Wikileaks presenta para el mundo la presunta opinión (explicaré luego porqué digo "presunta") de los servicios de inteligencia americanos.
No hacía falta armar tanto escándalo por minucias. Yo podría haberles dicho que creo que a Berlusconi le va eso de montar orgías romanas, la érotica del poder, donde lo que da gusto no es tanto la erótica como el poder que monta la erótica, "el poder soy yo" que decía Luis XIV mientras hacía sandwich con La Vallière y Madame de Montespán... Claro que yo tengo menos tirón mediático que el Pentágono, y mis impresiones son menos incisivas que las del analista yanki.
Yo podría incluso sospechar que el inglés es un pavisoso, que la alemana no se decide, que el francés va de napoleón (igual de bajito), que Putin es un casposo y que la mayoría de los dirigentes del mundo son vulgarmente humanos, falibles, y no más listos ni más hábiles que cualquiera de nosotros. Ya lo dijo Zapatero, que lo que hacía él lo podía hacer cualquier español (y mejor, añaden todos los que no son de su partido y algunos dentro de él). Porque debajo de la sonrisa de Zapatero, del gesto adusto del zar de todas las Georgias y Chechenias, de la soberbia y la tontería del italiano que visita a las víctimas de una catástrofe con una sonrisa de suficiencia, hay otro pequeño y limitado humano más. Ningún héroe, ni santo, ni superhombre. La única diferencia es que "el balón es suyo", o eso creen, y que si no le gusta lo que les dicen se llevan el balón, el gas y el petróleo, o sus euros y sus yenes, se van y ya no ajuntan.
El mundo es el picadero, pareciera ahora, de los cuatro jinetes del Apocalipsis: muerte, peste, guerra, hambre. Sobre tan divertidos jamelgos quieren cabalgar por turnos todos ellos, y Wikileaks nos los muestra como dicen que son las malas lenguas: "a ese le han prestado las botas", "ese no sabe llevar las riendas", "el otro es enano para tanto caballo"....
Las revelaciones de Wikileaks, que empezaron siendo impactantes con aquel video donde tiroteaban desde helicópteros en Irak a los niños a los que iban a salvar invadiendo su país, ahora han descendido al nivel del cotilleo, como decía el otro día acertadamente un comentarista en la radio.
¿Realmente creen que va a tener algún efecto en las relaciones que tienen nuestros preclaros próceres un poquito de mala baba y maledicencia por parte de la nación Numberone?
¿Dejaremos de escuchar los grandes éxitos del Milli Vanilli de la Paz, Premio Nobel del Rollo Guay, aunque sepamos que no es tan super como esperábamos, que es negro pero poco, demócrata pero menos, líder del cambio que deja las cosas tal como están? Nah, no creo. Seguirá viajando Obama por ahí, luciendo modelos de tipo que desea la paz mundial, tan bueno él, mientras curiosea debajo de las faldas de la vieja Europa.
Un efecto que sí va a tener, por contra, es que la gente crea que Wikileaks es la verdad que se nos oculta, el último reducto de sinceridad en un mundo de engaño y mentira. Ahora podrá decir cosas y lo creeremos. Y, de pronto, recuerdo que en La Carta Robada de Poe la carta que tenía que encontrar el detective Dupin se escondía entre otras misivas. El mejor sitio para esconder una mentira es entre las otras supongo. O hacer que parezca verdad. Y siguiendo ese hilo de razonamiento patatero, que tal vez sólo sea presunta la verdad de Wikileaks y en ese caso sería un medio fantástico para hacer público lo que se quiera que pensemos, como secretos que no lo son, como en las películas de espías dobles. Y reconozco que teniendo en cuenta las cosas asombrosas que hay por ahí circulando, tal vez sea en realidad Wikileaks un montaje de la CIA mismo que quiere tener un tabloide para introducir rumores o meter bulos al personal.
En el libro del que tomé prestadas estas nuevas viejas palabras (Graceling de Kristin Cashore), un rey tenía el poder de hacer creer a cualquiera cualquier cosa con su voz, y los rumores de sus mentiras se extendían como una infección entre todos los que los oían, nublando su juicio y mudando su criterio. ¿Y si Wikileaks es la voz de ese rey, el aparentemente amable Obama?
¿Y si el albéitar de los cuatro jacos que esperan para extenderse por el mundo: el famélico, el apestado, el mortal y el belicoso, no es otra que la nación a la que nos volvemos como máxima representante de la civilización occidental?
Albéitar, por cierto, significa veterinario.
"Difama, que algo queda", decía el otro.
Onions
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Como decían en Twitter con la viñeta de arriba, a lo mejor mi problema es
que tengo demasiada cebolla en mi vida.
¡Buenas semana!
Hace 3 días
Madre mía, veterinario. No lo hubiera dicho en la vida. A mí me sonaba a condimento de origen oriental, o a algún árbol sahariano, yo que sé.
ResponderEliminarO a "me tengo que albeitar las piernas que esta noche fijo que ligo" (quitándole el acento, eso sí. Total, la RAE le está quitando acentos a todo)
Yo de Obama no me fío ni esto (estoy haciendo el gesto que se hace generalmente cuando se dice "ni esto", lo que pasa que no me puedes ver, pero lo estoy haciendo). Ni de Obama ni de cualquier presidente de EEUU. Dime a quién tienes de aliado y te diré quién eres.
Desde luego, lo que nos están "revelando" del asunto Wikileaks es como un número extra del Cuore dedicado a los políticos, solo faltan los bocadillos al lado de la cara de cada uno con cosas como "Hala, tía" o "Jo, con lo mal que le sienta el botox". Imagino que en los chorrocientos mil documentos habrá cosas verdaderamente relevantes y confío en que no serán expuestas, porque una cosa es información y otra imprudencia.
ResponderEliminarYo sí que creo que Obama es tan "bueno" como pretende, pero no creo que el cargo que ocupa se preste a muchas meadas fuera de tiesto. Está demasiado atado por demasiados intereses, sponsors y aliados que llevan acumulando/arrastrando desde que USA es USA. Mira si no como algo tan básico y "humano" como la sanidad pública, hasta muchos de su partido, que se supone que representa el progresismo, lo han rechazado...
Veterinario. Qué cosas.
Un abrazo
Hola, Freakly Girl (eso por darte una palabra más que masticar, esta con sabor a british de sombrero hongo). Yo estoy colonizado por los yankis. Cuando era pequeño solía pensar: "ojalá los USA nos hicieran Estado de la Unión". Vale, desde entonces he evolucionado y he sabido algo más del mundo. Sin embargo, sigue siendo la patria de Woody Allen y Frank Capra (por citar dos de cien mil), la de James Taylor o Joni Mitchel (o los cien mil blandorros que les siguieron), la del doo-wap, el jazz, el soul, el funky, etc; la de DC, Marvel, Eclipse, Image y demás; la de Flash Gordon de Dan Barry y la del Principe Valiente de Hal Foster;... la de Disney (sí, también eso). Y la de Sallinger, la de Bukovski, la de Nabokov, la de Henry Miller, la de Paul Auster,.... La de la hamburguesa y la pizza!
ResponderEliminarY aunque Bush me haga vomitar, los republicanos me den miedo con su neo-fascismo, sus tejemanejes en política internacional y su imperialismo sea espantoso, su espíritu consumista, su capitalismo sin límites, etc... son de los nuestros, de los occidentales. Nosotros los europeos somos mejores (llevamos más tiempo para lograrlo), pero ellos son de los nuestros.
Así que no soy igual que tú, supongo. Todavía espero que se integren en la familia de los hombres de bien.
Y hola, Teodoro:
Si lo que dices de Obama es verdad, ¡qué tragedia! Cuando le votaron, te reconozco, lloré de emoción. Me imaginaba un nuevo Roosevelt, un nuevo New Deal... Frank Capra al poder.... Pero parece que no ha sido así. Y como soy un puto desconfiado ya de todo, no sé si creerme si es drama real, o las alharacas de una drama queen.
Como siempre, un placer vuestra visita.