27 de septiembre de 2012

El ciclo de la Luna Roja, de Cotrina (1)

Entré en la habitación de mi hijo y me encontré una imagen sorprendente. Ahí estaba él, leyendo, sentado en la cama (q no tumbado, tanto debía ser el interés). Eso solo habría sido fuente de asombro, porque mi hijo es como tantos otros chicos de 13 años que no suelen tocar un libro si lo pueden evitar (como si todos los libros fueran "el grimorio de Hurza", libro mágico maldito que aparece en estas novelas que causa a los que rozan su portada, urticaria, dolor de cabeza, sintomas de resfriado, y finalmente muerte en explosión de vísceras).
Pero lo que me dejó de piedra fue ver a mi hijo derramando gordos lagrimones mientras leía.
Cuando me vio mirándolo con los ojos como platos, malinterpretó mi gesto y con cierta rabia dijo "sí, es que es un libro muy bonito y muy triste!"
No lo sabe, y no sé si se lo dije entonces (habría estado bien) pero me trajo a la memoria un viaje en coche hacia Alar del Rey (Palencia), leyéndome por primera vez el tercer libro del Señor de los Anillos. Y ahí estaba yo moqueando cuando ví lo que Tarquino (o era Zarco?) había hecho con la Colina y Hobbiton, y los árboles cortados, y las fábricas inútiles y dañinas mancillando el verde cesped y los frondosos árboles de la campiña inglesa (perdón, quise decir de la Tierra Media)...  Y estaba atardeciendo al otro lado de la ventana (ya se leía con dificultad), y el paisaje palentino pasaba a toda velocidad, q ver el paisaje desde la ventana de un coche o un tren es a ver simplemente el paisaje como un trailer es a la película de la que ha sacado sus imágenes fugaces, apasionantes, lo mejor de la forma más rápida posible. Y mi padre había puesto en el cassette del coche (no usb entonces para el Ipod) a los Carpenters. Y a mí la caquéctica Karen C de repentino fin siempre me ha llegado al alma con su Rainy Days and Mondays (blandorro q es uno), y le pegaba al paisaje discurriendo y al discurrido, sic transit gloria hobbitton.
Y más recientemente he llorado con Harry Potter (cuando se moría Sirius, qué tragedión!)
Así que lo primero que se puede decir del libro de este español, Cotrina, es que es capaz de interesar hasta el punto de hacerle verter lágrimas a un chaval de lo menos lector que puede haber. Ole sus huevos! Si yo consiguiera hacer algo así antes de morir, firmaba ya.

3 comentarios:

  1. Joder con el Cotrina. A ver si paso mi crisis existencial y empiezo a pisar con los pies en las nubes otra vez. Falta me hace.

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  2. Me lo apunto, que yo tengo al raro, sí ese que se lo lee todo, todo y todo.

    Besos

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  3. Os envidio, no recuerdo haber llorado jamás leyendo un libro (y he leído, no vale la broma).

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