Carta de una funcionaria de Granada a Carlos Herrera (Herrera en la onda de ONDA CERO).
Estimado Carlos.
Mis motivos para escucharte cada mañana no han sido otros que el placer de escuchar una información imparcial, coherente y objetiva, cualidades indispensables en el oficio de periodista pero que en pocos medios de comunicación españoles, y ahora creo que en ninguno, es fácil encontrar. He disfrutado también muchísimo de tus grandes dotes de comunicador y, sinceramente, me he divertido bastante oyéndote.
Y por eso lo siento mucho.
Siento mucho haber tenido que ver al final tu faceta más humana desde el punto de vista negativo. Ver como la imparcialidad, la coherencia y la objetividad han ido abandonando tus opiniones a medida que el tema de la crisis económica avanza. He soportado día tras día ver que, primero, lanzabas indirectas para que se "metiera mano" (lo siento, no se me ocurre ahora mismo una forma más correcta de decirlo) de una vez a los empleados públicos. Y, después, desde hace unos días, comprobar la satisfacción que te causa el hecho de que por fin el Gobierno haya adoptado esta medida que, entre otras, recorta el gasto público.
Querría hacer un inciso aquí. Parece que hay muchas personas que sólo pensáis en el gasto que ocasionamos a vuestros (nuestros también, no lo olvides), bolsillos. Olvidáis y os reís de la "PRODUCCIÓN" pública que es la que justifica este gasto. Es que ni pensáis en ella. No estoy hablando de altos cargos puestos a dedo que estropean más que arreglan y que no se irán, no lo dudes, sino de los "curritos" que como en cualquier empresa trabajamos nuestras treinta y siete horas y media semanales, en muchas ocasiones en condiciones más que complicadas porque no contamos con los medios suficientes para poder estar a la altura de lo que se nos responsabiliza. Atendiendo a público cabreado e impaciente, cuidando y
formando a vuestros hijos, responsabilizándonos de la salud de pacientes a los que tenemos que ver en tiempo record, manteniendo y limpiando los espacios en los que vivís, protegiendo vuestra seguridad.... En fin....
Igual tú no has necesitado de estos servicios porque puedes pagar medios privados: gestores, colegios, clínicas, médicos, seguridad, etc...., pero te aseguro que gran parte de la población, entre la que me encuentro, los necesitamos porque nuestro sueldo, los privilegiados que lo tenemos, no da para más. De los que no lo tienen, ni te hablo.
En fin, te he escuchado defender esta medida y....bueno, es tu opinión como la de muchas personas. Injusta, indicadora de un desconocimiento total de la labor que realizamos (¿cómo la vas a conocer si, como te decía, poco tendrás que usarla?) y, por lo que a mí respecta, triste. Es de MI TRABAJO, del que hablas. El que crees que hay que remunerar menos. El que infravaloras en definitiva.
Pero en fin, he seguido escuchándote a pesar de todo porque no hacías más que manifestar eso, una opinión. Pero hoy voy a dejar de hacerlo. Hoy he comprobado que te has vuelto parcial, incoherente y subjetivo. Y ya no me parece interesante oírte.
Ahora que el Gobierno ha dejado de mirarme y te mira a ti, que entiendo te cuentas entre las afortunadas personas que ganan más de 80.000 euros al año, te sientes indignado. Ves los "peros" de dejar a los ciudadanos con menos dinero que gastar y te parece que esa medida es injusta y poco útil, peor aún, que puede ser devastadora para los mercados.
Ya. ¿Para qué mercados? ¿Para las grandes firmas como Loewe? ¿Para la casa Mercedes? ¿Para el hotel Alfonso XIII? ¿Para restaurantes como Zalacaín o La Broche? Te aseguro que los que ganáis más de ochenta mil éuros al año (declarados) no vaís, por la subida de un punto o dos más en el IRPF a dejar de gastar en ellos. Ni lo van a notar, te lo aseguro. Ese mercado no se va a ver resentido. Y si no podéis vosotros, cosa que dudo, ya seguirán acudiendo a él los que no declaran las fortunas que ganan. Siempre ha sido así. A estas grandes empresas, nunca les fallan sus clientes.
Las tiendecitas de barrio, el bar que hay debajo de casa, los restaurantes normalitos, los hoteles de dos y tres estrellas, las gamas bajas de vehículos.... ese mercado que es el al que podemos acceder la mayoría de los españoles y del que viven otros tantos, como no es frecuentado por las personas que ganan más de 80.000 euros al año, igual sí que se ve afectado.
Tiendo a pensar, por la parte que me toca, que el recorte de sueldo de los empleados públicos, que sin ningún pudor ni conocimiento defiendes, sí que le va a hacer daño. Sí que le va a hacer daño la congelación de las pensiones. Llegamos a fin de mes justitos, así es que el dinero que nos quiten ahora, lo tendremos que quitar de nuestro consumo en estos establecimientos/empresas. A este recorte, por cierto, tenemos que añadir la subida del IVA y de la energía eléctrica, de las que tampoco nos libramos. Así es que los mil/mil quinientos euros que ganamos la mayoría de nosotros, una vez que nos apliquen el recorte salarial, como podrás comprender a poco que sumes, se nos irá en pagar la hipoteca/alquiler, la comida, el agua, la luz.... y poco más nos quedará para el consumo.
Carlos, todos podemos traernos al trabajo el desayuno de casa, no hay mucho problema. También podemos aguantar con los zapatos y la ropa del año pasado, tomarnos en casa la cervecita con nuestros amigos, comer con ellos también en casa en lugar de ir a un restaurante de vez en cuando y "aguantar" el coche un poco más. El problema será para el dueño del bar que vivía de servir desayunos a esa "panda de vagos" que somos los empleados públicos. Para el dueño de un pequeño comercio de ropa o calzado, del restaurante sencillito, del hotel familiar, del supermercado de barrio, del concesionario que vende coches de ocasión.... Y para sus empleados. Este sector de mercado lo tendrá realmente bastante más difícil para sobrevivir que el de Loewe, Zalacaín, el hotel Alfonso XIII o la Mercedes.
Y, como te comentaba, a éste mercado es al que accedemos la mayoría de los españoles. Sin ninguna duda al menos, los funcionarios, como nos llamas a todos, y los pensionistas.
Mira, te voy a mostrar lo que entiendo yo por solidaridad, por responsabilidad, por coherencia y por justicia.
Yo no tengo ningún problema en apretarme el cinturón (si es que esto, como dudo, puede solucionar algo), para que con este dinero se puedan pagar subsidios de desempleo, gastos sociales y disminuir el déficit del Estado. Para que podamos salir de esta situación caótica en la que la coyuntura mundial y la vergonzosa ineptitud de nuestra clase política (de todos los signos) nos han metido. Creo que es absolutamente necesario, justo y razonable. Pero hay dos aspectos que me harían sentirme más conforme y más tranquila.
Uno de ellos sería que de este esfuerzo que se nos exige a los pensionistas y empleados públicos no se escape nadie en este país. Que contribuyamos TODOS y TODOS arrimemos el hombro. Ricos y menos ricos. Empleados públicos y PRIVADOS.
Todos los trabajadores y los dueños de grandes fortunas. No os pongáis a temblar los que ganáis más, que vosotros lo váis a notar relativamente poco.
El segundo aspecto que me haría no plantearme siquiera sentirme molesta con este recorte es que una vez que esta situación pase, que pasará como todas las crisis, se nos devolviera a TODOS también el poder adquisitivo que teníamos antes de padecerla. Que no sólo lo privado se beneficie de las épocas de bonanza mientras que a nosotros se nos mantiene, incluso yendo el pais bien, en la misma situación económica que en los momentos de "urgencia social". Que cuando pasen esos momentos, se nos restituya a la situación que teníamos antes de la crisis como a todo hijo de vecino. No pretendería más.
Con estas dos condiciones, entrego gustosamente mi dinero para contribuir a que nuestro país no se desmorone del todo. Para ayudar al que ahora mismo tiene la desgracia de estar en paro y a sus familias. Lo entrego con los ojos cerrados. Por solidaridad, por responsabilidad y porque lo considero justo.
Pero tú y yo sabemos que no va a ser así. Que nunca ha sucedido así.
Carlos, todo lo que de justo tiene que yo tenga que contribuir al arreglo de esto, lo tiene de injusto el hecho de que no seamos todos los que lo hagamos. Que tenga que seguir contribuyendo a esto aún cuando "esto", haya pasado. ¿Me puedes dar una sóla razón para que no se toque a grandes sueldos que no han sido recortados; a las grandes fortunas? ¿Me la puedes dar para que las subidas salariales que se nos aplican después de las "crisis" se hagan en un porcentaje muy inferior al de la subida del IPC del año que toque y sobre sueldos congelados (ahora, reducidos) durante sabe Dios cuántos años esta vez?.
Esto no es demagogia. Es la realidad pura y dura. Creo que objetiva, imparcial y coherente. Como eras tú antes de ver peligrar un poco de lo mucho que tienes.
Si quieres, te puedo dar un consejo acerca de cómo pasar el mal rato de ver horrorizado que ahora te puede tocar a ti: Sencillamente, aprieta los dientes y aguanta. Es la medicina que tomamos nosotros, los "funcionarios", como nos llamas. Y ahí vamos, tirando "palante". Trabajando exactamente igual, con la misma responsabilidad, que cuando ganábamos más. Asumiendo por añadidura el trabajo de los compañeros a los que no se sustituirá por la crisis.
Otro inciso: no querría pensar que ahora te estás cuestionando la calidad del trabajo de PROFESIONALES de la medicina, de la enseñanza, de la gestión, de la investigación, de la seguridad..... no querría pensar que la ancestral imagen del "funcionario" de manguito vago, poco formado e inútil, aún está en tu mente. No puedes ser tan....limitado. Y, a todo esto, no todos somos funcionarios, te rogaría que nos denominaras bien si quieres generalizar. Te informo de que la designación exacta es: Empleado Público. Algunos de nosotros tampoco tenemos la estabilidad en el empleo que tanto se envidia y que, al parecer justifica todo lo que se nos diga o haga. Hay muchos contratados laborales a los que también se les aplica, por cierto, la bajada de retribuciones y que también pueden ser despedidos cualquier día.
Y aquí acabo. Sé que esta carta no la vas a leer en tu programa, por su extensión y por su contenido. No importa, sólo quiero que la leas tú (de darle difusión, ya me encargaré yo misma) y que pienses un poquito, si te dignas, en lo que te cuenta esta humilde ex-"forofa" tuya. Y que, si es posible, dejes de amargarles las mañanas a los TRABAJADORES públicos, aunque me temo que probablemente esta carta tenga el efecto contrario si tienes la soberbia que, no sé por qué, ahora te presupongo. Será por lo que me has cabreado y ojalá me equivoque.
Un saludo y que Dios nos pille confesados. A TODOS, Carlos.
Concha.
Onions
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Como decían en Twitter con la viñeta de arriba, a lo mejor mi problema es
que tengo demasiada cebolla en mi vida.
¡Buenas semana!
Hace 3 días
No son mías, digo, las palabras, ni escucho yo a Carlos Herrera (no escucho casi la radio, y si lo hago es música en Radio 3). Pero sí que está en mi mano darle difusión en el blog a todo lo que me parece bien razonado, supongo. Porque lo vean todos, como todos pueden escuchar a Carlos Herrera y formarse su propia opinión.
ResponderEliminarEsta mujer, que me parece muy sensata, ha dejado pasar algo por lo alto que incluyo. El conseguir acceder a unas oposiciones y superarlas más que un esfuerzo mental (que lo es) es una inversión.Explico mi caso: Todos los años de facultad (matrículas, alquiler de piso).Tras esto nos invitan a un master muy costoso como también a tener un nivel de inglés B1(supera los 2000 euros, sin contar el gasto de gasolina).Después, más dinero en cursos y gastos en academia para estar preparado en la oposición.Con todo ello, hablamos de varios millones de pesetas.Mientras aquellos que optaron por no estudiar tuvieron sus bmw, sus pisitos, sus hijos etc ect y yo mientras tanto, sigo con el mismo coche (de hace más de 12 años),sigo de alquiler (en la zona más barata, ruinosa de mi ciudad)y compro ginebra de 4 euros porque no me puedo permitir el beefetter.Si decidí estudiar, aparte de la vocación de cada uno (que la tengo y no me arrepiento de nada) es para conseguir un futuro mejor y tener privilegios que compensen todos estos años de carencias infinitas.Soy solidario siempre y cuando sea efectivo, pero que no me jodan con que los funcionarios esto, los funcionarios que bien viven, bla bla bla ¡POR QUÉ NO ESTUDIASTEIS?.Era mejor trabajar de albañil ganando un buen sueldo, hipotecas infinitas, hijos a mansalva, y los dominguitos a una buena venta, mientras muchos de nosotros seguimos conteniendonos yendo al Lidl y con la ilusión de que nos aguante el coche unos años más.
ResponderEliminarUn saludo, tío, y bienvenido al blog
ResponderEliminarHace tiempo que no confío en la independecia de Carlos Herrera. No sólo los funcionarios tienen motivos para estar frustrados. A un periodista que presume de imparcial no se le debería ver el plumero, un día sí y otro también, como a éste.Y no hablemos de algunos de sus colaboradores...
ResponderEliminarSaludos
Hola, Luis Antonio.
ResponderEliminarYo creo que cuando en periodismo se habla de cosas como imparcialidad, objetividad, etc... se está hablando de ideales, no de realidad. Y no sé hasta que punto no es bueno que se declaren filias y fobias, para que los oyentes, o los lectores, sepan de antemano que pueden esperar. A lo que sí se puede esperar es a que sean todo lo veraces de lo que sean capaces. Y ya para nota que sirvieran en la medida de sus posibilidades a principios superiores: el Bien Común, justicia y libertad, etc.
Como decía, no tengo ni idea de qué pie cojea Herrera. Pero un periodista no es como un político. Si no le quieres escuchar, si le quieres privar de todo su poder, basta con que cambies de emisora.
Me parece muy bien argumentada esta carta. Es más, hace poco (bueno, cuando bajaron los sueldos a los funcionarios) hablando con una amiga, ésta me dijo que le parecía bien, porque se creían que ya tenían trabajo de por vida y que la vida era un chollo. Me pareció fatal el comentario, funcionarios los hay de muchos tipos, y si esa gente tiene el trabajo asegurado mejor para ellos, que para eso se han currado unas oposiciones.
ResponderEliminarEn fin, que me parece muy bien lo que argumenta esta mujer granadina. Se puede decir más alto, pero no más claro.