Estoy intentando digerir los resultados de las elecciones americanas. No los esperaba. Temerlos, sí, pero no quería creer que fuera posible. Una vez más, me he equivocado. Como el que niega la inevitabilidad de la Ley de Murphy, o simplemente como el que niega una realidad que no le entusiasma afrontar.
Así que este comentario es un intento de razonar a posteriori qué ha fallado en mi juicio, en mi concepción del mundo.
Una vez más quiero (y como yo, muchos)... desearía... que las cosas fueran de otra manera. Pero no. Las cosas son como son: España, por ejemplo, está poblada de personas que siguen con interés fanático Gran Hermano o Sálvame; Cataluña, llena de gente que desea librarse de sus lazos con el resto de nosotros como si fuéramos unos abusones-maltratadores-prejuiciosos y ajenos, qué pena más gorda; y en Estados Unidos, no es que triunfe Donald Trump, es que hay millones de personas que piensan que Trump les representa, que se identifican con él.
No diré yo lo que han estado diciendo desde distintos medios famosos y famosas, como aquella retahíla abisal de insultos que le dedicaba De Niro al hoy nuevo presi americano o las burlas y desprecios que le han dedicado la mayoría de los presentadores de los Late Show americanos (Jon Stewart, Trevor Noah,etc , por citar algunos ejemplos al azar).- Me impresionó por ejemplo, aparte del despliegue de capacidad que mostraba, la lista de Seth Meyers, aquí a partir del minuto 6:20
La única explicación que se me ocurre para el triunfo de alguien que acumula semejante colección de lindezas en su haber es EL REBOTE EXTREMO.
Vivimos la revolución de la reacción. Triunfa el anti-lo anterior (triunfa el populismo). Y con razón, porque lo que teníamos nos ha fallado, estamos convencidos de que nos han engañado, nos han traicionado.
Estamos hasta los mismísimos de que nos mientan, del poder que abusa, de los que niegan la mayor, la lían parda y ni siquiera reconocen errores, sino que se escudan en secretos, mentiras, chanchullos, trampas.... Estamos hasta los webs y más allá. Hasta las gónadas, de corrupción, de injusticia, de politiqueos hipócritas y falsos. No sólo en Dinamarca huele a podrido. Al parecer está pasando en todo el mundo.
Frente a un Trump que se comporta como un energúmeno, tenemos una Clinton a la que muchos suponen innenarrablemente codiciosa, voraz, egoísta, encubridora de lo que sea con tal de pillar cacho, pillar Poderrrrrrrrrrrrrrr,....
No hay bien y mal, sino mal y peor. Pero al menos Trump dice, aseguran sus votantes, "las cosas claras". Y es que hemos vivido sumergidos en propaganda, éste es nuestro siglo, sometidos a mil y una doctrinas fundamentalistas políticamente correctas (que aparecen fundamentalmente injustas y exageradas, o forzadas sobre nuestra resistencia a los cambios... y por quienes no vemos clara y positivamente como guías moralmente superiores).
Trump llega entonces apelando no sólo a nuestro demonio interior (que ahí está, dando por retambufen), al ése que está tan lleno de prejuicios como él mismo se manifiesta, sino a esa parte de nuestra lógica que nos advierte de la radicalización de los supuestamente buenos, de los autoproclamados mejores, moral o políticamente superiores. Esos que nos miran por encima del hombro, que nos examinan antes de darnos su aprobación (la justita, oye, pero que no nos creamos gran cosa tampoco!...)
No hay moderación en muchas de las consignas políticamente correctas (género, multiculturalidad, animalismo...), así que tampoco las hay en la respuesta anti-whatever, anti el sistema de creencias y dogmas que manejan.
Hasta los huevos de estar eternamente preocupados por el que dirán o por cómo decir (cuando nos toque el turno), se alzan ahora voces que "hablan claro" incluso aunque eso signifique hablar en la lengua de bárbaros, bestias y salvajes.
Ah!, a río revuelto, ganancia de pescadores populistas. De gente que no tiene pelos en la lengua, ...Ni papilas gustativas, ya puestos, para apreciar diferencias, discriminar, controlar lo que se puede y lo que no se puede decir. Se admira al que resiste el mainstream, el bombardeo mediática interesado.
Se admira a alguien tan poco digno de admiración como Trump....
¡Qué sabio aquel aforismo: "otros vendrán, que bueno lo harán"... !¿Y quién nos iba a decir que podía llegar algo peor que Bush hijo o que la propia candidata rapaz, Clinton?
Pues aquí está.
SEGUNDA PARTE
El otro día suspiraba después de ver el último capítulo de Supergirl. Sentía lástima por mí mismo, público cautivo de toda creación relacionada con los comics y los superhéroes, porque estas nuevas líneas de WB para los comics de DC -Arrow, Flash, Supergirl-, tienen guiones pepepé: pobres, pueriles, patateros... Qué pena!, me decía, mientras veía argumentos que sólo podrían convencer a quien no tenga ningún criterio, un niño realmente pequeño.
Sí, vuelan o corren o saltan heróicamente. Si, hay efectos especiales. Pero dónde están las buenas historias, las que tienen tensión y no mera estampa?
Supergirl parece especializarse incluso en niñas, más que en niños, y la veía en una promo rodeada efectivamente de chiquitillas enfervorizadas en cosplay, toda(s) sonriente(s).
Esta Supergirl es asombrosamente más Disney que los Marvel propiedad de Disney, Daredevil o Jessica Jones...
Pero de pronto he caído en la cuenta de que Disney (o su equivalente) es necesario para la vida.
Es necesaria la esperanza del inocente, la visión rosa aunque sea ñoña y pueril, la ilusión moral aunque a ratos sea moralina más que moraleja,...
Necesitamos épica de héroes, necesitamos modelos del Bien que intenten ser amables, bondadosos, preocupados por los demás.... Un dibujo churrero mejor que ningún dibujo.
Frente a los Trump o los Luthor del mundo, necesitamos creer en algo mejor, en el esfuerzo por hacer el Bien.
Así que, caquita literaria o no, Supergirl hace una función social, un deseo de aspirar a la paz, la justicia, la bondad, la comunidad, que ahora mismo es tan necesario.
Especialmente cuando hay quien cree que la III Guerra Mundial podría estar preparándose a la vuelta de la esquina.
¿Quién sabe donde?
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¿Pero dónde leches está? La maldita puerta, la del texto de arriba, la que
--estoy de acuerdo con A J-- debería aparecer en algún momento. ¿Dónde
c*j...
Hace 1 día
Excelente reflexión sobre el asunto. Yo creo que ha ganado por eso. Mucha gente le llamaba payaso pero era diferente. La gente,aburrida de lo políticamente correcto se ha lanzado a la "libertad" de decir lo que te sale de las narices. Pero entrecomillo libertad porque este hombre no es la solución a nada. Si bien es cierto que Hillary tampoco lo era (solo era la menos mala y eso tampoco ha ayudado a que Trump perdiera). A mí me ha sorprendido a medias. Desde el Brexit que ya me aturdió, todo lo que comentas y que cierto partido ultracorrupto español gane escaños... estoy perdiendo capacidad de sorpresa. Eso sí, lo de Trump nos va a hacer hablar mucho. Realmente no sabemos lo que nos espera. No lo debe saber ni Trump que parece cualquier cosa menos un lumbreras.
ResponderEliminarSobre supergirl y demás bien. Pero yo también me siento cautivo de esas series. Las sigo pero no me llenan sus historias. Pura inercia de friki-fan de los superhéroes de papel. A veces veo otras más adultas fuera de ese ámbito y pienso... ¿Por qué pierdo el tiempo con Arrow si estas series de la HBO, Netflix, etc. me llenan más? Me obligo a seguirlas como si fuese a encontrar algo. Aúna sí Supergirl no está mal, tiene buen ritmo. Y Flash es muy ágil, muy rápida (te prometo que no quería hacerlo pero siempre sucumbo a la tontería de decir eso de las series de Flash). En fin... Saludos.