...y cuando ya se dijo todo, aquella antiquísima raza volvió la vista a las estrellas. En total silencio, porque no quedaba nada por decir, construyeron naves que pudieran surcar el espacio. En el más completo mutismo se subieron a ellas. Y absolutamente callados atravesaron la galaxia en busca de otra inteligencia, una extraterrestre...
En busca de conversación.
(un cuento de rafarrojas para que le sugiera otro a alguien. Lo espero en un comentario como esperaban los alienígenas descubrir otra raza. Sin pronunciar palabra, en vilo de la esperanza... O como dirían otros menos cursis: calla'o como una puta y a ver si hay suerte)
Hace 20 horas
me ha dejado impresionada ese "microrrelato". No sé que tiene, pero tiene algo...
ResponderEliminarHe entendido que debo escribir aquí que la raza había enviado señales a la negrura interestelar durante diez años, conteniendo invitaciones a conversar de todos los temas que sus superordenadores albergaban, acompañadas de breves emisiones galácticas de todas las preguntas que en sus archivos estaban listadas.
ResponderEliminarEl caso es que, al recibir de un nubloso rincón de la Galaxia 367 unas ondas captadas por sus receptores que respondían "verde" a la pregunta emitida número 45 ("¿cómo estás?") marcharon sin dilación a encontrar al creador de aquella original respuesta, la primera respuesta que archivaban sus anales como "novedosa y absolutamente impronunciada con anterioridad" en más de un siglo.
Para desgracia de ellos y beneficio de esta historia, no recordaban las antiquísimas Guerras Kirg, fruto de la sublevación de la ingente cantidad de enfermos mentales (hijos del aburrimiento) que por entonces abundaban en el planeta, y tampoco recuerdan a qué galaxia deportaron nuestros aristócratas serios y afásicos a los majarones vencidos.
Pero sí que saben que ahora le toca a Rafa continuar el cuento y contarnos qué encuentran, ya sea en un comentario o en otra entrada :)