20 de enero de 2015

De exámenes, soberbia, malgasto, Jim Butcher, hipnosis, zombis, vampiros, borgs, okupas varios y la posibilidad de ser lo que debería ser

EN EXÁMENES - PENSAMIENTOS DISPERSOS EN SEMANAS DE PREPARACIÓN
- Hace un par de semanas pensaba que la vida es como un examen en dos partes, una teórica y la otra práctica. La teoría está tirada, super fácil, todo el mundo aprueba con la gorra.... La práctica es la jodida, la que no pasa ni San Judas Tadeo, donde todo el mundo se encalla y se va a pique!
+Por eso cuando alguien te cuenta un problema de su vida, ves rápido la respuesta y lo ves claro: “haces esto y lo otro y asunto arreglado”. Ahí estás tú, muy satisfecho contigo mismo, cuando lo único que has hecho es dar la respuesta de la parte teórica, la que se sabe todo el mundo: “no fumes, haz deporte, come menos, duerme lo necesario, no bebas tanta coca-cola, escucha a la gente, sé cariñoso, sé paciente, se bueno”. Etcétera. Un puto genio eres tú.
¿A quién no le irrita el que a la salida de clase dice “ha sido muy fácil, no?” ... Smug (palabra que aprendí el otro día leyendo Codex Alera).

- Hace una semana, aprox., me lamentaba de ser un tío tan desaprovechado. ¿Cuánta gente hay que tenga mis capacidades!
Vale, esto suena fatal, propio de un soberbio donde los haya, chulo de mierda.... Aunque lo cierto es que soy un tío bastante listo, tengo una memoria – a corto plazo – cojonuda, y soy creativo. Entonces, ¿por qué coño no he llegado a nada, no soy nadie, he resultado tan absolutamente gris y mediocre? Wouldda, shouldda, couldda... ¿Por qué ahora mismo no estallo como una nova, ilumino el mundo con mi brillo? : )
Y fumo y soy sedentario y como como un cerdo y le robo horas al sueño para ver series y consumo litros y litros de coca, e interrumpo a la gente, y puedo resultar agresivo, y me traicionan palabras, obras y omisiones... Un dos, un tres siendo generoso, me ponía en el práctico.

Entonces, lo mejor que podía ocurrirme es que alguien me raptara. Sí, ya lo veo. Metido en un zulo, sin tabaco y sin coca, sin morcillas ni chorizos, ni bocatas de barra. En unos meses tendría el cuerpo “niquelado” como dicen en Cádiz. Y luego, amenaza de muerte, pistola en la nuca: “haz fondos, corre, salta!”... Y, again, en un tiempecillo tendría el cuerpo de un Adonis, la fuerza de Sansón (aunque fuera de un Sansón de mediana edad, madurito interesante y en forma).
¡Espera! ¡No es suficiente!: allá en el zulo, esa habitación sin ventanas de dos por dos, una mesa, una silla y como dicen los juristas “recado de escribir”, folios y boli. “¿Ves esa batería de coche con esos cables pelados? ¡Como no escribas un cuento, una novela, siete poemas de aquí a la noche, a un mes, a dos, te los aplicaremos a los mondonguillos y te vas a enterar!!!
 Y yo que de siempre he sido un grandísimo cobarde y contando además que no tendría nada mejor que hacer, no tele-juegos de ordenador-cine-Internet-libros, escribiría finalmente todo lo que está en mi cabeza y aún lo que no he llegado a pensar porque para hacerlo tendría que haber recorrido el camino previo, no habría andado esos pasos-palabras, rastro de verbos que conducen a la historia escondida tras el recodo (“El Camino sigue y sigue desde la puerta...”).
Puteadísimo, sí, pero ¡y lo que crearía?! lo que produciría en esa prisión, bajo la presión de esa amenaza, de ese miedo.... Si luego me soltaran: cachas, autor.... O incluso si luego no me soltaran y acabaran conmigo o me dejaran allí pudrirme en la oscuridad del zulo, pero vieran mis obras la luz, mi vida habría tenido sentido, propósito, habría hecho algo que mereciera la pena....

Pero no. Que nunca sabes hasta que punto puede reaccionar ese obstinado cobarde, ese pasivo-agresivo, ese desafiante rebelde y negarse a currar y a hacer lo que debe, ni bajo peligro inminente de muerte y tortura. “Bring it on, dale, venga, a mí no me fuerza ni Dios!”. Y la jodimos, y ni así llego a hacer nada.
O, por otro lado, ¡qué sufrimiento!, no? ¿Realmente hay que sufrir tanto para conseguir algo? Mejor si me hipnotizan o me meten en un trance donde me dicen simplemente “vas a hacer”. Control mental, y me ahorro el sufrimiento. Y a currar. O que venga uno de los que dicen que ellos lo ven muy claro, yo mismo, viniendo de otra realidad paralela o del futuro o los fantasmas de las tres navidades, y ocupen esta cáscara de cuerpo que podría ser (pero no hace por ser y no es) y me desalojan. ¡El cuerpo -y la mente- para los que la trabajan!: Adios espíritu malsano de Rafa, bienvenido espíritu que posee a Rafa y lo convierte en lo que debería ser.

Hace unos días leía la segunda novela de Códex Alera de Jim Butcher (llevo dos en un par de días cuando debería estar estudiando eso de la vocal post-nuclear que es la que sigue en el diptongo al núcleo silábico – bonita pollada, por cierto, muy útil para la mejora de la Humanidad). El enemigo al que los héroes se enfrentan se llama “VORD”, un bicho que entra en un cuerpo y lo vacía y en fin lo convierte a su Propósito: “"Because that is what they do. They spawn. Make more of themselves. They take, devour or destroy all life, until there is nothing else under the sky. They create themselves into new lives, new forms."

Y de pronto me han venido a la cabeza todos los semejantes monstruos que comen y transforman: la invasión de los ladrones de cuerpos, los vampiros, los muertos vivientes aka zombis, los borg de Star Trek, “Música en la Sangre” de Greg Bear (yerno, por cierto, de Poul Anderson), "Unity" en la serie de dibujos animados de Superman....

Es un tópico de la literatura fantástica, de terror y ciencia-ficción, aunque no queda claro que es lo que nos aterroriza: ¿los mordiscos que nos dan los feos (¡porque mira que eres feo, jodío!), la súbita sensación de la aguja que nos inocula los nanobites, el pinchazo de los colmillos del drácula de turno... o la conversión en sí, la pérdida irremediable de nuestra identidad?

Y el caso es que los invasores, los malignos bebedores de nuestra sangre, nos ofrecen aquello a lo que Epicuro y Diógenes aspiraban, la Ataraxia definitiva (De la Wikipedia: “ataraxia (del griego ἀταραξία, «ausencia de turbación»), disposición del ánimo propuesta por los epicúreos, [ y escépticos, gracias a la cual un sujeto, mediante la disminución de la intensidad de sus pasiones y deseos, y la fortaleza frente a la adversidad, alcanza el equilibrio y finalmente la felicidad, que es el fin de estas tres corrientes filosóficas. La ataraxia es, por tanto, tranquilidad, serenidad e imperturbabilidad en relación con el alma, la razón y los sentimientos”.)
No más emociones estúpidas, inclinaciones lastimosas , pérdidas de tiempo.... Somos objetos decididos, eficientes, eficaces, con un destino claro, un propósito...
Bueno, a lo mejor los zombis no tengan un graaaan objetivo en la vida (comer), pero al menos no sufren ni penan. Pero los borg... ¡LOS BORG SON UNAS PUTAS MÁKINAS, MAQUINONES!, que diría el macarra y ahora con razón: ¡unos crack, dominadores del universo!

Fíjate a lo que renunciamos por no dejarnos morder, convertir, transformar.... La Paz, el Propósito, la Eficacia. Cochina cultura individualista que nos hace temer a la pérdida de la identidad.

Mierda de libre albedrío, que ya se sabe que libertad es sinónimo de (o corre el peligro de convertirse en) libertinaje.
Pero la identidad....nosotros somos nuestros vicios y defectos, nuestra personalidad es la maltrecha, maltratatada, deforme y mal gestionada psique que malogra y malgasta nuestras capacidades. Yo soy ese gordo inútil, ese flácido ser humano, ese acomplejado bicho que no vale pá ná. Y si me convirtieran, si me transformaran en el cachas, productor de grandes obras, ya no sería yo, sino un otro, un ajeno distinto, un noRafarrojas....

(aunque visto lo visto, ¿sería acaso tan malo que yo desapareciera? Ahora mismo soy tan necesario como saber que “se llama prosodia la disciplina que estudia el conjunto de los elementos fónicos suprasegmentales”... Creo que el mundo puede pasarse sin mí y sin ese supuesto conocimiento fundamental).




Y para terminar, os dejo con poesía de alguien que o fue raptado o tiene más voluntad que yo para escribir, luego es alguien, Felipe Benítez Reyes:
Entré en la casa blanca con mi incierta
llave de cristal frío,
la memoria.
Se mecía
el toldo sobre el patio
como un jirón de niebla. Se mecía
el caballo —qué roto— de cartón
en el cuarto de juego.
Y nada era
nítido allí ni vago, pues los ojos
miran con lente propia los dominios
del cadáver del tiempo,
y nada para el ojo es tan real como la nada,
esa nada que vuela
como un ave enjaulada por la casa vacía,
llena de eternidad agonizante.

La vida que allí estuvo no parece
sino una densidad de desamparo
ante la mano helada del tiempo, engalanada
con anillos que arrojan
el veneno veloz de la melancolía
en la copa que estamos apurando.
Esa mano que pasa
por los juguetes rotos y los muebles,
por el globo terráqueo de marfil
y por los trajes de los muertos,
hieráticos y huecos como estatuas de nadie.

Extraño en ese mundo clausurado,
oí el tiempo moverse.
Su paso de reptil en los espejos.
Y fui abriendo las puertas,
palpando oscuridades ostentosas
exhibidas allí como un resplandor negro,
y supe que era el huésped
de una rancia tiniebla
oculta en mi memoria como un borrón de espanto.

Y andaban por la casa mis vampiros,
rugían por la casa mis monstruos siderales,
velaban como arañas de ceniza
las brujas de los cuentos,
los licántropos
mostraban sus colmillos como puntas de estrella.

Y andaban por allí, vacías sus miradas, los difuntos
con rostros congelados en el hielo
de las fotografías.

Y supe que era el dueño de la niebla.
Y tomé posesión de mi memoria.

Cerré la casa blanca con mi llave
—tan fría— de cristal, y ahora no tengo
un lugar en que pueda morir
rodeado de aquellos que me tienden sus manos
desde la orilla turbia que empiezo a divisar.

13 de enero de 2015

¡Manda huevos! (o de cómo se puede escribir de pena y aun así ser catedrático de Filología)

...«la convicción de la independencia de la esfera de la hermosura sutil respecto al ámbito de la racionalidad parece resultar convencimiento de cuasi superioridad de aquella sobre ésta»...

Esta joyita (paladeadla despacio... si podéis) la escribe una Sra. (...o Doña) de aspecto respetable, de nombre Blanca Periñán, catedrática ella de Hispánicas en Pisa, miembro correspondiente en Italia de la RAE (según la web http://www.clasicoshispanicos.com/81-blanca-perinan)... 
Alguien debería impedirle empuñar pluma, bolígrafo o ratón antes de que siga haciéndose daño a sí misma o a otros escribiendo (Oño, Bush invadió Irak por menos).

11 de enero de 2015

Un cuento (apócrifo) del conde Lucanor (no os voy a mentir: by rafarrojas) - De cómo la malcasada cambió su lugar con la criada

NOTA PREVIA: éste es un ejercicio realizado para la asignatura de Literatura Medieval Española. Se trata de escribir un cuento a la manera lo que hiciera don Juan Manuel en el conde Lucanor, misma estructura y demás. Lo entregaré mañana pero había pensado dejároslo aquí para que me lo critiquéis a destajo.

Cuento LII (apócrifo) 

De cómo la malcasada cambió su lugar con la criada y de lo que sucedió después 

n día se retiró el Conde Lucanor con Patronio, su consejero, y le dijo así:
-Patronio, yo confío mucho en vuestro buen juicio y sé que, en lo que vos no sepáis o no podáis aconsejarme, no habrá nadie en el mundo que pueda hacerlo; por eso os ruego que me aconsejéis como mejor sepáis en los que ahora os diré.
 Ocurre que dos señores vecinos me han pedido ayuda. A uno le conocéis ya de antiguo, D. Rodrigo, que en más de una ocasión sumó sus armas a las mías en las guerras contra los moros. Hoy es viejo y no tan fuerte como otrora, y como pasa en estos casos sus enemigos se crecen en tanto que él mengua. En los últimos tiempos está viendo asediadas sus tierras por más sitios de los que se ve capaz de defender, así que me ha pedido que vaya a apoyar con mis hombres los suyos. Pero lo que no le ha restado ni un ápice la edad es el orgullo, que pareciera oyéndole que no es él quien pide sino yo mismo, y por decirlo como lo dice, con ese tono arisco y seco! El otro caballero que lo solicita, por contra, es de modales tan galantes y conversación tan entretenida que no había quien no deseara su compañía. Trátase del segundo hijo del señor de T. que conocí en mi última visita al castillo de su padre, y ahora que apenas ha recibido de su padre tierras para sí mismo ya las ve amenazadas por repetidas incursiones del moro. No puedo atender las peticiones de ambos porque eso debilitaría en demasía mi propia defensa, y tengo que pensar también en quien de los dos podrá corresponder en el futuro con su favor la sangre que los míos viertan por protegerle.

-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, me recuerda lo que me contáis a lo que le ocurrió a aquel viejo castellano. No vierais hombre más cabal y honrado, valiente y de buen talante. Durante largo tiempo guerreó junto a su rey contra los moros, pero en una última campaña, su vista, que nunca fue de azor ni de milano, acabó de menguar hasta tal punto que apenas sí acertaba a ver su propia mano puesta junto a su cara. El rey le dispensó de su servicio y le aconsejó que volviera a sus tierras, casara con buena moza que pudiera cuidarle como tan bien merecía y formara familia que perpetuara su noble sangre. Y así lo hizo, el buen castellano como buen vasallo, y buscóse mujer y encontróla. Era aquella en extremo hermosa y de apariencia gentil y donosa, rubia como la luz, la su tez fina como de alabastro, el su cuello largo y blanco y la su frente amplia y limpia como día de primavera. La segunda hija de un fijodalgo de magra hacienda pero de sangre antigua y cristiana. El matrimonio se acordó rápidamente y pronto la garrida moza viajó al castillo de su esposo, sin más compaña que un joven rapaz más largo que delgado que hacía las veces de palafrenero, paje y escolta todo en uno, y una su prima segunda, muchacha apenas menos dotada que la nueva dueña de gracias y donaire, pero de aún menos medios si cabe por haber muerto su padre en la guerra sin dejarla dote alguna, ni mediada.

Con grande alegría recibióla el castellano y la cubrió de regalos y de atenciones. Y durante un tiempo, breve aun más que breve es la vida mortal, se acordó la hermosa a su condición de casada y atendió a su señor como correspondía. Mas, por más que generoso fuera el pecho de la hermosa, no así lo que ocultaba su interior, ni el oro de sus cabellos se correspondía con el de su corazón, ni la blandura y suavidad de su carne se extendía a su espíritu que era duro y fosco y en verdad desabrido, y su verdadera naturaleza era como el cofre gualdrapeado de doña Pandora y aun la esperanza que cobijaba no era otra que la de ser abierta para dejar escapar todos sus muchos vicios e pecados. Porque todos los tenía la señora, empezando por la lujuria, que no por casualidad estaba aquel su paje escuálido como costilla demasiado roida; y la açidia, que sólo mostraba diligencia e interés en encontrarse en horizontal posición, y la ira y la soberbia, que muy malamente trataba a la que fuera su prima y ahora tan sólo reconocía como sierva, y no pasaba un segundo sin que quien hablara con ella supiera que por ella corría sangre de los reyes antiguos y visigodos y la envidia de amarillos ojos y la glotonería y la avaricia, y otros muchos que nacen de la misma fuente, grandes e chicos, y a todos les dió salida. Pero si tuviera que poner uno delante en esa lista de pecados tan mortales cada uno por separado que un gato que los tuviera todos no tendría vidas suficientes para mandar una al Paraíso de las bestias, diría sin duda que la lujuria, que cada vez que pisaban sus pies la Iglesia volvían trayendo nuevos modos de pisotear el honor del castellano.

Todo lo ignoraba el señor de la casa, dos veces cegado, y Amor y su esposa rivalizaban en engañarle, sacando de aquí y allá tiempo para darse goce y placer con amigos, que tanto viajaba al río a lavar que las ranas ya ni cantaban para saludar su llegada. Sin embargo, nada parecía bastar a la joven señora ni satisfacerla, que hay fuegos que no calma un solo tronco, que presto lo consume y pide luego otro y un otro más, y así la entrepierna de la señora ardía con más viveza que las calderas de Pedro Botero, azuzadas sus brasas con tantos palos y palillos. Y finalmente vino a idear una treta para poder gozar y solazarse con un su amigo último más de un día entero y más de dos. Y es que siendo su doncella de la que ya os hablé familiar cercana y compartiendo con ella rasgos semejantes y teniendo además similar voz se le ocurrió que bien podía hacerse pasar por la señora un tiempo, mientras atendía ella más gozosos negocios.

Y aunque resistióse la su prima, que era honrada donde la otra mendaz y falsa y llena de doblez, accedió finalmente, y lo hizo porque desde que conociera al castellano se había quedado prendada de su alma buena y sus buenas obras y maneras, y do la dueña veía a un viejo ella veía a un hombre con experiencia y sabiduría acorde, y sus
ojos podían estar eternamente en niebla pero a su sonrisa ninguna sombra podía cubrirla que brillaba como el primer rayo de sol que se filtra en bosque cerrado.

Y así quedó como dueña y derramó sobre el buen castellano mil cuidados y atenciones, como si quisiera compensarle por todo el mal recibido anteriormente por la su prima de doble cara. Y el castellano que no veía mucho, veía sin embargo ahora lo que era tener a su lado mujer dulce y buena, y maravillóse del cambio experimentado en el humor de su dueña y en la mudanza de la que él pensaba su esposa. Y aun más, que en llegando la noche, fueron ambos a refugiarse al cobertor y siguiendo las indicaciones de la señora, la su prima cumplió incluso en esto. Y cumplió tan sobradamente y tan a placer del viejo caballero, que diríase que había éste recobrado de pronto el vigor que le diera fama y nombre como gran espada y guerrero infatigable.

Y en esto que pasaron los días dos que había previsto ocupar en su deleite la pérfida burladora, y volvióse en la mañana del tercero al castillo. Pero en vez de encontrar el paso expedito, halló las puertas cerradas, tanto las de entrada como otras que conocía ella. Y era la alborada tan fría que decidió que no valía el secreto retrasar su llegada, que ya se buscaría una excusa una vez entrara en el castillo. Y a sus golpes abrió una mirilla en el portón un soldado del viejo señor y le preguntó que qué buscaba a tan temprana hora. Y a aquello ésta repuso con altanería que abriera presto, que era la señora. Y el soldado contestó, con una sonrisa, que no podía ser aquello cierto pues que la señora estaba aún en el lecho con el señor. A lo que la mujer le llenó de insultos y amenazas conminándole a que abriera el portón de inmediato. Y abrió entonces el soldado, pero no para darle entrada, sino para batirle el cuero a golpes por su falsa vanagloria.

Tanto gritó y se desgañitó la hermosa con los palos que acudió al griterío el señor de la casa, acompañado de la que ya era en todos los sentidos su mujer, a la que rodeaba el talle con un brazo amoroso. Y de nuevo repitió la burladora, si bien ahora con tono lacrimoso y más medido, quién era, y cómo se encontraba injustamente detenida y apaleada a la entrada de su hogar. Y el castellano le replicó con ese su tono amable de siempre que aunque no le cabía duda que ella creía ser cierto lo que decía, sin duda se había golpeado en la cabeza o había sufrido desgracia semejante, pues su mujer le acompañaba ya y no había dejado su lado en ningún momento en los últimos días. Y que prueba de que tenía confundido el pensamiento era que qué iba a hacer la señora de la casa fuera de su hogar tan temprano a horas en que sólo las siervas y otras mujeres de antigua profesión andaban por los caminos. Entonces la prima convertida ahora en dueña le interrumpió para decirle que la que esperaba fuera con el rostro distorsionado por el dolor y el frío, corrida y furiosa, era la su prima lejana que le hacía de criada y que aunque no se lograba explicar por qué extraño conjuro creía ser quien no era, igualmente debían darle entrada, porque tenía mucho trabajo atrasado para hacer. Y la burladora burlada terminó siendo criada en su propia casa...

- Así, señor Conde – terminó Patronio - vuestra elección está clara. Por un lado tenéis un amigo cierto que os ha demostrado en el pasado que lo es y otro que tal vez tenga modos y verbo más agradable, pero no le conocéis como al primero, ni podéis responder de sus actos futuros. Que en el obrar se ve quién es realmente amigo y quién sólo busca servirse de uno.
Y añadió el buen Patronio que si todo lo anterior no fuera bastante. que se preguntara si no debería ser el de T., el padre del joven, quien acudiera a su rescate en primer lugar, y que si no lo había hecho ya tendría sus razones. Pero que si aun así seguía deseando prestar su ayuda al joven noble, que le mandara lo que pudiera sin poner en peligro ni su hacienda ni la de su amigo en necesidad.

Al conde le gustó mucho este consejo y pidió a Dios que le diera fuerzas para seguirlo y ponerlo en práctica.
Y como don Juan vio que esta historia era muy buena, la mandó escribir en este libro y compuso unos versos que dicen así:
El que lo que tiene despreciare,
primero no tendrá bastante
 y después no tendrá nada.

NOTA FINAL: lo que está en cursiva se corresponde con fórmulas literales utilizadas por don Juan Manuel en los cuentos de El Conde Lucanor.

Bueno, ya me contaréis que os parece. Os digo ya que mi hijo le ha sacado ya fallos, :   )  y uno con mucha perspicacia: demasiado verde para nuestro cristianísimo don Juanma (pero es que me he quedado pillado con Juan Ruiz y como excusa que aunque le reconozco el arte y el mérito al otro, me gustan más las historias verderonas tipo algunas de las de Chaucer o Bocaccio).

9 de enero de 2015

Amor versus sexo: dos símiles que se convierten en metáforas, by rafarrojas

El pensamiento del amor es como un castillo de naipes de dos cartas que uno ve tan firme que podría ser de cientos y elevarse hasta el infinito. Uno apoyado sobre otro que se apoya sobre uno y juntos forman techo y refugio, edificación.
La fantasía del sexo, por el contrario, es como ese plato que gira sobre un palillo: vertiginoso vértigo, precario equilibrio de la aceleración, juego alucinante. Pero luego llega la gravedad, la insoportable del ser (o no ser), y el plato se hace añicos contra el suelo y muere con "la petite mort", o peor, por la inevitable falta de agilidad de la realidad.
(...vale esto como cita, by rafarrojas?)

Preparando los exámenes de febrero

Estudiaba como come el niño forzado a cumplir con el plato de verdura, moviendo el tenedor sobre el plato sin acabar de pinchar nada, revolviendo el apestoso brócoli (cadáver verde en salsa de légamo), empujando, más que cogiendo, un guisante suelto para hacer ver que sigue en ello....