Lunes por la mañana. 11 de la mañana. Uno está viejo. Todos los días algún achaque. Hoy toca dolor de barriga. Gases. Deben ser gases. Suelen ser, aunque frecuentemente son perro ladrador poco mordedor, o más exactamente perro que ladra y da la coña hasta que le sacas a dar su paseo habitual, que ya toca, y entonces se calla. Entre dos piedras feroces, sale un viento dando voces.... Y luego sólo es aire que se disipa en el aire, nada. Nada de qué preocuparse.
12. Estoy definitivamente viejo, cuando se me atraganta un peo. El joven está hecho a alharacas, a explosiones y petardos de fiesta, a deletérea expresión de emociones... Pero el viejo. El viejo se pierde hasta para algo tan tonto, tan simple. Se le olvidan las cosas. ¿Esto por dónde salía?
La barriga duele, pero no por nada, sino por ineptitud de anciano. Se le acumulan en el cuerpo mensajes como en móvil del que no recuerda para qué sirven los botones (es táctil esto).
13:00. A estas alturas no importa tanto si estoy mal por años mal llevados (ventosidades mal gestionadas), estoy fatal. A lo mejor es la muerte, pero una muerte acorde, una con sentido del humor perverso. Qué le corresponde a uno? Hincharse de nada, de residuos apestosos, hasta que revienta. Nos morimos como argumentos ad absurdum, siempre nosotros, los definitivos nosotros, the ultimate us, el enorme efluvio de... A lo mejor al final no hay dragones, como dice el dicho y los medievales, sino el dragón que le corresponde por derecho a cada uno: el de dragón del estrés para ese que no sabe meterse en nada, ni en un juego de barquitos, sin agobiarse como si tuviera que cumplir fecha de entrega o rellenar cada cuadrito siguiendo patrón visible y lógico... y ése, palma de ataque de corazón mientras se preocupa de si ha apagado el gas, porque el gas está caro, todo está caro, tiene que recoger la lavadora, hay que regar las plantas que se mueren como economías agostadas, hay que... ¡a morirse!
Y ese otro tiene el dragón del sedentario, demasiadas copitas sin venir a cuento, demasiada carne roja, demasiado regalo sin ser su cumpleaños... el dragón del culo gordo y la pancreatitis aguda, da su mordisco a cámara lenta, como lo hace todo, digestión pesada, costosa masticación, vena que revienta en el cerebro, asma adiposa.... Etc (piensa cómo será tu muerte, tipo de dragón favorito).
La mía es fetidez interna, ristra de ventosidades, siembra tantos vientos que recoge una sola tempestad que es la muerte por carga extrema de descargas.
"Llévame al hospital". No hay que aclarar que te mueres. La muerte tiene una de esas caras que se reconoce en cualquier parte, un nombre que no se olvida aunque te la encuentres en el sitio más insospechado. "Hoooombre, Muettte, ¿cómo estás? ¿qué tal? cuánto tiempo, no?... ¿sigues en lo mismo?": Es la muerte.
Entro en el hospital a punto. Eso tienen los hospitales. La seña está clara y la función y los que van son improvisados mensajeros de UPS llevando el paquete, la muerte: "hola, venía a entregar 90 kilos de carne,... producto perecedero que perece... Sí, me firma aquí como que le he entregado cadáver de...".
Las famosas últimas palabras debiste prepararlas ayer.
Hoy estás demasiado concentrado, o falto de concentración, como para sacar algo útil: "dile a mi sobrina Mari Pili que Dixán lava más blanco"...
Claro, lo dejas todo para el último momento y.... ¿te has cambiado los calzoncillos? ... no?.... genial, qué pensará el patólogo de mí? qué pensará el forense? "hombre guarro, caucásico, de constitución sucia...."
Es más, casi no te llega la voz al pecho y lo que llega es quejío tonto: nnnnn....
y lo cubre la voz del celador, hombre de pueblo (rústico pero eficaz), portero de muette, porteador: "a ver: si sube las piernas y las pone aquí, le puedo llevar en la silla" "nnnn" "ponga los pies en los reposapiés", "nnnn", "ponga los pies ahí para que pueda empujarle" "nnnn". Difícil comprensión entre el de la capital y el del pueblo.
El nnnn debería significar algo. Debería significar: "Mendrugo, ¿no ve que me estoy muriendo? si quiere que ponga los pies en las calzas, por qué no me los pone usted mismo?"
....
Luego habrá más conversaciones llenas de buena voluntad pero igualmente poco resolutivas: "¿y qué le pasa exactamente?" "nnnnn" "lleva mucho tiempo así?" "nnnnn"
----
sabéis ya qué me ha tenido en el hospital una semana?
y p.d. - lo asombroso que es hacer tres entradas, dos con fundamento (mejor o peor, pero dicen algo), una, verdadera tontería, y la que merece atención y comentario es esa que no vale para nada .... ergo, las otras deben tener aún menos importancia... como cine indi, lleno de pretensiones y sin gracia....
¿Quién sabe donde?
-
¿Pero dónde leches está? La maldita puerta, la del texto de arriba, la que
--estoy de acuerdo con A J-- debería aparecer en algún momento. ¿Dónde
c*j...
Hace 1 día
Me da por pasar por aquí a ver qué tal y me encuentro una cantidad casi obscena de letras y reflexiones añadidas a lo que dejé la última vez. Desde luego los hospitales solo están un paso por encima de las cárceles. Son tan aburridos y deprimentes que uno se quiere evadir incluso escribiendo. Espero que todo quede en un mal aire que te ha dado. Yo también he pasado la Semana Santa en un hospital pero visitando a mi mejor amigo por un problema de infección en un pie. Yo al menos podía entrar y salir cuando quisiera y sólo iba a intercambiar ocurrencias amigables y charlar un rato.
ResponderEliminarDe tus recomendaciones comiqueras del post anterior sólo me puedo quedar con la película porque los comics de Autorithy o de la Elite ya los tengo en propiedad y leídos(tuve un tiempo dónde no tenía que pensar en mi economía y compraba toda viñeta superheróica que se me ponía a tiro, mis estanterías y las del piso de mi madre dan buena fe de ello).
De Corea del Norte no te digo ni que sí ni que no. Yo no me pongo a favor de los americanos porque esta historia de tachar de militaristas a los que no sean ellos viene de lejos y esta guerra contra Corea por oponerse a ellos estaba prevista hace unos años(mi memoria se empeña en recordar artículos periodísticos lejanos). Eso no quita que los norcoreanos tampoco sean los buenos de la película. Bueno, los norcoreanos no sé, no los conozco, pobrecillos, me refiero al individuo que los gobierna. Su padre parecía un villano de cómic y ahora su hijo parece un hijo de villano de cómic. Porque no, ni los unos ni los otros son héroes. De hecho, estos quieren que como siempre, Corea del Sur se asuste y les pague peaje por no arrojarles ningún bombazo. Y lo peor es que norteamerica siempre está más lejos del enemigo que cualquiera de sus aliados. Qué bien se les da la guerra...
Saludos.
Me alegra tu recuperación, lamento no haberte acompañado en el dolor anónimo del retiro hospitalario ;)
ResponderEliminarYo creo que la muerte, esa de verdad, se anuncia menos, o al menos eso espero.
Un beso