Las ideas son como el petróleo, una riqueza que fluye en lo profundo, tan oscura y negra que se confunde con la oscuridad que nos inunda. Un momento de introspección (prospección) nos puede conducir hasta ese río brillante y espeso, cuando los ojos son mudos a los colores del mundo. (En el baño, en mitad de un paso... siempre nos sorprende).
Pero hay que excavar mucho, no rendirse, hasta darle salida. Chapalear en barro hasta el cuello, ahogarnos en nuestro propio cieno... más allá de lo que somos, de lo que aparentamos, como si fueramos más que polvo y tierra (y piedras y sedimentos).
Y entonces, quizá, con suerte, surgirá de nuestra boca como un torrente, el negro oro, con fuerza de noche que cubre el mundo,...
... O será nada: agua, gas, aire. Una ventosidad del alma, sin más. Nada que nos saque de pobres.
¿Quién sabe donde?
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¿Pero dónde leches está? La maldita puerta, la del texto de arriba, la que
--estoy de acuerdo con A J-- debería aparecer en algún momento. ¿Dónde
c*j...
Hace 4 horas
Qué buenos son los momentos de inspiración filosófica... Necesito uno así.
ResponderEliminarY a mí esa introspección siempre me viene en exámenes
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con Greed me está entrando una introspección ahora mismo... y llevo así ya un par de semanas!
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