6 de mayo de 2010

sobre sexo y deseo (y no son para nada la misma cosa, po'favó)-1ª parte

Esta es la escena. Vips de la Habana, con uno de mis dos mejores amigos, o los dos, al baño (los tíos tb lo hacemos: mientras abrimos la espita, abrimos el corazoncito). Le digo: "está decidido, me resigno, lo dejo... no me voy a comer un colín en toda mi puta vida, así que a partir de ahora abrazaré el celibato (ya que no puedo abrazar nada más jugoso)"
Debía tener ¿17?

... hasta aquí vale para hacer dos digresiones, las dos contradictorias:
1. ¡qué muestra de inocencia-inexperiencia!, o lo que es lo mismo, ¡qué tonto y qué pavo! Afirmar que va a renunciar al sexo porque ....no puede! Sólo puede renunciar el que no quiere o el que quiere más otras cosas (como el poder)... pero los demás, piltrafillas mías, nos aferraremos con la fuerza que da la desesperación al menor rastro de esperanza: "ésa m'a mira'o con buenos ojos!!!!"
2. es el eterno retorno, porque aquí estamos de nuevo, a punto de cerrar el kiosko "for good", pa'siemprejamás, porque no soportamos perder sistemáticamente en este juego. Sólamente he visto otro juego que provoque mayor grado de ludopatía y adicción: uno que llamaban "las chapas" en tierra de ganaderos, que se jugaban los cuartos de todo un mes, sumas ingentes, a ver si salía cara o cruz en una moneda....

Llega la Feria.
Todo un examen social.
Un estrés del carajo.
¿Cuántos planes tienes? ¿Cuánto tiempo estuviste? ¿puedes afirmar que te reiste muchísimo? ¿bailaste? ¿bebiste? ¿ligaste?...

Sí, bueno, estuve con mi gente.
Sí, he quedado con tal y con cual....
Bueno, yo voy y me voy encontrando a todo el mundo allí.
Nos echamos unas risas...
Jo, qué resaca....

Un mojón. Así lo llaman aquí. Es esa cosa marrón que sirve de hito pero sólo para la digestión. Verbigracia, una mierda.

Una gran parte de todo lo que vivimos lo vivimos para poder contarlo, para aprobar el examen ajeno, o para tirarnos el moco, o para no ser destrozados por las miradas de desprecio o de conmiseración, de asco o de rechazo... "Pobrecito, qué solo está!" "Mira ése: no le quiere nadie" "Menudo colgao, pringao, tirao, matao.... etc"

Tal vez si tuviéramos todo eso asegurado veríamos la feria con ojos de turista: "mira, qué curiosas las luces; mira, qué bonitas las casetas; mira donde pisas que acabas de pisar una mierda de caballo (bosta)". O sea, lo dicho: un mojón.

Y llego al punto donde decido que cierro el chiringo, que doy carpetazo al asunto, porque no tengo nada que hacer. O no tengo planes o no tengo los planes que yo quiero, con quien yo quiero. Y tantas horas por llenar.

(Imagínate que la noche de bodas durara 20 años: ¿sería igual de romántica el año 17?)

Esta mañana escribí una cosa:

En la feria

Primero fueron los cuerpos de arcilla y piedra
y entonces, la niebla. Nace espesa.
Como pantano alevoso nos rodea el deseo
alzando vendas de blanca oscuridad, cubriéndolo
todo con cantos de sirena y fuegos fatuos,
engaños, autoinflingidos como palos de ciego,
golpes al aire sordo que nos atrapa,
lecho de leche que ahoga, batido en la marea.
Luego aquella masa de formas que pierden la forma,
la carne, turba de sexos apretados, rizándose
y estás perdido, tanteando hasta encontrar
el arma que te atraviese, te duela hasta
reconocerte. Te rodean todos iguales,
igualmente perdidos, extraños iguales,
abriendo sus bocas de las que salen calígines
y gritos y dolorida ausencia, hueco,
todos se deshacen mientras intentan
encontrar asideros en ese traicionero légamo de
deseo.
Insatisfechos.

1 comentario:

  1. ¡Ay, si que es cierto! Cómo molaría poder ver la feria con los ojillos con la que la miran esos turistas..
    Bah, de la costumbre se pierde el encanto u.u
    Saludos (:

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