Parece que últimamente sólo hablo de política, vaya pó' Dió'!
Pero, Pilar, una amiga bloguera, ha hecho una entrada sobre Rita Barberá y yo estoy como el del chiste que vió una pelea y no sabía si meterse o no meterse...
Mi tesis: aunque ahora se viva en los extremos, las cosas no suelen ser ni muy muy ni tan tan.
Y en qué lado caería esta señora llamada Rita Barberá, no tengo ni idea. Ahora, además, nunca lo sabremos. Ya no hay encausada que encausar. Nunca sabremos si estaba llena de buenas intenciones, pero se la colaron los listos de turno, corruptos, timadores (tal vez, quién sabe, no me atrevo a afirmar ni una cosa ni la contraria), una señora mayor que pecó de ingenua y si me apuras de confiada, y eso es sin duda falta, incluso grave, cuando uno tiene responsabilidad de gestión.
Pero no pecado como para la crucifiquen, digo yo. Si la falta de inteligencia fuera merecedora del mismo, del mismísimo castigo que la pura maldad, en anteriores gobiernos (y en los futuros ocurrirá, sin duda) muchos de los que se libraron de una caerían por la otra (con talante o sin él)... Pero, ¿con la misma pena? ¿y eso sería justo? ¿O sería como ese padre que da sendas bofetadas para acabar con una bronca entre dos hijos que se pelean, sin querer saber quién empezó o quién sólo se defendía?
¿Corrupto, codicioso, vil, o simplemente bobo/boba, pavo/pava?
Lo que dicen últimamente de los medios es cierto, creo: hay mucho periodismo-jauría, al que le va más la crónica de sucesos y el sensacionalismo morboso que la información, y lo llama de “investigación”, cuando es más de correveidile-que-eso-vende (como quieren hacer pasar por debates los cacareos histéricos-histriónicos de programas como "Sálvame"). Lo inventó Randolph Hearst “no dejes que la verdad te estropee una buena noticia”.
Y, sí, también están los que se dejan llevar por sus odios o sus prejuicios y se apuntan en seguida a "meter caña a ésos" porque basta con que uno se “apellide” con las siglas de un partido para considerarle como si siguiera a su nombre otro del tipo "Hijo de Satanás, Bestia del Mal".
Hay periodismo (o debería decir “producto de medios”), que sin ser basura como el que mencionaba hace un segundo, incluso hecho éste por gente inteligente, no se para ni medio segundo a intentar ser objetivo o imparcial. Uno ve El Intermedio de Wyoming y ya sabe que hará toda la sangre que pueda del Partido Popular, venga al caso o no lo haga, porque al parecer para este hombre (ingenioso, con talento), sólo ser del PP es sinónimo de ser miserable o imbécil (o ambas cosas). Así le pasaba también a mi dulce abuela, que le cambiaba la cara como a Selma Hayek en Abierto Hasta El Amanecer con solo azuzarla “ése es rojo, abuela” (en su descargo, que ella “murió” la Guerra Civil, que hubo muerte para repartir entre los dos bandos)....
Y ahora, se mete en un mismo saco a cualquier votante de ... por el solo hecho de ser votante de ... (rellenad con el partido que sea) aunque él particularmente sea una buena persona, razonable, tratable, pero maneje otros datos, otras perspectivas.
Al final no somos ni muy muy ni tan tan distintos.
Podemos no guarda un minuto de silencio... "Ah, asquerosos podemitas", claman algunos, "que no respetan nada, ni al ser humano que ha muerto!...."
Pero luego te enteras que murió Labordeta (gran tipo) y no se hizo minuto, ni segundo, de silencio por él, y ahí hay una justificación razonable a la negativa, aparte de ideologías....
Pero, espera, que luego te enteras que aunque los de Podemos dicen que “no van a ensalzar a un corrupto”, sin embargo no tienen problema en manifiestarse a favor de un cafre de sus filas, el típico vena’o tarugo prepotente, que agredió a otro,...
Y vuelta a la casilla de salida.
Nos faltan datos para juzgar, pero juzgamos igualmente.
Y somos como catetos que no han viajado y creen que sólo lo suyo es lo bueno... no, lo único bueno.
A lo mejor es tiempo de que los de un lado escuchen al otro. Más: que se hagan amigos del otro. Porque el otro no es más que un tú mismo en lugar cambiado. (Y tiene coña que alguien como yo, el de los mil defectos y miserias, acabe hablando de moral-moralina necesaria).
Rita Barberá murió sufriendo sus circunstancias. Y yo no me atrevo a decir que la mató el peso de la culpa siendo culpable o la injusticia de ser perseguida siendo inocente, porque NO TENGO NI IDEA. Se murió un ser humano que ha dejado familia que la llorará, y hasta algún amigo de verdad. Eso merece nuestra pena y nuestro respeto, si no por ella, por los suyos que sí lo sienten.
Tampoco era la madre Teresa de Calcuta, ni todos los que sufren martirio son mártires santos, y alguno habrá del grupo de los chivos expiatorios, o de los que tuvieron la desgracia de estar en el sitio inadecuado en el momento inoportuno, o del batallón de pavos y bobos que se ven envueltos-manchados por esa mierda que salpica a todos (hasta el que no la hizo).
Yo, que fui votante del PP y a lo mejor (nunca se sabe, y yo menos) les vuelva a votar algún día (cuando pueda hacerlo con la conciencia limpia y con orgullo), pensé en su momento que Rita Barberá tenía que renunciar a su acta y si no lo hacía de grado, debían los responsables del partido indicarle la salida, dejarle claro el flaco favor que le hacía a sus ideas, incluso por una pura cuestión de imagen (que es tan importante).
Pero no: ella eligió aferrarse. Y sigo sin saber si con la fuerza de quien se sabe víctima inocente o de corrupta sin ideas. Su elección.
Y ahora está muerta y nunca llegaré a saberlo.
Lo que sí sé es que
echo de menos la templanza, el equilibrio, la busqueda de la verdad razonable y mesurada, sin aspavientos, sin excomuniones ni beatificaciones, en todos los que quedan,
exaltados vivos.
¿Quién sabe donde?
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¿Pero dónde leches está? La maldita puerta, la del texto de arriba, la que
--estoy de acuerdo con A J-- debería aparecer en algún momento. ¿Dónde
c*j...
Hace 2 días