Recién leida una selección de romances hecha por Manuel Alvar, me ha llamado la atención la cantidad de historias sobre rey tonto y cobarde o codicioso felón
(igualico que cualquiera de los 50 y tantos de la última púnica guerra, cartagineses comerciantes corruptos-vendemotos versus populus romanus ciudadanos de a pie honrados participantes de la res pública).
A esos que la tradición ha consagrado como impresentables que violan o roban como Don Rodrigo (origen del descalabro y la conquista mora), que se arredran y luego se enrrabietan, alevosos, sin palabra, como Sancho y Alonso, etc se opone siempre un Capitán Trueno, un Cid (sidi, señor sin acabar de serlo, mina de oro-lealtad sin explotar qué pena!), un Fernán Glez, Bernardo del Carpio...
Y me pregunto si se podrá ver en estos cuentecillos rimados un reflejo del "espíritu español", y si no tendremos de siempre los mismos problemas con la autoridad, dificultad para asumir el papel de subordinado de nadie que en el extremo lleva a eso de lo que hablaba Fromm de la desobediencia como problema psicológico y moral ("Sobre la desobediencia"). - Y aquí se podría mencionar un trabajo de Mercedes Santos, "Obediencia a la autoridad. Algunas aportaciones desde la psicología, que he visto en http://www.antimilitaristas.org/IMG/pdf/milgram.pdf.
Seremos, quizá, caballeros medievales para los que los que están por encima (presuntamente, hoy presuntos y procesados chorizos) son como mucho-muchísimo primeros entre iguales, ná más!, y nosotros no nos sometemos sino a los dictados de nuestra conciencia. y sobre el bien común es un buen repaso el de http://lorenzopena.es/articles/historia/biencomu.htm
Libertad (una palabra que desborda el corazón y llena la boca), Individuo, Rebeldía. (como en Vitoria, como en Locke) -
Que aunque suena guay ser rebelde habla igualmente de soledad (destierro), de desorganización, desorientación....
En fin, es una idea.
Y añado, es guay el romancero.
(Y muy real, pasional, como Juego de Tronos.)