Camino de cuarto de carrera. ¡Ya se adivina el final, la playa debajo de los adoquines, yuhú!! Pero, espera! que se me ha metido en el zapato una piedrecita...Bueno, más que piedrecita, peña... peñazo: seis (ahí es ná!) asignaturas peñazo jodiéndome el paso elástico y confiado con el que comencé mi nueva andadura académica y que ahora es paso renqueante y
escocío, que me toca atravesar El Desierto de las Asignaturas de Lengua, (fonología histórica, dialectología, español de américa, sintaxis, español coloquial, semántica), y ya me bebí con delectación hasta la última gota de preciosa Literatura que me ofrecía la carrera.
Seis suspensos como catedrales (y preferiría que se me cayera encima el famoso cortaplumas de Damocles que la gótica de Burgos, que digo yo que de lo otro se sobrevive, aunque sea como hombre de exagerado
piercing).
Así que estas impresiones mías sobre Filología podrían ser interpretadas como las del mezquino
que guarda rencor hacia el que le ha superado, humillado, en una carrera y lo transforma en insultos a la espalda.
Para
evitarlo os propongo que montéis vosotros mismos la opinión, estilo
IKEA. Me limitaré a proporcionar ideas sueltas como hacen los suecos
con los tablones y ya me diréis si sale mueble como el del catálogo o
constructo que uno lleva en secreto y con vergüenza a que lo recojan los
de la basura -que no se sabe si el resultado es cama para mutantes
poligonales o armario ropero de mirame (poco) y no me toques (nada), que
han sobrado tantos tornillos Skruv y tuercas Mutter que es como para
mosquearse y dudar de su solidez...
1) Estudiar una carrera es APRENDER UN IDIOMA EXTRANJERO.
Un 93,73 periodo % del contenido de las de Letras se reduce al estudio de un particular glosario:
proclisis, complemento cognado, parataxis, construcción exocéntrica rectiva de tipo objetivo...
(¿Mandeee? diría la chica de mis abuelos o
¿eso qué é lo que é?, su prima de Granada
)
- Aprende esas palabras que se dicen tecnicismos, ordénalas en grupos,
guárdarlas para dejarlas caer en sus huecos señalados, et voilá!, ya
eres un graduado.
Pero
gracias a Bolonia,
semejante invento!, toca estudiar esa neo-lengua en un curso acelerado, porque Bolonia convirtió asignaturas que duraban todo un año en algo que
ahora se sobrevuela en unas 40 horas.
Bueno, ponle más/menos 2 horas, que hay que descontar el tiempo que el
profesor/profesora empleen en quejarse de su suerte, de lo poco preparados que
venimos y de lo insuficientemente formados que terminaremos (son como
novios que tienen poco tiempo antes de despedirse y lo emplean malamente
en lamentarse del poco tiempo que tienen antes de despedirse...).
Así que olvídate de ver con calma porqués y cómos, de poner en práctica realmente nada... Oño, Bolonia también usa IKEA para los estudios!
A crash course, nunca mejor dicho: un curso para estrellarse.
En
el mejor de los casos, llegarás al punto de perfecta incompetencia:
como cuando ya sabes lo suficiente de un idioma extranjero para formular
preguntas pero no para entender respuestas. "
Disculpe, es éste el camino a la estación de ferrocarriles?", a lo que el amable aborigen nos contesta con tanta gentileza como profusión de detalles: "
asdfir cromposno churrilibum tracatraca y bla y bla y bla". Y a nosotros sólo nos queda asentir y decir "
ahá!" cada cierto tiempo como si nos hubiéramos enterado de algo. "
Muchísimas gracias, le agradezco infinitamente su ayuda", terminaremos, porque tal vez
no tengamos ni papa de que dijo el güiri pero, ante todo, educación!
*Diría
algo más de Bolonia: de la asistencia obligatoria a clase, por ejemplo
(y me pregunto, si parte de la nota de una asignatura es haber ido a las
explicaciones y luego suspendes, ¿tienes que volver a clase al año que
viene aunque realmente ya hayas cumplido esa parte de obligada "presencia
mobiliaria"?) o lo de los trabajos en esos grupos (formados por uno o dos
que hacen, otros varios que hacen como que hacen, y un resto de
nosabenocontesta...) pero no hay tiempo. El que quiera oir más sobre
Bolonia que haga el Máster De Quejas Sobre Bolonia, ¡al módico precio de
varios miles de euros! que la poli no es tonta y es triste pedir pero
es más triste robar, dicen desde el Rectorado...
2) Una cosa me tiene
mosqueado: muchos de los preclaros filólogos y sabios insignes de los
que mamamos estos nuevos conocimientos, elevada jerga, ...escriben COMO
EL CULO.
Basta con que se alejen un poco de sus preciados términos
y etiquetas y descubres que no sabrían hacer una redacción sobre el
verano de más altura que la que haría un niño de 1º de ESO. No encuentro
en ellos prosa con ningún tipo de calidad literaria o artística.
- ¡Eh!, me contestarás ahora, ¡que no pretenden hacer literatura! Lo suyo es manual de trabajo, investigación, y no tienen la culpa si es árida la materia.
Pero es que resulta que ni eso sabe hacer bien una proporción preocupante de nuestros
sherpas intelectuales: son farragosos o
inconexos, no ordenan bien las ideas, parecen especializarse en explicar
lo más sencillo de la forma más complicada posible.
¡El Oráculo ha hablado!, aunque no le entiende ni su padre. Dicen: tal vez sea el Oráculo precisamente por eso, porque es tan
jodío-críptico-inaprensible que lo menos lo menos es sabio!
O, en mi opinión,
es que carecen de la habilidad para transmitir de ninguna forma...
*Y yo sigo diciendo lo mismo que decía hace años: ¿cómo podría fiar la enseñanza de cualquier cosa relacionada con la lengua a alguien que escribe así (de mal)?
Pero,
¡qué más da!, ¿por qué se van a preocupar? ¡si somos público cautivo! y
no nos queda otra que beber sus palabras como si fuera maná. ¿Y cuántos hay de esos profes para los que filología al final no significa "amor a la lengua" sino a
SU lengua, que nada les arroba más que el sonido de su propia voz o sus propias palabros/palabras?
¿Y
es justo que haya que memorizar cada coma del catedrático de turno
mientras leemos a toda prisa a poetas y novelistas, clásicos, verdaderos maestros de nuestra lengua?
3)
Ni Ciencia, ni Arte, sino todo lo contrario:
Cuando era pequeñito y tenía que estudiar Matemáticas, como tantos otros en algún momento pronuncié aquel famoso plañido de vagos y/o gente de letras de "¡pero si yo no voy a usar matemáticas nunca!", .
Luego la edad me ha demostrado cuán equivocado estaba, que matemáticas es todo y llave de todas las demás ciencias.
Ahora cuando pienso en ciencia, incluso en sus ramas más teóricas-hipotéticas como la que postula los Universos Paralelos, siempre acabo pensando que ciencias son aquellas que explican el mundo y lo describen, sí, pero que de esta forma permiten actuar sobre él efectivamente, cambiarlo. Y ya vendrá alguien de física aplicada para dar con el diseño de una máquina que me lleve al Universo donde me gusta la sintaxis (¿no descubrieron hace poco científicos españoles el bosón que anticipó Higgs en el CERN?...
poz ezo).
¿Pero qué cambia el hecho de saber que las perífrasis verbales se pueden clasificar según su clase
semántica
en MODALES y
TEMPOASPECTUALES
y estas últimas en TEMPORALES,
DE FASE O FASALES, ESCALARES O SERIALES y RESULTATIVAS.... Y aún más que
las perífrases fasales se pueden aún seguir abriendo como hermosas
flores en pétalos y subcategorías DE INMINENCIA, INCOATIVAS, CURSIVAS y TERMINATIVAS...?
¿
Seriously?
¿Es el único objetivo de la ciencia poner nombres a las cosas? Porque, oye, será que soy muy corto pero ¿DE QUÉ COÑO SIRVE SABER ESO?
Espera, sí!: para dar clase de lengua. Esto es, para extender el conocimiento de ese idioma, el de la secta sintáctica-morfológica-fonológica-etc. Ah, y también para comunicarse con otros que igualmente lo hablan, la
troupe de Escribanos Fundamentalistas que encima se da el pisto de hacer algo útil y científico, algo que cambiará la Realidad, que transformará el Universo.....
Pues no lo veo, lo siento.
Es más, que donde digo frase digo oración (o vaya usted a saber).
Llegamos al punto en que tenemos que estudiar esa nueva lengua de
palabros, pero cada maestrillo tiene su librillo y no se ponen de
acuerdo ni sobre lo básico y fundamental y al parecer es no difícil sino
imposible delimitar conceptos.
Este año he tenido la suerte de
contar con un profesor que empleaba un 60% de su clase en negar las
afirmaciones de sus colegas sobre la materia que impartía. "Esto que
dicen es falso", "esto está mal", "el otro se equivoca". Eso sí, en
seguida se apresuraba a añadir: "pero si os preguntan en la oposición a
profesores no olvidéis decir exactamente eso de lo que he renegado
ahora, porque es lo que se pide".
¡Chupiiii! ¡Qué descojone de ciencia!
Poneos primero de acuerdo y luego me contáis.
¿Qué respeto puedo tener por una regla tan poco firme, tan movediza y efímera? Y cómo estamos obligados a estudiar una regla cuyo cuerpo parece hecho de las excepciones a la regla. ¡Ah, qué hermoso y práctico distinguir entre heterónimos y sinónimos! Pero si, al final y a poco que rasques, todos son todo (
revolutum)! Suena a chiste:
¿Cuáles son sus ovejas? Las negras. ¿Y las blancas? Las blancas... también.
O dicho como lo diría un personaje de la última novela de Jim Butcher, ese novelista-máquina de bestsellers para aficionados a la Fantasía y la Ciencia Ficción: “
The curse of an academically inclined mind, I’m afraid,” the man replied. “Miles and miles of different ways to think the same old useless things.” The aeronauts’s windlass, Jim Butcher
Arte: el español es una herramienta maravillosa para fabricar historias o componer poemas o comunicar noticias o transmitir ideas. Se pueden hacer verdaderas virguerías para mover y conmover, para cambiar ya no la Realidad sino La Realidad Dentro De Nosotros, como nos lo demuestran habitualmente desde los premios Nobel a los mejores periodistas (a veces, dos de dos como esa Svetlana Alexievich)
¡Oño!, la norma, el estándar, va a rebufo de los que la emplean mejor, y esos suelen coincidir con los que la tratan como les da la gana, como les pide el cuerpo, como les sugiere la musa.
No la RAE y desde luego no los oficinistas-burócratas-académicos que acaban de bautizar un nuevo merbete metalingüístico.
Son los literatos (y la gente que intenta parecerse lo más posible a ellos) los que al final hacen las lenguas.
La lengua que quiero aprender es la que vive en el extrañamiento y la maravilla, en la imaginación y no en la mímesis, en descubrir cuánto puedes doblar una vocablo y aún así dotarle de magia y gracia y ... arte.
Pero olvídate de mezclar amor y pasión con las infinitas taxonomías del amante de la Regla (que el conocimiento del clítico no es igual al conocimiento del clítoris ni te servirá para nada en tus aventuras amatorias).
Pero lo peor es que el chupatintas prusiano que se limita a ponerle nombres a cosas que perfectamente podían haber pasado sin ellos, amante del Criterio de Autoridad, quiere mandar y gobernar y fijar. EL ESTADO SOY YO. LA LENGUA, LA QUE YO ENSEÑO. TÚ SERÁS FILÓLOGO CUANDO YO LO DIGA. QUIERO VER ESE ADJETIVO PUESTO EN SU SITIO CORRECTO. ESCRIBE SIEMPRE Y SÓLO SUJETO-VERBO Y PREDICADO EN ESE ORDEN (así lo predicaba aquel Lázaro Carreter del dardo en la palabra).
Y yo digo:
¡Libertad! ¡Revolución! ¡Literatura! ¡Arte!
4) El
blog de un catedrático de Inglesa de la U de Zaragoza defiende, ¡nada menos que con las palabras de Tolkien (El Supremo)!, que no deberían dividirse los estudios filológicos en materia de Lengua y materia de Literatura: "
Detesto por encima de todo la segregación o separación entre Lengua y Literatura" y también "
puede ser que la Literatura sea la operación o función más elevada de la Lengua, pero no obstante, es Lengua...." (recuerda que dijo Tolkien en su "Discurso de despedida a la Universidad de Oxford", en
Los monstruos y los críticos (Barcelona: Minotauro/Planeta DeAgostini, 2002).
Ah, pero, desgraciadamente...
epure si mouve, como decía Galileo, o como decía el cerdo de
Animal Farm: "
todos somos iguales, pero unos somos más iguales que otros".
Porque al final, o somos Románticos, guiados por el instinto y el
corazón, aventureros de la letra, piratas de la emoción,
colonizadores/conquistadores del verbo salvaje, o somos Ilustrados,
enciclopedistas aburridos, taxidermistas tristes y vanos, diletantes
pretenciosos que discuten mil años sobre el sexo de los ángeles (con lo
divertido que es el otro amor que puede tener lugar ahora mismo si das
con la conversación o con el texto que abre corazones).
*Por supuesto, como soy yo el que escribe, me pondré en el grupo de los coooool!
Leer:
"Los funtivos pueden ser complejos o simples. Su relación de ser es la posibilidad que presentan de contraer relaciones. El funtivo es la unidad de función sintagmática. El funtivo mínimo es el sintagma: combinación homonexual de un signo léxico y de sus signos morfológicos (si los hay). El signo léxico constituye el nudo semántico del sintagma. Los signos morfológicos hacen posible la relación sintagmática entre los signos léxicos y, además, pueden aportar una complementación semántica."
es igualito que leer:
"
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado".
Igualito...
Y por eso
estudiar sintaxis es como despedirse .... en los dos casos te mueres un poco
6)
PAJA EN EL OJO AJENO Y EL DERECHO AL PATALEO Mientras pensaba todo esto, una chica de 21 años publicaba en un grupo de filólogos en
Erfeisbúdeloscohone una sucesión de quejas rabiosas a modo de carta abierta por la forma en que estaba planteado el acceso a la Universidad y a su vocación: ella lleva cuatro años atascada en el bachillerato. Literalmente afirmaba:
"Es demasiado triste que personas como yo, que tenemos un potencial enorme, (muchas personas han llegado a preguntarme si soy superdotada), no podamos dedicarnos a aquello para lo que hemos nacido sólo porque el sistema educativo funcione como el puto culo (perdón por la expresión). Al menos estudio por mi cuenta esas asignaturas que haré en la uni. Creo que se debería hacer algo para impulsar y dar todas las facilidades a esas personas que tienen dones especiales. Encima te piden el bachiller para cualquier trabajo (incluso para hacer de au pair, es de risa…), como si el bachiller fuese el santo grial… después de la ESO, se debería estudiar algo específico como en una carrera".
Inmediatamente yo pensé: ¡tan lista no debes ser, cuando llevas cuatro años en Bachillerato, y eso que se supone que sabes que es la condición indispensable para hacer lo que quieres en el futuro!
Y luego recordé mis 6 suspensos, y mis propios juramentos en arameo por
tener que estar diez minutos más, ochenta subjetivos siglos más, dedicado a
descifrar ese lenguaje del que me examinarán, atascado como aquella niña
con su Bachillerato.Yo tampoco debo ser tan brillante y guay como me
creo, ni tan dotado, : )
Termino con la respuesta que di por terminar en algún sitio esta crítica IKEA (esa llave allen que tiene borrado el dibujo y con la que te dejas la mano amoratada intentando apretar un tornillo): "
hay una parte de tí que se reproduce exactamente en mí. Esa mezcla de inmadurez, soberbia inmerecida (cuando te pongas con 3 idiomas descubrirás que otros hablan 6 o los que hablan esos 3 lo hacen mejor), candidez (todavía quiero conocer la carrera que no incluye asignaturas desagradables). Mi respuesta, en dos palabras: TE JO'ES.
Y la alternativa, también en dos: O No. Es tu decisión. Si quieres renunciar a la realidad imperfecta, no sigas el camino que tiene que hacer cualquier otro. Lo mismo eres taaaan brillante, taaaan excepcional que consigues inventar una rueda cuadrada... A lo mejor podrías irte a China y trabajar allí y estudiar allí cultura china. Así al menos tendrás una. Un besote con todo mi cariño. La juventud (inmadurez, soberbia, candidez, ignorancia...), dicen, es la única enfermedad que se cura con el tiempo"
(...salvo en mi caso, parece)