En los tiempos de las mil y una noches la Cueva de las Maravillas sólo dejaba entrar a aquel que demostrara ser digno de ese honor. "Un diamante en bruto". Claro que eso fue/era entonces. La Cueva era joven, asombrosamente joven, tal vez 16.000 años o 17.000 años (me acojo a lo que decía el recientemente comentado Cernuda en Ocnos: "Años de niñez en que el tiempo no existe. Un día, unas horas son entonces cifra de la eternidad. ¿Cuántos siglos caben en las horas de un niño?"). Pero luego el tiempo empezó a acelerarse. Muchas tormentas de arena pasaron sobre la cueva y mucha arena por las clepsidras, y nadie venía a reclamar el premio. Tal vez no hubiera diamantes en bruto, o los que había eran demasiado brutos para darse cuenta de que eran diamantes. O puede ser que directamente la gente olvidara que existía la Cueva.
Y la Cueva sintió la erosión de la soledad y de las dunas inmensas y le pesó el desierto como sólo puede pesar tantos miles de kilos de arena....
Y miró hacia su interior y reconoció entre sus supuestas maravillas, mucha baratija de saldo y mucha magia de mercadillo. ¿Era realmente tan Increible? ¿tan Asombrosa? Tal vez, se dijo, no debía haber puesto el listón tan alto, ¡Diamante en Bruto, nada menos!, y lo fue bajando: de Diamante en Bruto a Oro de Ley, y Plata incluso, aunque pensándolo bien Bañado en Plata podía servir, y el Acero Inoxidable también tiene sus virtudes, y el Hierro era en cierta forma un elemento primordial de civilización... ¿Cobre?... ¿Bronce?... ¿Latón?... ¿Algo?...
¿Quién quiere una lámpara maravillosa-herrumbrosa cuando en cualquier tienda puedes conseguir un IPad, un IPhone,... (¡I-dios-mío!)?
¿Alguien me quiere ver por dentro? Se regalan recuerdos, ciudades en miniatura encerradas en un cristal, con copos de nieve auténtica en revuelo, una alfombra persa(algo comida por la polilla, sí, pero una vez limpia todavía puede dar mucho juego...)
Me abro para ustedes, señores y señoras. Entren en mí y busquen. Todo lo que tengo es para darlo. ¿Por qué, a mí me sirve de algo acaso?
Genio que no lo era tanto. Talento desaprovechado. Hombre de mediana edad que no es mediana edad porque nadie sabe si efectivamente va a vivir tiempo semejante al ya vivido y ¿son igualmente felices y entusiasmantes esos años que restan? ¿o son los de la incontinencia de orina, incontinencia de batallitas, el dedo que no se dobla (artrosis, artritis, osteoporosis y otras semejantes con nombres de ancianas tías feas), el que está doblado que no se yergue, el de la espalda que se dobla y no se desdobla, el de la frente que da la vuelta a la cabeza sin encontrar playa pilosa, el del culo gordo, la barriga redonda, el brazo fofo, las carnes blandas....?
¿sabrán los nuevos días a nuevo o a papilla geriátrica, sin sabor, ya masticado, ya viejo?
Bienvenidos a la Cueva. Se lo ruego: ENTREN.
Onions
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Como decían en Twitter con la viñeta de arriba, a lo mejor mi problema es
que tengo demasiada cebolla en mi vida.
¡Buenas semana!
Hace 3 días
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