20 de septiembre de 2016

Pokemon y las lenguas - Impresiones de un estudiante de Filología


- Perdone, usted no puede decir eso.
Me recordaba una de mis profes que antes de criticar hay que conocer, que saber más.
Y sí, asumámoslo, sé poquito. Os diré, por ejemplo, que durante varios días creí (me hacía gracia pensar) que los actores de Juego de Tronos hablarían ahora chinato, van a rodar la nueva temporada en los exteriores de Malpartida y allí hablaban el dialecto con ese nombre, cosa que sabemos porque la mujer del boticario del pueblo se lo contó a don Ramón, el Newton de los hispanistas (*¿cómo se lo tomaba el marido?, ¿le jodían las cartitas que le mandaba su Gregoria al señor Menéndez Pidal?). Pero resulta que es Malpartida de Cáceres, no de Plasencia, y yo ignorando que hay dos y son distintos aunque no distantes.
Pero he aprobado Dialectología, dirán las actas, aunque esa adquisición de sabiduría tenga tan poco valor o trascendencia como la muesca que hace el ligón de discoteca que aquí te pillo aquí te mato y ni siquiera recordará el nombre de la chica en dos días, ni yo la lista de aldeas o villorrios de Murcia donde en algún momento se habló el panocho.

Y en ocasiones apetece poder escupir vitriolo por la boca como Alien, pero sin comerse a los tripulantes de la nave y con más justificación, que yo hubiera comprendido la mala leche-ácido de la famosa cucaracha espacial si hubiera tenido que estudiar sintaxis.
Ahora bien, que ganas dan!: como cuando ves qué mal gestiona alguien una situación o afronta un problema, y piensas "pues yo haría esto y lo otro", que uno siempre sabe que hacer con lo ajeno.
Pero no se puede criticar si no estás dentro.
Así que dan tentaciones de aprenderse ese montón de conocimiento, palabros y palabrejas como monema, lema, sema, lexema, semantema, clasema  (memeces para memorizar), sólo para poder decir en voz alta y con orgullo: yo que sé de Semántica puedo cagarme en la Semántica, yo que soy negro puedo criticar a los negros, yo que soy sordo sabría ser un sordo estupendo, si yo fuera tú sería más guay -o sea, yo (¿pero se puede ser yo siendo tú?... ah, eso es lo que nunca sabremos!).
Y aunque no veo la diferencia entre aprenderse esas listas o los nombres de los mil y un Pokemon, para poder largar lo intentaré. ¡Hazte con todos!


2 comentarios:

  1. Me quedo con tu sabiduría necesaria de no se puede hablar si no se está dentro. Criticar vamos a seguir criticando. Lo contrario sería el tedio del buenismo. Pero en cualquier caso no debemos tomar los errores ajenos como algo personal o rasgarnos ya las vestiduras por nada. Allá cada cual con lo suyo. Sobre los Pokemon no soy capaz de mantener mi móvil encendido tanto tiempo para eso. Pero los veo cuando acompaño a mi sobrina y enciende el suyo. Ahora vendría el asunto de si son necesarios cierto aprendizajes. O de si los aprendizajes inútiles son útiles en su vacuidad, de si divertirse por divertirse y aprender pokemons ya es bueno por sí mismo. Un abrazo desde mis vacaciones.

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  2. ¿y yo qué haría sin comentarios tuyos, Sergio? Das a mis palabras sustento-respuesta, para que no sean viento en el viento, nada absoluta. Gracias por eso.

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