El pensamiento del amor es como un castillo de naipes de dos cartas que uno ve tan firme que podría ser de cientos y elevarse hasta el infinito. Uno apoyado sobre otro que se apoya sobre uno y juntos forman techo y refugio, edificación.
La fantasía del sexo, por el contrario, es como ese plato que gira sobre un palillo: vertiginoso vértigo, precario equilibrio de la aceleración, juego alucinante. Pero luego llega la gravedad, la insoportable del ser (o no ser), y el plato se hace añicos contra el suelo y muere con "la petite mort", o peor, por la inevitable falta de agilidad de la realidad.
(...vale esto como cita, by rafarrojas?)
Confesiones
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Lo voy a confesar, porque luego todo se sabe, incluso en los blogs
anónimos.
Sí, me he saltado unas cuantas entradas. Y sí, las cuentas de los post
mí...
Hace 15 horas
Tanto uno como el otro son de igual de inestables, sin embargo a largo plazo e incluso medio el primero siempre es mucho más gratificante, y cuando todo se junta...
ResponderEliminarMe ha gustado la metaforización.
Salu2
Pues cada uno tiene su momento y juntos pueden ser deliciosos si suman y mortales si se contrapesan.
ResponderEliminarBesos