Leo a Gil de Biedma y admiro su elegancia,
su forma exacta de decir las cosas
y la otra, que parece auparse sobre ella,
como armónicos abstractos en su voz de realidad,
de realidades de los cincuenta, que lo son
de cualquier época. Y admiro a Gil de Biedma
y me pregunto ¿cómo sería conocerle
en persona, contemporáneo? ¿Cómo sería
verle, hablarle, tocarle? Nada garantiza que me gustara
entonces. ¿Quién sabe si no le cogería manía a
la forma de sus labios, a su nariz,
al gesto con que
se tocara la barba? ¡Quién sabe!
No escucharía sus palabras, o les atribuiría
un tono o un timbre distinto del que tienen
aquí sobre el aire blanco donde las recojo
como frutas espirituales.
(A lo mejor deberíamos poner papel siempre
entre los seres humanos).
---------
Jamás se me ocurriría ir a ver ese ejemplo prototípico de mal gusto español hecho cine que narra la vida de Gil de Biedma (El Cónsul de Sodoma).
A lo más que llego es a ojear fotos: la que he elegido poner la he cogido del blog http://estoeslagestalt.blogspot.com/
Y desde luego sí recomiendo echar un vistazo a la web http://amediavoz.com/gildebiedma.htm para ver lo que hace a Gil de Biedma, Gil de Biedma y no una suma de tópicos y encasillamientos (burgués, catalán, homosexual, culto, etc....)
Onions
-
Como decían en Twitter con la viñeta de arriba, a lo mejor mi problema es
que tengo demasiada cebolla en mi vida.
¡Buenas semana!
Hace 3 días
"..envejecer, morir
ResponderEliminares el único argumento de la obra"
Qué grande :)