones para hacerlo hay muchas.

Entre ellas que esta nave no va a ningún puerto.

También pensé en algún momento en escribir un cuento sobre lo que pasaba con el señor Don Peter Pan y doña Wendy (como los llamaría Cunqueiro) y algunos otros supervivientes de la isla de Nunca Jamás cuando la aparición de un volcán y sucesivos terremotos habían acabado con ese refugio del tiempo. Y algunos huyeron en el barco de Garfio, que fue víctima primera. Pero el océano es grande y vagaron sin rumbo, como apátridas y refugiados. Y por supuesto, como no podía ser de otra forma Don Peter y doña Wendy se casaron, y lejos del influjo de la isla envejecieron, aunque no inmediatamente. Y buscaban no sabían exactamente qué. Una tierra. O mejor, otra isla. Igual que divorciados y viudos que acaban volviéndose a casar con mujeres réplica de las anteriores ("no, es distinta, que mira que tiene una peca aquí en el cuello que no tenía la otra....").

Están los que se especializan en comics, como Tierraprima (fantástico blog de un chileno que aporta archivos de comics a la vez que los comenta), o en cosas de informática como Vagabundia (blog de un argentino que habla sobre software y lenguajes de programación, sobre todo dirigidos a la mejora de los blogs), o como Las Afinidades Electivas (ese blog en el que sólo participan los del círculo reconocido de poetas consagrados o semi-consagrados en español). Y luego los generalistas, desde las que desarrollan en parte su arte como Anita Patata Frita (risueña chica de pueblo exótico, diseñadora ella, que hace lo mismo por lo que cobra pero por gusto) o India Ning, también diseñadora, pasando por los que practican escribiendo como Teodoro o los Capitanes, o los que descargan experiencias singulares, profundas como Mar o costumbristas como Fiebre....

Yo no puedo sumarme a los especializados, porque no sé realmente de nada por un lado, pero me interesan muchas cosas, por el otro. Y como escritor soy igual, que no vale ni lo que vale (un ejemplo, en el blog al que me referí antes, lasafinidadeselectivas, no quieren mis poesías, ni siquiera las premiadas, life is a bitch). Mi ombligo, aunque a estas alturas es gruta donde podrían refugiarse de la lluvia una tribu entera de neanderthales, no es lo suficientemente atractivo como para compartirlo con nadie, aunque a mí me guste mirarlo. Y las mujeres... no soy el tipo de las lascivas porque me he declarado inofensivo, ni de las no-lascivas porque yo sí lo soy, o salido (que es la clase más baja en la sociedad lujuriosa, un paria pajillero).

Creo que me ha abandonado Toro Salvaje, de quien conocí el blog por sus comentarios en otros. Toro escribe poemas, breves reflexiones en cuatro versos. A los dos minutos escasos de publicar algo, 130 personas se agolpan en comentarios para decirle que es maravilloso. Yo comentaba el otro día que es difícil ser amigo de alguien que no te necesita para nada, para ser uno más en un corifeo de alabanzas. Tal vez por eso. Aunque ya digo que hay mil razones.

Yo quiero escribir... para ser leido, aclaro, por ahí afuera hay mutantes que escriben para sí mismos, que hablan en desiertos ambulantes, que no pretenden nada sino oir sus propias voces como niños asustados en la oscuridad o como eremitas que recitan mantras sobre columnas.
Pero hoy tengo 62 y no 63. Y duele.

Los que tengo los hice como veo que se hacen estas cosas: visitando sus blogs respectivos. Entonces muy educados, te devuelven la visita. Una o dos. Pero como en la vida real de toda la gente que conoces, potenciales amigos, amantes, ¿cuántos quedan? Y no volveré a decir lo de qué se fizo de los infantes de Aragón, porque ya lo sabéis que me gusta Manrique. Somos gente en vagones de tren (para los marinos cursis, barcos que se encuentran en la noche)que comparten tiempo y espacio entre dos estaciones. Y yo no puedo retener a nadie. Tarde o temprano todos se van, hacia alguna parte. Podría sacarse un cuento de un hombre que viviera en un tren, condenado a conocer gente eternamente pero sin la posibilidad de quedarse con nadie (sólo recuerdos). Claro que un personaje semejante aparecía la peli de Ghost, cuyo protagonista ya es ghost también. Y yo no puedo cumplir con tanta gente, con la debida diligencia y atención. Tú me sigues, yo te sigo. Pero cada uno va a una parte, y son demasiados (¿cómo lo habrían hecho los peregrinos de Canterbury para oir todos los cuentos, si no se turnaban religiosamente? Pero es más: ¿cómo le llegaba la voz del que contaba a los que estaban en los círculos exteriores del narrador?

Y aunque lo que contáis es todo apasionante, o al menos humano, y muchas veces da pie para una idea, como hija de las vuestras, no doy a basto.

¿Vale si os pido que me sigáis sin daros nada a cambio? (como el amor, que no exige respuesta)

Me veo cada vez más traslúcido, transparente.... Fantasma.

62.... 61?

21 comentarios:

  1. Coincido. Es imposible leerlo y comentarlo todo. No me gusta comentar por comentar. Si no tengo algo que decir hago mutis, y hasta el próximo post. Por eso no siempre dejo huella, pero siempre os leo.

    Yo me quedo, querido Rafa.
    :D

    Y aprovecho, para decirte que colaboro al 50% en un blog para los amantes de la LECTURA PRECOZ ;)
    http://elpost-itnuestrodecadadia.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  2. La verdad esque sí, yo tampoco tengo tiempo ni ganas de leerlo o comentarlo siempre todo. Pero lo hago cuando puedo y tengo un ratito.

    La blogosfera te traga, es cierto.
    Te llegas a hacer tan responsable de tu espacio que el hecho de que los demás te sigan te llena...
    Y eso de tener seguidores aún más.

    Yo tengo 60...y espero que no se vaya ninguno!


    Yo me quedo aquí :)
    un besote!

    ResponderEliminar
  3. Pues,... yo cuento sesenta y tres, mi Señor.

    Gestos fantasmales variados.

    ResponderEliminar
  4. Me he quedado en "Y duele", ahora te seguiré leyendo, pero es que tengo que decirte a la de ya que tienes 63, sesenta y tressssss, en letra para alargar la ssssssssss, jajajajajaja. Bueno, sigo, un beso, me estás haciendo reir y me ha encantao por ahora lo del bi-diario, qué tierno eres cuando quieres Rafa. Muackk. Sigo

    ResponderEliminar
  5. No, no eres translúcido, ni fantasma, yo soy seguidora de los que puedo leer, no más, los leo, si que es cierto que apenas intervengo en comentar, por más que me pongan que mis comentarios nutren el blog. Supongo que será cierto, el mío tiene pocas opiniones, sin embargo no me apeno Rafa, incluso si alguien se va, me digo que no sería su sitio. Cierto es que mi parcela es algo peculiar cuanto menos, quién quiere oir, mejor dicho, leer las cosas sencillas y rutinarias que casi siempre cuento?. Yo no espero que me lean, la verdad es que me hace ilusión cuando lo hacen y sobre todo cuando comentan, pero sinceramente no lo espero. En la vida hace tiempo que deje de esperar a que otros hicieran algo, más aún porque que lo hagan otros es algo que no depende de tí. Ojalá llegáramos tan lejos o no. Nunca se sabe que es mejor. No esperes nada de nadie, y lo que venga lo saborearás, uyyyy, será una grata sorpresa (no es un consejo, jejeje). El blog, el mío digo, lo cree realmente para liberarme del peso, para aligerar la carga, para la expulsar la rabia que llevo dentro.
    Un beso Rafa, te dejo que he de preparar el almuerzo, recoger a las niñas, fregar, terapia en san fernando, clases particulares, baile......un día duro, jeje, todos suelen ser así; lo que te digo, yo estoy como para comentar además, jajajaja. Oye que a veces lo hago, ehhh.
    Otro beso, qué besucona, eso para que no te quejes, eso si virtual y de amiga, vale???.

    ResponderEliminar
  6. sesenta y cuatrooooooooooooo, quillo vas muy rápido, jajajaja. Ahora todo el mundo a todas horas durante unos días observando tus seguidores, jajajaja. !Verás, verás!

    ResponderEliminar
  7. La primera vez que me ocurrió me sentí igual ¿He hecho algo malo?, pensé, pero no, los demás están ahí hoy pero nunca se sabe si estarán mañana, por eso hay que esforzarse, creo yo.

    Besos

    ResponderEliminar
  8. Menudo día llevo...
    A ver.
    Comentar a todo el mundo sin tener mucho tiempo libre me es casi imposible.
    Intento devolver los comentarios siempre que me es posible.
    El sistema que utilizo es que cuando publico un post visito todos los blogs que me han comentado en el post anterior y si puedo les comento.
    Este sistema obviamente tiene fallos porque puede ser que alguien no me haya comentado desde hace días y no le visite.
    No hay otra razón que esa.
    Me gustaría poder leer y comentar lo que escribe la gente con la que me relaciono a través de los blogs pero el día no da para más.
    Ah, y el motivo de que comente mucha gente no tiene nada ver con lo que escribo sino que es el fruto de muchos años, cinco ya, interrelacionándome casi a diario a través del blog.
    Si yo dejara de visitar blogs en menos de una semana los comentarios que recibiría se reducirían totalmente.
    No me he apuntado nunca como seguidor de ningún blog. Los blogs que tengo en mis links son precisamente fruto de esa interrelación de mucho tiempo.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  9. La blogosfera (junto con las redes sociales y demás realidades virtuales) es la alternativa de ocio más adecuada a bolsillos en crisis. Si lo piensas bien, cualquier otra opción para llenar tu tiempo de ocio cuesta pasta, por poca que sea. En la vida de uno puede haber de todo como en botica, pero ésto es una forma de ahorrar, eso fijo. El que más y el que menos paga una tarifa fija mensual por la conexión a Internet.

    Somos los blogueros los que no sé por qué narices siempre andamos justificando no sé qué, del por qué escribimos, o leemos, o comentamos o pasamos el tiempo aquí, o por qué le damos la vuelta y no hacemos nada de todo lo anterior.

    ResponderEliminar
  10. Esto es todo un temaaaa... para hacer una tesis sobre como funcionan! al final se va aprendiendo, y no hay que dar vueltas al númeroo y menos por los comentarios que suelen ser (con suerte) la cuarta parte de los seguidores casi siempre jajaja

    Besos abisales... fantasma

    ResponderEliminar
  11. Venga guapo, como decia Jose Mota, "las que entran por las que van saliendo" ;)

    Buena reflexión, sobre todo sincera.

    Besos

    ResponderEliminar
  12. Has sido atrapado por el blogroll. Esa cosa de seguir y que te sigan, cuando no das a basto con tantos a quienes seguir y estar a la altura para comentar, o con tiempo y ganas para leer; y al mismo tiempo esa necesidad de que te comenten, te sigan y te entiendan. Ese pasar de minutos sin comentario alguno pensando, esta vez menuda mierda he escrito. Porque claro escribimos para nosotros, por gusto, pero... lo que mola que sigan el blog y tener mogollón de comentarios y seguidores....

    Cuando empecé mi nuevo blog hice una declaración de principios similar a tu frase final... no dió resultado. Que le vamos a hacer, me gusta que me sigan ;)

    He venido a darme una vuelta, y creo que me pasaré más, gracias por descubrir mi blog. Un besito.

    ResponderEliminar
  13. Cuando empecé con el blog, leía a todo aquél que me comentaba.

    Con el tiempo, se empezó a ampliar la lista de blogs a los que seguía, no daba abasto, así que decidí no seguir ningún blog más, a no ser que me pareciera diferente o especial en algún aspecto.

    El problema de los blogs que me gustan es eso, que me gustan. Y que no puedo dejar una entrada sin leer o comentar. Dime obsesiva.

    ResponderEliminar
  14. Totalmente de acuerdo con Toro.
    Besos

    ResponderEliminar
  15. Aquí otra que se queda. Sí, claro, a todos nos gusta que nos lean y nos comenten. Yo la primera. Y, del que diga que no, lo siento mucho pero desconfío.

    A mí me hace ilusión cuando vez, en el blogroll, que hay un seguidor más; pero si algún día hay un seguidor menos, no sé si me molestará o no. Porque, veamos: de esos 63, 64 o sesentaylosquesean followers que tienes, ¿cuántos te comentan con asiduidad? ¿Con quiénes de ellos te relacionas virtualmente ya que, de momento, no puedes hacerlo personalmente? ¿Y tienes la certeza de que los sesentaylosquesean te leen a diario? No, no la tienes. Igual que tampoco yo la tengo de que los cincuentaynosequé seguidores de mi blog nos lean todas las entradas.

    Es por eso que me quedo con las poquitas personas que comentan: Fiebre, Teta Reina, Bet (cuando puede), mi Ru, CoolFull, mi Maba querida, Encantada y tú, cada vez que vienes de visita.

    Insisto: yo me quedo, Rafarrofas. Porque me gusta leerte y, cuando tengo ganas de decir algo (que no quiere decir que sea algo transcendente), lo hago.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  16. ¿69?... Vaya, me tocó un número... digamos especial.

    El mundo del blog es un tanto curioso. Lo que tú dices no deja de ser cierto pero, hay muchos motivos por los que, en un momento determinado, creamos un blog, lo abandonamos... o lo destruímos...

    Luego vengo con más detenimiento y te comento un poco (sólo un poco) mi impresión al respecto. Mi amor y odio a mi blog, ¿de acuerdo?...

    Es que mi vida está al margen de este mundo y... ¡¡¡tengo cosas "reales" que hacer!!!...

    Saludos.

    Te adelanto: Mi "consejo" es que no te agobies, que haqas lo que te apetezca y lo que quieras.

    ResponderEliminar
  17. Pues yo iba a ir a verte esta navidad, pero Dani me dijo que te habías ido a Madrid y se quedó en nada :(

    Yo no estoy absorbido por la blogosfera en lo más mínimo, de hecho con eso de no tener internet accedo a lo virtual una vez a la semana o similares, y sin embargo te leo cada palabra. Comentarlo todo ya es una empresa excesiva pero ¿a que aun así tiene mérito? :)

    ResponderEliminar
  18. Me he sentido identificada con lo que cuentas y comentan de que la blogosfera te atrapa, apenas tienes tiempo para comentar y estás pendiente de que te comenten y te jaleen, "vanitas, vanitatis" pero hay que saber tener medida, yo de momento no la tengo porque acabo de empezar y me reconozco enganchada, aunque con el feis me pasó igual hasta que me aburrí como una mona. El blog se escribe para cada uno, para expulsar fantasmas y desahogarse, a mi me funciona y me tranquiliza y sinceramente no se porque me sigue alguien. Tengo seguidores que jamás me han comentado nada (lo habrán hecho para que yo me apunte y así contabilizar?) y otros que me comentan siempre y no se han hecho seguidores, lo que es cierto es que normalmente siempre tienes un número más o menos fijo de comentadores(¡uf que palabro!)que ya se saben todas mis cuitas...esos son los que en alguna ocasión te escriben un mail y te ayudan de alguna forma...no estés triste ya vendrán más. Besos

    ResponderEliminar
  19. Ya estoy aquí otra vez.

    A ver,... te cuento. Tanto en mi primera entrada de este blog como en la del pasado día 24 de Octubre, Carta abierta lo dedico a este tema. Hablas de tus seguidores, de los que se van de los que vienen pero, ¿qué hay de sinceridad en ellos?. ¿Cuántos hay constantes?... ¡Esos son los verdaderos seguidores!... Los que, con el transcurso del tiempo, están ahí a pesar de nuestros bajones, de nuestros agobios. Llega un momento en que el blog no nos pertenece. Ya no escribimos para nosotros, escribimos para que nos lean y comenten y, eso crea un estrés que, antes o después, pasa factura. Y yo... yo no lo creé para eso.
    Mira... observa el mío: 242 seguidores. Ja... ¿Seguidores, Rafa?... No… Si así fuera, habría entradas en las que, con los comentarios y mis respuestas, se podrían contabilizar… 500 comentarios… ¡Dios!... Estaría en el libro Guinness de los Records… y no, no lo estoy…
    No lo he "estudiado", esa es la verdad pero, más del 50% (por poner un porcentaje) no me ha dicho ni ¡Hola! una sola vez.

    No te fijes en esos avatares, en esas imágenes que aparecen de vez en cuando sumándose. Fíjate, en todo caso, en los que te "comentan"... esos son los que merecen la pena y a los que hay que cuidar. Pones un ejemplo, el de Toro Salvaje. Él nos mima a todos sus comentaristas. Aunque lo explique, no sé cómo lo hace, ¡yo necesitaría días de 48 horas!... También creo que es un caso único...

    Dices que no has salido con nadie que hayas conocido en tu blog, y que no has recibido ningún beso o abrazo con sustancia (de esos que alimentan a la vez el cuerpo y el espíritu fantasmagórico)... pero, en la lejanía y a través de la tecnología, dialogamos, nos entendemos, nos damos ánimo y besitos… y, te aseguro que, las lágrimas que derramé y mis risas a carcajadas, que pensé que una noche algún vecino me denunciaría, han sido reales.

    ¡Vaya rollazo, chiquillo!...

    A ver si sientes este beso.

    Échale un poquito de imaginación…

    ResponderEliminar
  20. Hola a todos.
    Lo primero, muchas gracias. No sólo se ha remontado el número, sino que nunca había tenido tantos comentarios en una entrada. Y sé que no se debe tanto a que trate un tema que interesa a todos, sino a vuestra bondad de corazón, que habéis querido echarme un capote en un momento que me habéis visto de bajón.
    Sin embargo, he de avisaros de una característica particular: soy un quejica.... No, seamos exactos: soy Un Gran Quejica. Dicen que el que no llora no mama, y tal vez eso explique mi sobrepeso, porque yo me quejo en sensorround y sonido THX desde que nací. Radio mis males y difundo mis penas. Si sufriera de hemorroides jamás lo haría en silencio, porque cuando uno se queja parece que expulsa parte de sus cuitas, las aventa y se las da al primero que pase por si hay suerte y se las lleva. Y en último caso, porque soy tonto y el mal de muchos me consuela un tanto (un tanto tonto).
    Y el que busca, halla (tan seguro que el que no busca suele no hallar nada, y cuando lo halla es por puñetera suerte y azar), y yo busco que me acaricien, que me den teta (sigo haciéndolo ahora, pero no por temas de alimentación), que me quieran algo... Fin de las frases hechas hilvanadas.
    Bienvenidas Mar y Semilla Negra. Bienvenida, Blogboreta. Me encanta que hayáis venido por aquí. Y bienvenidos todos. Me siento agradecido, porque atravesáis con vuestros comentarios esa odiosa pared invisible de soledad que me rodea.
    Me dejáis con la deuda, que no tengo claro ni cómo ni cuándo voy a pagar. Intentaré hacerlo siguiendo vuestras evoluciones. Es lo justo.
    (ofrecería sexo pero no cuela, jajajaja)
    Besos varios y abrazos muchos, por más que etéreos, invisibles y virtuales.

    ResponderEliminar

Bienvenida sea la libre expresión de ideas... Ahora bien, no necesariamente lo que digas será compartido por mí, ni lo daré por cierto, válido o bueno.
Sin embargo, qué gusto tener gente que acude a mi convocatoria (soy muy simple)