18 de junio de 2009

El sacrificio definitivo

He hecho el sacrificio definitivo, ése con el que sólo un héroe o un santo se atrevería.
Behold! ¡Mirad! ¡a qué me he expuesto!, ¡que estoy soportado estóico!:

más dinero, más salud, más respeto ajeno, más control sobre mi vida, más libertad....


Y aquí estoy sufriendo, como decían los de la Mandrágora, "como un gilipollas, madre, como un gilipo-o-llas".

Es duro dejar de fumar.

Llevo 10 días.
Diez días definidos por lo que les falta, como el frío, días vacíos...
en los que rara vez pienso en otra cosa, en que ya no podré estar con un cigarrillo entre los dedos....
¡Cuántas veces se me quedaba pegado a los labios y, al intentar dar una calada, me quemaba entonces los bordes de los dedos!
Y cuando iba cargado con bolsas y no podía sacármelo de la boca y me ahogaba.... cualquier pensaría que dado que ese mismo humo es lo que respiraba continuamente no debería representar ningún problema seguir haciéndolo...
Pues no: me ahogaba, y estaba deseando soltar la carga (en cualquier parte, de cualquier modo) para poder sacarme de la boca los gases lacrimógenos portátiles.
Y cuando al fin lo conseguía, después de respirar, .... daba otra calada! Así es.
Y ese humo que se mete repentinamente en los ojos, y te quema la pupila. Un dolor agudo, picante.

No soy masoquista, creo. De hecho, no soporto el dolor. ¿Es síndrome de Estocolmo entonces? O como mujer maltratada que a pesar de todo lo que ha sufrido aún recuerda con cariño a su abusador....

O tal vez, a juzgar por estos mismos diez días huecos, sin nada destacable que mencionar excepto la ausencia de algo destacable, necesite el dolor, la esclavitud, la pena, la maldad.
Una especie de perversa ley de compensación universal: ¿quieres ser Jack London?, ¿quieres ser Poe?, ¿quieres ser Hemingway?... conviértete en un puto borracho, en un triste ejemplo de ser humano alcoholizado y finalmente, si quieres nota, suicídate... Córtate la oreja y sufre como un cabrón, son requisitos indispensables para pintar Noche Estrellada (y, sí, también puedes suicidarte: <<el señor Vincent respondió: "Me he disparado un tiro....Esperemos que no haya fallado....">> cuenta Adeline Ravoux, hija del dueño de la pensión Ravoux en Auvers-sur-Oise, donde vivió y murió Van Gogh). ¿Quieres ser uno de los padres fundadores del movimiento beat? Ya sabes: Jack Kerouac murió el 21 de octubre de 1969, a los 47 años de edad, de una hemorragia abdominal masiva, consecuencia de sus excesos con el alcohol, pero su carrera hacia la autodestrucción había comenzado mucho antes... ¿Quieres ser un icono de la belleza, Marilyn, quieres ser un cantante eternamente recordado, Jim Morrison...?
Porque el sufrimiento es contable, relatable, pintable. La tranquila alegría, y la burguesía, no tienen olor (lo que se gasta en desodorantes para no revelar el vulgar olor humano). Pero la peste, la podredumbre, la miseria... ¡qué rápido, con qué violencia y contundencia no se enseñorea de nuestras napias!, ¡cómo invade lo fétido las fosas nasales como un océano acre! ... La mierda tiene más presencia que la tímida lavanda (es insoslayable).
Ahora imagina La Muerte de Ivan Ilich o Crimen Y Castigo o Ana Karennina y quita de ellas todo lo que es doloroso (humano), penoso (humano), lastimoso y patético (humano)... (¿Que Disney queda?)
Nos definimos como los autistas por sus estereotipias (y la mano vuela al bolsillo donde, ¡mierda!, ya no hay paquete... y sientes el dolor de la pérdida, redoblado como el de un viudo que por un segundo ha olvidado que lo era.... y, por cierto, aquellos paquetes que se clavaban en la carne a través del bolsillo del pantalón, ¡quién iba a decir que el cartón pudiera resultar tan duro!, ¡cómo se clavaban en la carne sus esquinas al sentarse o si llevabas el bolsillo repleto!)...
Nos empeñamos en sufrir. Como cuando llevamos ese mechero al que ya no queda gas o piedra o yo qué sé, pero lo cierto es que por mucho que le demos y le demos a la ruedecilla no escupe llama ninguna, y tenemos el dedo gordo ya con durezas a fuerza de intentos fallidos... Empecinados.

10 días llevo. No soy nadie. Ni siquiera fumador.

P.S. Y por cierto. Me cago en los empresarios del tabaco, mafia legalizada.

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