6 de octubre de 2012

una misma canción

Voy al encuentro de alguien, tal vez un amigo, o alguien que lo puede ser (creo). Y en el camino pienso en todas las cosas que voy a contarle. Qué deseo de contar! O qué necesidad. De explicarse, de poner a otro cerebro a discurrir las mismas sendas (erráticas) del pensamiento, a la par. Como si pasearan por un jardín donde florecen ideas peregrinas o esos pequeños estanques donde se mueven preguntas como peces de colores, afilados e inquietas. "Mira eso!" y "qué te parece?".
En Jerez expropiaron gran parte de la propiedad de unas hermanas de ésas que crecen solteras y haciéndose mutua compañía, y ahora son viejecitas y esperan a ver quién se va antes y tienen manos muy blancas con manchas marrones y la piel muy muy suave y frágil y con esas manos se hacen gestos leves de cariño entre ellas, pequeñas caricias al paso (bueno, todo esto me lo estoy inventando, a saber cómo son realmente). Tenían un terreno muy grande donde los árboles crecían de forma salvaje, sin orden ni concierto. Lo veía desde mi ventana y me sentía feliz de que existiera al lado de mi casa. Cuando se lo apropió el Ayuntamiento "arreglaron" aquello. Probablemente encargaron a algún despacho de arquitectos que diseñara un parque "para todos los jerezanos". Y lo hicieron por partes, un Jardín Temático. Y sí, lo abrieron al público, a la Mari y al Manué que se sacaban allí las fotos pre o post bodorrio, con las fuentecillas de hierro forjado y la cascada diminuta de fondo. En casa lo llamamos con toda nuestra mala leche el Jardín Catético (entre patético y cateto), un quiero y no puedo no llego me falta el talento. Y yo, tonto de mí, que habría preferido que siguiera cerrado y particular (entre otros, cerrado para mí) y verlo desde mi ventana como era, feraz, feroz, caótico, vivo, real ... y no el lego cursi y pretencioso en que lo convirtieron (y que conste que no sé si los motivos fueron absolutamente altruistas u otra forma de quedarse con lo ajeno con la excusa de hacerlo de todos, que luego habrá que ver si será recalificado y vendido como suelo urbanizable en el futuro por otro Ayto nunca ahíto de dinero fácil).
Y me siento cercano a los románticos y a los modernistas que hablaban de ruinas y palacios abandonados y jardines donde crecen las hierbas como crecen donde la guerra ya ha terminado, y el musgo lo conquista todo.
Y la última vez que visité a la familia, ya estaba en decadencia (cumplida su función de salir en la foto de la hoja parroquial - periódico local, con el regidor de turno) y un "lago" sin agua y un par de graffitis... Y mi esperanza es que nadie impida su decaimiento y que dejen que la Naturaleza, artista superior al licenciado en arquitectura listillo, se lo coma y lo regurgite convertido de nuevo en selva loca en mitad de una ciudad (...con mentalidad de pueblo).
Pero me despisto de lo que quería contar. Que tengo en la cabeza toda suerte de disquisiciones metafísicas y patateras o honradas preguntas sobre el sentido de la vida, sobre el tiempo, sobre la muerte, sobre el Universo y mi/nuestro lugar en él. O sobre el deseo y la salidez, que no es menos importante y fundamental en ese existencialismo chorra de individuo burguesito, o que es ancla de tanta elucubración, tanta entelequia, tanta gaita.
Pero no hay problema por el pobre nivel intelectual de mis reflexiones, porque todas ellas son como agua que se lleva en las manos para que beba otro y para cuando lo alcanzas no quedan sino gotas, q podrían ser sudor de manos, q´asquito, sécatelas en los pantalones,...
Y desearía contarlo todo, porque hay de todo, que es una de las cualidades de la confusión y el bulto, que parece encerrar cualquier cosa.
El otro día ayudaba a una amiga/estudiante a limpiar el granero de su casa, cerca de Lunner, a 55 kms de Oslo. Mi amiga tiene 60 y bastantes. Y el granero de su granja familiar tenía acumulados todos esos años en forma de muebles, juguetes, libros, aperos, un coche del 50 y pico del Russ (graduación) de su hermano (por supuesto rojo), y electrodomésticos que dejaron de ser electro y domésticos aunque no sé en qué orden, y la cuna de algún niño (qué habrá sido de ese niño?) y lo necesario para hacer una de esos happennings o esos montajes de arte moderno que quieren que el arte y el trabajo de imaginación lo ponga el que mira, una antigua pierna ortopédica, unas astas de reno, y el primo segundo del ordenador con el que escribo, (y no es primo lejano) que en su momento costó el equivalente al PIB de un país africano con sus 2 megas de disco duro y lector de floppys y hoy es carne de contenedor.
Y vinieron dos sobrinas de mi amiga a rebuscar, por si había algo rescatable, la caza del tesoro, el que permaneció enterrado durante tanto tiempo, como de pirata en isla, que no contaba Barbateñida terrible corsario con la devaluación o que se olvidaba de que las telas de los ricos vestidos se pudren, y las espadas se oxidan, y  la isla del cocotero no da un 6% de rentabilidad sino cocos y cangrejos y calaveras de piratas.
Pero todo lo que parece inmenso y enorme e infinito no lo es tanto y es cuantificable y limitado y finito.
Y bajo el polvo, festín de ácaros gordos como burguesitos satisfechos, sólo hay restos y ruinas, sino directamente pura basura, qué? 600 kilos? bueno, si quieres un peso más exacto preguntale a ryanair que ha hecho de la medición del peso su pasión y oficio.
En la cabeza vive el tesoro, pero hay que escarbar, bajo montañas (de mierda), y la aguja en el pajar, q quién tiene ganas de coser después de registrar un henar de 40 metros por 20.
Y lo dejo ya, con una Verdad Fundamental copyright rafarrojas, que hay días de chiste corto, otros de anécdota media y otros de historia larga, y el peor error que se puede cometer en las relaciones sociales es confundir el día.

1 comentario:

  1. Te imagino en ese granero y sonrío, no me cabe duda de que acertaste con el día más oportuno.

    Besos

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