7 de mayo de 2010

sobre sexo y deseo (y no son para nada la misma cosa, po'favó)-2ª parte

Mi hermano solía traer en verano con nosotros a un amigo suyo que podría ser nuestro padre (o al menos, el hermano menor de nuestro padre). Me sentía tan distinto a él, tan ajeno,... ¡y tan poco interesado en lo que pudiera contar!
Por supuesto que saludaba, despedía, oía cortesmente su charla o incluso la sacaba yo si me tocaba sentarme con él en una mesa... No quita que, en el fondo, no me importara nada, fuera como un vacío para mí en el espacio, un hueco. Yo buscaba materia de amigos o amores, fuente de alimento intelectual o emocional. Él venía a ser como la celulosa: algo que se puede comer, pero que no se digiere. "No me sirve". Y mientras le sonreía y le miraba con ojos ciegos de camarero (que pasa junto a nosotros y nuestra mano levantada sin vernos) y le escuchaba con los oidos sordos con que se escucha la narración del niño pequeño que relata el capítulo de Pokemon por decimo octava vez (sin mucho arte, además).
Este hombre era un buen tipo, majo, educado, bien dispuesto, detallista, de sonrisa fácil. Profesionalmente había hecho muchas cosas y era reconocido. Sin duda tenía años de experiencia en la vida.
Pero....
Era viejo.
Era mayor, arroz pasado, fondón, caduco, caducifolio, ruina, derrumbado, Versalles comido por la hiedra, puretón, antediluviano, pasado, superado, "apártalo y ponlo en la cuneta", comido por el orín, usuario de compresas para la incontinencia, prostático zigurat de carne, desmadejada arquitectura ósea con manchas en la piel, milenario pelón....

Ahora yo soy él.
Un buen tipo, majo, educado, bien dispuesto, de sonrisa fácil...... Mayor.

Una solución fácil: "relaciónate con tus iguales", dicen, "vete con los mayores".

Sin embargo, como me decía una mujer (de las iguales), "los hombres de mi generación o están casados o tienen alguna tara; si son divorciados, será por algo; o vienen resabidos, resabiados, listillos y tramposos; cínicos; .... y muchos da pena verlos, en franca decadencia".

Se llega a la edad con marcas y cicatrices, con tics y manías, vicios y malos hábitos, fallos, goteras y achaques....

Por otro lado, "los casados somos los jubilados del amor" (una cita por rafarrojas,
q me gusta mi frase). Ya no estamos en el mercado, aunque se nos reconoce al menos que estuvimos y un ápice de experiencia. Tenemos una pensión (para el ego), la que nos da la mujer, un sueldo pequeño de caricias y cariños todos los meses,.... "Follas menos que un casado", reza el aforismo grabado sobre el anillo de boda. Pero follas, que es más de lo que puede decir el pajillero que vive en el sótano (bueno, eso en los USA q tienen casa con sótanos, aquí podemos vivir en un cuchitril, cubil, armario de escobas con más o menos la misma falta de dignidad). Que es más de lo que podía decir yo a los 17, 18, 19, 20. Stop. A los 21 me estrené!
El jubilado suele contar batallas, como en ese sketch de José Mota "dices tú de mili"... Pero cada vez hay menos gente para los que la palabra mili signifique algo. Sin embargo, el interés por el sexo no varía. El jubilata del anillo (que sólo es Señor de su Señora y Amo de Poquita Cosa-Ná) relata siempre que puede sus amoríos. "Padre, me confieso de que me he acostado con un chico" "Pero, señora Antonia, ¿a su edad? Pero si tiene usted 104 años! ¿Y cuándo ha sido eso?" "Hace 80 años, pero me gusta recordarlo"
Es como si fuera vaca que pudiera disfrutar regurgitando la hierba verde que te quiero verde, del prado cerca del río al que me la llevé creyendo que era mozuela....
Brillarán los ojos del jubilata recordando el tiempo en que batía su acero en hechos de armas de enamorado o de bribón-truhán-pillín. "Don Juan, don Juan, la puntita nada más...."

¡Un espejo, rápido, que le traigan un espejo! Que se está viendo con los ojos del recuerdo (que tiende a convertirse en leyenda, a poco que nos descuidemos).

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