29 de enero de 2016

SE CUENTA QUE CUENTAN- sobre la poética del cuento romántico en verso, a partir de un artículo de Luis F. Díaz Larios

nota previa - otro trabajillo (resumen, extracto y algo de comentario) que tenía por ahí, por si le sirve a alguien en plan Rincón del Vago, y otro ejemplo más de críticos y académicos que suenan farragosos y petardos y a quienes (aun así) hay que estudiar como si fueran ellos los escritores, hay que joderse!


 SE DICE QUE DICEN:
sobre la poética del cuento romántico en verso, a partir de un artículo de Luis F. Díaz Larios

rafarrojas
NOTA PPP  (PREVIA PRIVADA PARTICULAR)
Díaz Larios pretende aclarar la confusión terminológica y de conceptos en la clasificación de géneros (subgéneros) románticos. Deslindar romance, leyenda y cuento y establecer sus rasgos definitorios.
No se le da muy bien, en mi opinión, porque he tenido que leer el texto varias veces para entender qué mantenía en definitiva el profesor de Barcelona. Esto es, le he tenido que dedicar una atención excesiva, contraria a su supuesto propósito facilitador y esclarecedor.
Su excusa, que es tema en el que ni los mismos románticos, a pesar de querer contarse y explicarse a sí mismos (¡siempre!), se aclaran.



IDEAS CLAVE DEL ARTÍCULO
1. Los románticos llevan a cabo la renovación formal de la épica.
2. En el plazo de un par de años, aparecen publicadas tres obras
- Leyendas españolas (1840), de José Joaquín de Mora emblemáticas:
- Los Cantos del trovador. Colección de leyendas y tradiciones históricas (1840), de Zorrilla
- Romances históricos (1841) El Duque de Rivas

En ellas aparecen los tres nombres , romance, cuento y leyenda, y lo que se discute es si efectivamente representan tres formas literarias distintas, tres tipos distintos de discurso, o no. Porque en los tres casos citados, se trata de narraciones en verso, patrióticos o patrioteros (las glorias de España), hay religión (en muchas ocasiones de la milagrera popular2) y anagnórisis varias (a veces mezcladas con maravilla-fantástica: "yo-soy-tu-padre", dijo Cascooscuro).

3. Se colige (bonito verbo, :  )) una cierta definición-indefinida de lo que dicen los mismos autores y los críticos inmediatamente posteriores (como Narciso Campillo, el amigo de Bécquer, o José Coll y Vehí):

-Cada autor presenta su obra en prólogos y prefacios al lector, la defiende y pretende marcar límites.
 EL ROMANCE, a partir de Rivas es "narración relativamente breve, compuesta en exclusiva en verso castizo (octosílabo asonantado), de anécdota histórica o legendaria, atribuida a un personaje verdadero que es encarnación de valores éticos y patrióticos". Es de los tres el que más encaja en la tradición literaria... ergo, el que menos novedades aporta 3
Rivas regenera la forma y sus cambios permanecen casi hasta el Modernismo. Los ejemplos posteriores (Díaz Larios cita algunos como el que prologa el Marqués de Molins o el de Gutiérrez de Alba) son más pobretes, de calidad inferior, por pretender ser más didácticos (y más burdos, plebeyos: “el pueblo [...] cuyo amor es para todos una necesidad").
. 2 ¡Vaya por Dios!, ¡qué Dios, el que sirve de testigo, pero no soluciona la soltería de la hermosa engañada por el capitán Diego! (A buen juez... y, por cierto, que no encontré si era pariente del mejicano de “La verdad engañosa”). Y puesto a salvar, ¿por qué no salvó a la mujer fiel con la hizo grande carnicería el marido engañado por Rodrigo (falso amigo y envidioso) y salvó sin embargo al hermano metiéndolo a cura? (La azucena...) 
3 Y tiene lógica, que el ayer exiliado que daba clases de pintura en Orleáns y luego Duque y Ministro sería progresista pero de corazón tradicional, hasta que en Malta un amigo inglés le descubriera el romanticismo. Justo lo contrario de la tesis de Ricardo Navas Ruiz: "Zorrilla ocultaba un talante progresista bajo la máscara de un conservador". Y los dos eran amigos, Zorrilla y Rivas, que el último le dedicó su mega-poema-leyenda de “La azucena milagrosa”, publicada en el 49.
LA LEYENDA Mora dice que lo suyo, la leyenda, es narración que dista del altisonante entonamiento de la Epopeya4
4 Y dice Mora que en España los casos sueltos que se cuentan no dan para epopeya, : )
EL CUENTO, Zorrilla usaba la palabra indistintamente como cuento en el sentido de historia, creación y en el de forma narrativa (...y sin embargo, luego las llama leyendas). Le concede a Mora definir leyenda, pero se separa diciendo que lo suyo no es la aburrida y limitada verdad y de la trivialidad del Romancero (esa diversidad métrica, "la rima perfecta", es el grito de Mora, ¡que no se me mezclen!, sólo reconoce el mérito de El Moro Expósito de Rivas... que para acabar de liarla se subtitula "Leyenda en doce romances"). Y dice también Mora que el no gasta “patrañas”, distinguiéndose de los cuentos, que lo suyo es historia (lo dice en “La Florinda”).5

Zorrilla admite “todo estilo y todo invento”. Hay un guiño al lector, un intento de epatarlo primero y hacerlo cómplice, al estilo de aquella suspensión de incredulidad de Coleridge). . Es más evasión, entretenimiento, para arrancar la sonrisa a “la dulce España”. O sea que la leyenda comparte con el romance la transcripción poética de material histórico y con los cuentos (y me refiero a los que fabrica el trovador de Valladolid) su “polimorfismo tonal y versal” y que se desdibuja en ellos la épica.
Sobre hasta qué punto son veraces estas historias o pegadas a una discutible verdad folclórica: para terminar de complicar las cosas están los trucos-trampas de los escritores que juran y perjuran que lo que cuentan se dice (¿por quién?), hay monumentos o iconos que lo atestiguan (¿en dónde?) o se recogen en códices (de los que curiosamente sólo ha oido hablar el poeta)...

4- Los preceptistas o compiladores:
- Antonio Ribot y Fontseré Ribot. “Emancipación literaria didáctica” ( 1837, reeditado en 1846), rechaza los contenidos, héroes y objetivos de los viejos poemas del clasicismo, copia "El cristiano en Oriente" de Jacinto Salas y Quiroga y "El bulto vestido de negro capuz" de Patricio de la Escosura como ejemplos de epopeya, con la observación: "Poco me importa que sean cortas, si la acción es interesante y es grande el efecto que producen". "Brevedad" y "Efectismo" son las claves.

- Narciso Campillo en “Retórica y Poética o Literatura preceptiva” (1872) que son "distinciones pueriles y que a nada conducen" la división de leyendas y cuentos según se apliquen a un ‘asunto histórico o tradicional’ o ‘totalmente ficticio(s)’).
- José Coll y Vehí, “Elementos de Literatura” (1878): que los cuentos se alejan de la epopeya (épica) en que la acción ya no es heróica, que incluye diálogo, que hay “caprichoso vuelo de la imaginación” mientras que las leyendas son narraciones apoyadas en la historia y en la tradición, “en las cuales divaga la fantasía”.

5. La propuesta de Díaz Larios:
Prescindir de clasificaciones en función de la "fábula" "lo contado o historia" y detenerse en los mecanismos de “fabulación" "lo contante o discurso". Lo esencial es que la relación entre el autor-narrador y el lector-narratario se establece sobre la aceptación del relato por sí mismo; la 'fabulación' crea su propia verdad y no requiere más justificación que su culminación como texto. Y eso es así porque el cuento se formula -y es recibido- como una ficción libre de cualquier compromiso metatextual con la memoria o con la historia.
Desde una perspectiva diacrónica, son legítimos ambos términos para designar dos tipos distintos de discurso: "el cuento tendió a la quintaesencia narrativa mediante un esfuerzo de reducción y precisión; y por el contrario, la leyenda evolucionó hacia la amplificación, con frecuencia a costa de la narración".

TOTAL Y FINAL

Lo dicho: no me gusta cómo escribe Diaz-Larios. Da muchos datos, sí, pero no los ordena ni los organiza de forma que se pueda ver de un vistazo lo que defiende...
¿Y qué tendrá que ver el bulto de Escosura con el cruzado de Espronceda?: ¿que en los dos llega alguien hasta un castillo? ¿que en los dos hay sorpresa, anagnórisis, aunque Espronceda se dejara la suya a medias? ... y quién es por fin el cruzado???

2 comentarios:

  1. ¿quien soy yo? ¿Cómo me llamo? ¿qué hago aquí?
    Muy confuso y elevado a un tiempo.
    Un saludo Rafa

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  2. Pues con lo dicho contagias ese desanimo por Díaz-Larios. La abundancia de datos ya es el peor síntoma de cualquier trabajo. El estudioso lo lee todo o trata de hacerlo para destilarlo, no para entregarlo casi idéntico.

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