13 de diciembre de 2014

Lord Sith de las Letras

Mientras estudio literatura española del Siglo de Oro pienso en los críticos que escriben los artículos que tengo que estudiar, imagino sus caretos detrás de esas frases hechas, hechas de encomios y parabienes y felicitaciones y alabanzas: “el genial autor demuestra una maestría absoluta en el dominio de los blabla-blabla...”.
Parece que los críticos sólo tienen dos posiciones: o babeando sobre los clásicos (o alguna estrella en alza), en plan servil arrastra’o, o haciendo sangre sobre cualquier otra cosa, como para compensar con dosis extra de vitriolo y mala lessshe tanta brillo sacado al ojete de los grandes.

Me da miedo acabar como ellos. Tal vez lo sea ya, porque el reverso tenebroso de la Fuerza, el lado oscuro del deseo de ser escritor o al menos hablar sobre los que lo son, es muy fuerte en mí.... (Bueno, y aún podría ser peor: ser un sith, pero uno pequeñín sin apenas poder como para hacer el pino-puente, nada de triple salto mortal, y que tenga que ir por el mando a distancia de la tele en vez de atraerlo hacia sí con telequinesis... un última fila entre los última fila....)
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Y una última parte: q como pasa aquí en mi blog o como me pasa entre la gente de mi clase (los niños con los que comparto aula), al final lo que opine o deje de opinar no le interese a nadie, nadie me lea ni le importe una mierda si digo que tal es guay o el de más allá es fábrica de basura barata.... (El fatalismo ruso-sith ataca de nuevo)

1 comentario:

  1. Los críticos, como el resto de los humanos acabamos diciendo nos gusta o no nos gusta. Tenemos pocas "medias tintas". Yo sigi preguntándome por el sentido de la crítica. Pero la leo. Me gsutan las críticas que más allá de bien o mal, o me gusta y no me gusta, me señalan la técnica(aunque eso resta magia, mejor leer primero el libro o lo que sea), argumentan sus defectos, nos ayudan a comprender la obra más allá de decir que es maravillosa o no. Y si lo dicen quiero razones objetivas. No puedo evitarlo, la crítica me parece muy falible y sin embargo disfruto leyéndola porque a veces me enseña tanto como el libro. Nos falta la figura del crítico de la crítica.

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Sin embargo, qué gusto tener gente que acude a mi convocatoria (soy muy simple)