26 de marzo de 2010

¿Cómo me metí en esto?

En ocasiones pasa con las conversaciones lo mismo que con las borracheras. Te pasas la mitad del tiempo intentando conseguir una, meterte en ella... y la otra mitad, intentando salir. Y es entonces, al final, cuando te preguntas mirando a tu interlocutor con mirada turbia o apoyando la cabeza en la baldosa blanca del asqueroso urinario "¿cómo coño me he metido en esto?"

(como siempre, saludos del autor de esta reflexión q no va a ninguna parte, rafarrojas)

23 de marzo de 2010

Volumen y amigos (una cita chorra, made in rafarrojas)

Como siga engordando así, no habrá amigos suficientes en el mundo para llevar mi féretro.

19 de marzo de 2010

CHARLA CON ELICER CANSINO, TAL Y COMO LA RECUERDO

DATOS SOBRE ELIACER CANSINO, recogidos de http://www.fundacionesandaluzas.org/dinawebafa/recursos/eliacer%20cansino.doc

(Sevilla, 1954). Estudió Filosofía en las Universidades de Sevilla y Salamanca, y es Catedrático de Filosofía y jefe de este Departamento en el IES “Mateo Alemán” de San Juan de Aznalfarache. Ha obtenido para el presente curso 2004-2005 una licencia para investigación de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía.
Ha publicado diversos artículos sobre las relaciones de la poesía y la lectura con la filosofía
Es autor de los libros Paisaje de las sombras (Tomares, 1988), El maravilloso Sr. Plot (Júcar, 1988), Los ojos de Ícaro (Toledo, 1991), Tras los ojos de la garza (Aguaclara, 1993), Retratos de opositores (Córdoba, 1991), Yo, Robinsón Sánchez, habiendo naufragado (Toray, 1992; Everest, 1998), Un viajante, una ciudad (Fund. Luis Cernuda, 1995), La metamorfosis de Avellaneda (Huerga y Fierro, 1998), El misterio Velázquez (Bruño, 1998), Nube y los niños (Anaya, 2000), El paraguas poético (Everest, 2003) y La apuesta de Pascal (Alianza, 2004).
Ha participado en diversas antologías, principalmente de narrativa breve. Ha sido traducido al alemán, y su libro El misterio Velázquez está siendo traducido en la actualidad al japonés y al coreano.
Ha recibido numerosos premios, tanto de poesía (“Juan Sierra” de Poesía en 1988, Premio “Ricardo Molina” en 1991), como de relatos (“Premio Jaén” en 1990, “Emilio Hurtado” de Cuentos en 1991), novela corta (“Ciudad de Toledo” en 1990) y novela juvenil (“Premio Internacional Infanta Elena” en 1992). En 1997 obtuvo el Premio Lazarillo por El misterio Velázquez, obra que fue también finalista del Premio Nacional de Literatura infantil y Juvenil en 1999. Este libro ha sido además elegido entre las 100 mejores obras de literatura juvenil del siglo XX por la Fundación Germán Sánchez Rupérez. Fue representado como obra de teatro en los Reales Alcázares de Sevilla en 1999.
Ha participado en muchísimos seminarios sobre narrativa, creación literaria, literatura infantil y juvenil, animación a la lectura, y ha impartido conferencias, charlas y cursos en toda España y en Nueva York (en el Instituto Cervantes de esa ciudad).
Participa regularmente en prensa diaria (es columnista del Diario de Sevilla), y en revistas especializadas en literatura (Mercurio, por ejemplo) y en literatura infantil y juvenil.


LA CHARLA, TAL Y COMO LA RECUERDO, CON LAS PALABRAS DE ELIACER CANSINO
(en la clase del Máster del Profesorado y gracias al interés y dedicación de nuestro buen profesor, Manuel Francisco Romero)

A pesar de lo que pueda parecer o de lo agradable que resulte este encuentro, éste no es el momento del escritor. Ese momento se produce en la soledad, en la intimidad, mientras el escritor está escribiendo, devorándose a sí mismo, con esa autofagia de la que hablaba Unamuno en su poesía "A mi buitre".[1]
Este encuentro con lectores, por otra parte, con personas reales, con cara, permite hablar de obras literarias donde antes sólo se podía hablar de libros, porque sólo cuando son leidos los libros se transforman en literatura, del mismo modo que las partituras no se convierten en música hasta que no cuentan con alguien que las interprete.
Por eso creo que, junto al nombre del autor, en la portada de los libros debería aparecer el nombre del lector. Porque el libro es ficción; la ficción, sólo palabras. Son los lectores los que hacen realidad, ponen realidad en esas ficciones, desde sus vivencias. El lector reconstruye, participa en la construcción de la obra...

(En ese momento, suena un móvil. Todos se apresuran a apagar o silenciar sus móviles hasta ese momento encendidos)

Es un "momento-móvil". Si fuérais vosotros mis alumnos, ahora mismo os leería un cuento sobre un teléfono que suena... pero como no lo sois, esperaré todavía un tiempo, jajaja

...Decía que esa es una de las grandes potencialidades de la literatura, que el lector puede participar en la recreación de lo que se cuenta en el libro.
Sin entrar en polémica, ni pretender hacer comparaciones entre cine y literatura, la literatura tiene una virtualidad distinta a la imagen: el escritor ofrece palabras que el lector convierte. Así, cuando dice "perro", es el lector el que recrea ese perro, el que lo debe imaginar y piensa en uno concreto, con el hocico de tal manera o de tal otra. El escritor puede, todo lo más (hablando como profesor de filosofía), ofrecer el ideal de "perro".
No debemos olvidar que el pensamiento es siempre lingüístico. La literatura enriquece el pensamiento.
Recientemente escuché a una señora hablando en un programa de radio sobre George Clooney. La mujer decía que Clooney nunca llegaría a ser un buen actor, porque no transmitía.
Supongo que Robert De Niro sería un ejemplo de actor que sí, sin duda, transmite.
Yo muchas veces les pregunto a mis alumnos en clase: "¿qué preferís, un profesor joven y enrollado, o uno más viejo pero más sabio?". La respuesta siempre es "el joven", lo que no deja de resultar un tanto deprimente cuando estás ya en la categoría de los segundos, aunque no seas realmente sabio, jajajaj.
Un profesor debe ser capaz de transmitir. Yo soy escéptico con el exceso de pedagogía, con la aplicación de sistemas formales. Creo que tenemos que adaptar esos sistemas a nuestra personalidad.
En cierto sentido, prefiero un profesor autoritario, pero que cree en lo que hace, honestamente, que uno que no lo es, pero tampoco cree.
Porque al final transmitir es creer. Y creer es amar.
Amar no se puede conjugar en imperativo.
Por eso, como profesores de literatura, debéis apreciar la literatura. Aquel que no lee no puede transmitir la literatura.
Yo tengo la suerte de esta liberado a la hora de hablar de literatura por ser profesor de filosofía. Puedo, por ejemplo, citar aquello de "polvo soy, pero polvo enamorado" de Quevedo, de pronto[2]. Otros son los que tendrán que explicar el conceptualismo. Yo no estoy sujeto al programa de literatura.
Pero los que no leen, no pueden hacer dramatización de ideas. Tienen que leer.
Os voy a contar una anécdota. Un día tras las clases comenta una profesora de literatura a su compañera: "no puedo, otra vez César Vallejo..." A lo que su colega le contesta "pues yo no tengo esos problemas, si no se comporta como debe lo echo de clase!" ("Hay golpes en la vida...", como decía el autor de Los Heraldos)[3]
Hay que poner entusiasmo por lo que se hace. No siempre podemos ir creando entusiasmo. A lo mejor lo conseguimos una ó dos veces al año, como Curro Romero, pero al menos crear la ilusión de que un día lo conseguiremos.
Yo siempre me acompaño de una maleta donde guardo los libros que voy leyendo últimamente. Por ejemplo, ahora tengo "El Diario de Ana Frank", un libro sobre la dignidad de José Antonio de Marina[4], una Historia de la Teología, un libro de Jose Emilio Pacheco, reciente premio Cervantes.... Y precisamente tengo un alumno mejicano y se lo puedo leer, establecer así una relación... Es importante que vean que manejo libros, que los uso.
Bueno, pues sobre este libro que llevaba...
Muchas veces, leemos deprisa, sobre todo los libros infantiles, y se nos escapan entonces extrañas advertencias, advertencias que nos dejan perplejos. Por ejemplo, en Peter Pan, en la línea quinta o sexta. Hay una frase terrible, pero aparece cubierta de arena, con arena por encima. Pero si la quitas, si retiras esa arena, ya no volveremos a leer ese libro igual. Y te preguntas "¿por qué lo hizo?"....
Pero no, no lo vamos a leer ahora. Después....[5]
¿Véis? Así he conseguido crear un momento de interés.
Existen dos niveles en la actividad docente: un nivel formal, que corresponde al cumplimiento del temario, y otro, informal, en el que lo que se trata es de dejar semillas para el futuro lector. Y desde el punto de vista de la actividad del escritor, la pregunta a la que dar respuesta es ¿qué hago para escribir?
¿Cómo son los escritores para jóvenes?
No existe uno solo, como tampoco hay una sola clase de escritores para adultos: Cela y Delibes, por poner un ejemplo, son distintos salvo en la coincidencia generacional.
Me preguntan "¿Y no escribes sobre el amor más....?" Quieren decir sobre sexo, porque es un tema que parece ser recurrente entre los jóvenes, un tema que les importa.
Pero no son ingredientes necesarios.
Hay varias formas de plantearse la literatura juvenil: según la concepción del joven y la del escritor.
A mí, el joven que me interesa tiene, bueno, es una persona que está en un momento de búsqueda, de incertidumbre, de aventura.... Busca respuestas. Es un ser que dice o sospecha "me puede ocurrir algo pronto, de pronto: un amor, la muerte, la amistad, el descubrimiento de la vocación..." Surgirá lo nuevo.
Ese joven necesita orientación en un mundo sin ella, a ese joven le interesan los profundos problemas del alma.
Al final, el estilo de un escritor no se define tanto por la forma, como por el tema, los temas que elige. Así, por ejemplo, Dios aparece entre mis temas. Dios y la pregunta de Kant: "¿qué debo hacer?".
Yo confío en la existencia de esa juventud que me interesa.
Visto eso, existen tres elementos en mi novela:
En primer lugar, la sorpresa. Un adulto no está tan abierto a la sorpresa como un joven. Yo quiero que el argumento introduzca un factor sorpresa. Pero no una sorpresa tipo "chuchería", sino cosas profundas. No me refiero a la sorpresa que reservan en algunas novelas de misterio, en las que después de 200 páginas se descubre por fin que el asesino es el mayordomo. Y eso me lleva a pensar, es difícil ser asesinado ahora que no hay mayordomo, jajajaj. Agatha Christie lo tendría difícil.
Ahora voy a leeros el cuento del que os hablaba antes, con lo del móvil. "El teléfono" se llama. Es difícil publicar cuentos. Yo prácticamente no lo conseguí hasta los 30, a pesar de haber estado escribiendo desde los 13. Pero a mí me gustan los cuentos. Me gusta el cuento tal y como lo definía alguien: "el cuento empieza pronto y termina antes"[6]. En este caso, en mi cuento de "El Teléfono", el propio cuento es el envoltorio.

(Lo lee)

Me interesa cambiar el punto de vista. La realidad es una y muchas. Ortega, desde el perspectivismo, hablaba de múltiples realidades, todas verdaderas, excepto aquélla que pretendía hacer falsas las demás.
A mí me gusta pensar que todos somos puntos de vista únicos. Incluso físicamente, yo soy un punto de vista único. Luego, con la edad, intentamos homogeneizar los puntos de vista. Pero la literatura debe cambiar ese planteamiento. Ahora estamos bajo el influjo del ruido. ¡Silencio!, digo, y el punto de vista cambia, vemos la realidad de forma distinta.
Es como cuando se iba la luz en casa. Era la vuelta a la prehistoria, a los tiempos de las teas y el vaivén de la luz. Te das cuenta de muchas cosas. "Abuelo, quítese, dele su lugar a la tele". Entonces se apaga la tele y decimos "Abuelo, vuelva, cuéntenos algo". Se trata de cambiar los puntos de vista.
En ese sentido, la poesía es mirar de nuevo, mirar distinto. Es contar la realidad de una forma diferente.
Ayer,... bueno, no; ayer no, hace tiempo... siempre digo lo de ayer, jajaja... Un día en clase, una chica pregunta "¿qué es lo poético?". Y yo les propuse coger un paraguas que había allí y escribir algo.
Ahora que ha muerto Delibes, yo llevé "El Camino" y les leí algo sobre "el Mochuelo", y entonces recordé que no lo había leido desde 1981 y se quedaron todos callados, con los ojos muy abiertos, porque les sonaba a.... "Nuestras vidas son los ríos", que decía Jorge Manrique, el gran Jorge,... Las coplas son...[7]
Bien, pues ahora los jóvenes no llevan paraguas.. Salen así, para mojarse. Yo quería que escribieran algo, cualquier cosa. Y escribí también un pequeño cuento o poema.
(Lo lee)
Lo titulé "El paraguas poético", porque cualquier objeto puede ser un objeto poético.
A mí, luego, me gusta entrar en honduras, en reflexiones filosóficas. Como en la pregunta de la Esfinge a Edipo[8]... ¿Quién es ese ser? O mejor ¿qué es? ¿qué es el hombre? No es un animal, ha superado ese estadio, está en otra dimensión, en un sitio intermedio, peligroso, no somos animales o no sólo o no del todo, pero nos hemos liberado del determinismo animal. De la misma forma que nos hemos liberado de Dios. Pero eso nos ha dejado en la incertidumbre, en la zozobra, en búsqueda... Esas son preguntas que me interesan.
Para un niño, su realidad es la realidad. Cree que es lo normal que los padres se peleen como lo hacen los suyos, o que se pueda comprar tal o cual como pueden hacer en su casa, o... Su mundo es el mundo, no contrasta.
Sin embargo, el adolescente es el ser que sospecha, barrunta que el mundo que ha vivido no es la realidad. Sospecha que hay más, hay padres mejores, o peores... Y yo quiero que el individuo tome conciencia de su situación.
La literatura no parte de un tema, sino de una historia. Son problemas filosóficos encarnados. Es como Jesucristo, el logos, pensamiento que se transforma en carne. Eso es literatura.
Por último, me gusta hacer una propuesta moral en mis libros. No me refiero a incluir ninguna moraleja, sino hacer ver que la vida es un conflicto en el que quizá debamos de hacer algo.... O no? Es una de las preguntas de Kant, siendo la primera, ¿qué puedo conocer? y la segunda ¿debo hacer algo? (¿o da lo mismo lo que haga?).
Ahora se están planteando esas mismas preguntas. Lo hace Adorno[9], lo hace la Escuela de Frankfurt: ¿da lo mismo ser víctima que verdugo? Resulta tan desolador que hasta los marxistas, los agnósticos se vuelven y buscan la presencia de lo religioso.... Pienso en lo que decía Azorín "visto desde la eternidad...."
Yo doy ética y en mis clases juego a adoptar posiciones falsas, justo lo contrario de lo que pienso. ¿Es malo mentir? Si has cometido un delito y la policía te pilla, ¿confesarás o mentirás? ¿Es malo mentir y copiar, cuando al hacerlo consigo el objetivo de aprobar? ¿Qué mal hago?....
Cuando le hago éstas y otras preguntas a mis alumnos, todos empiezan siendo relativistas.... Pero yo les pido que fundamenten sus posturas, que fundamenten si la verdad es mejor.
Dediqué "Una habitación en Babel" a mis alumnos, que me permiten volver una y otra vez a las mismas preguntas. Como en "El Misterio de Velázquez", donde hay un niño que no crece, sólamente se le llama enano una vez y como insulto. En realidad es la historia de su crecimiento, de un crecimiento moral. Y hay un párrafo que me encanta. Cuando el niño dice "he crecido tanto que puedo tocar el cielo".
Cada vez estoy más místico. Me pasa lo mismo que Aristóteles: "cuánto más viejo soy, más creo en los mitos".
De eso escribía recientemente en el cuaderno de literatura infantil, CLIJ, que se publica en Barcelona desde hace cerca de 25 años...
En la enseñanza, hay siempre algo que se nos escapa, algo que unos descubre y otros no.... Quería leeros para terminar y antes de dar paso a vuestras preguntas una cosa que escribí hace tiempo para ellos, "Revelación". Porque siempre hay algo personal, en un sentido mágico, poético, en un libro. Cuando alguien descubre la literatura.....

[1] A MI BUITRE (Miguel de Unamuno)
Este buitre voraz de ceño torvo que me devora las entrañas fiero y es mi único constante compañero labra mis penas con su pico corvo. El día en que le toque el postrer sorbo apurar de mi negra sangre, quiero que me dejéis con él solo y señero un momento, sin nadie como estorbo. Pues quiero, triunfo haciendo mi agonía mientras él mi último despojo traga, sorprender en sus ojos la sombría mirada al ver la suerte que le amaga sin esta presa en que satisfacía el hambre atroz que nunca se le apaga.

[2] AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE (Francisco de Quevedo)
Cerrar podrá mis ojos la postrera Sombra que me llevare el blanco día, Y podrá desatar esta alma mía Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera Dejará la memoria, en donde ardía: Nadar sabe mi llama el agua fría, Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido, Venas, que humor a tanto fuego han dado, Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado; Serán ceniza, mas tendrá sentido; Polvo serán, mas polvo enamorado.

[3] LOS HERALDOS NEGROS (César Vallejo)
Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,la resaca de todo lo sufridose empozara en el alma… Yo no sé!Son pocos; pero son… Abren zanjas oscurasen el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán talvez los potros de bárbaros atilas;o los heraldos negros que nos manda la Muerte.Son las caídas hondas de los Cristos del alma,de alguna fe adorable que el Destino blasfema.Esos golpes sangrientos son las crepitacionesde algún pan que en la puerta del horno se nos quemaY el hombre… Pobre… pobre! Vuelve los ojos, comocuando por sobre el hombro nos llama una palmada;vuelve los ojos locos, y todo lo vividose empoza, como charco de culpa, en la mirada.Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!

[4] Nota de rafarrojas: Supongo que se refiere a "La lucha por la dignidad. Teoría de la felicidad política"
[5] Nota de rafarrojas: Se refería a esa parte final del párrafo "Todos los niños crecen, salvo uno. De la forma en que Wendy lo supo.[...]. Siempre lo sabes después de cumplir los dos años. Los dos años son el comienzo del fin"
[6] ¿Juan Pedro Aparicio?
[7] Se refiere a la tercera de "Coplas por la Muerte de su padre"Nuestras vidas son los ríos 25que van a dar en la mar,que es el morir;allí van los señoríosderechos a se acabary consumir; 30allí los ríos caudales,allí los otros medianosy más chicos,y llegados, son igualeslos que viven por sus manos 35
y los ricos.
[8] Como cuenta Sófocles, A la pregunta de «¿cuál es el ser vivo que camina a cuatro patas al alba, con dos al mediodía y con tres al atardecer?», Edipo respondió correctamente que es el hombre, quien gatea cuando bebé y se apoya en un bastón cuando viejo.
[9] Cuando escribe con Horkheimer la Dialéctica de la Ilustración, dice Adorno: " Lo que nos habíamos propuesto era nada menos que comprender por qué la humanidad, en lugar de entrar en un estado verdaderamente humano, se hunde en un nuevo género de barbarie"

17 de marzo de 2010

Dos libros de Daniel Pennac - Un trabajo para el máster

Como siempre: por si a alguien le interesa y, en todo caso, es lo único q tengo tiempo de escribir estos días.
"LO QUE LEEMOS, LO CALLAMOS" (Daniel Pennac)
...salvo que nos obliguen a lo contrario

"MAL DE ESCUELA", Debolsillo, 1ª edición, septiembre, 2009
"COMO UNA NOVELA", Anagrama, Colección Argumentos, 14ª edición, noviembre, 2009
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¿Qué mejor forma de demostrar nuestro respeto a un libro que traicionando sus ideas?: "Basta una condición para esta reconciliación con la lectura: no pedir nada a cambio [...] No plantear la más mínima pregunta. No encargar el más mínimo trabajo" (pág. 123).

Claro que no se trata de que nosotros recuperemos el placer de la lectura, sino que se lo hagamos recuperar a otros, nuestros alumnos. Así es el máster, podría apostillar ahora un crítico.

Pero también deja al descubierto una de las dos debilidades de la argumentación del libro.
¿Cómo se puede saber qué ha entendido el alumno, si ha entendido algo, o incluso si siquiera ha leido un libro, con este sistema tan "hippie", tan feliz y liberal de no pedir trabajos, ni informes ni comentarios, Sumerhill en versión literatura?
Suponemos que el alumno hace lo que querríamos que hiciera ("cumplir el programa", dice Pennac, "para dar a entender a las instancias competentes que no nos hemos limitado a leer para distraernos", pág 131)... ¿porque es maduro y responsable?, ¿porque leer redunda en su propio interés?, ¿porque cuenta con toda nuestra confianza y se ha comprometido a ello?, ¿porque la lectura le va a gustar?.... ¡Naaah! Y si no, mira cómo lo primero que pide el máster del licenciado (maduro, interesado, comprometido a más no poder) son pruebas (y comentarios y análisis y...). "Ni el tribunal, ni tú, ni los padres desean especialmente que estos chicos lean. Desean que saquen adelante sus estudios, ¡punto!" (pág. 73)

El segundo fallo que le veo corresponde a la segunda gran propuesta del autor. En el principio, dice este profesor, fue el cuento contado por la noche antes de acostarse. En el principio, la tradición oral, la historia que se iba deshilvanando, o, todo lo contrario, tejiendo, con las palabras vivas y palpitantes de un orador, un lector, un fabulador, sobre el mismo aire. "Su voz, al igual que la de los trovadores, se dirigía a un público que no sabía leer." (pág. 91) Se supone que así. leyendo en voz alta para nuestros alumnos, éstos experimentan el placer de la lectura, le cogen el gusto. "El culto al libro depende de la tradición oral: y tú eres su gran sacerdote" (pág.74)

Lo cierto es que tanto el que lee en alta voz como el que escucha se enteran menos. El que lee dedica la concentración (que antes habría dedicado a entender, a paladear, a masticar despaciosamente su lectura), a modular la voz, a dotarla de fuerza o intensidad. Lo sé, lo he hecho. Soy padre, he sido locutor de radio.

Y el que escucha no deja, por escuchar, de hacer esos altos de reflexión tras una frase determinada o un giro en la narración que le ha recordado que... Si lo hiciera con el libro delante, podría luego fácilmente volver a él, descender de nuevo con suavidad de diente de león al mismo punto que abandonó tras dedicar minutos (o siglos), un tiempo indeterminado, a su propio pensamiento, que se entreteje con lo que le cuentan desde el libro, como hiedra en torno a un muro. Pero cuando el que lee es otro, ¡ah, la cosa cambia!: Me voy, incluso sin poderlo evitar, y ya me he ido... Los otros siguen adelante, se marchan por otro camino, mientras yo derivo, me pierdo, elucubro. - Cuanto más soñador, peor.

Y estamos hablando de obras pensadas, no para ser leídas en voz alta, como aquellos romances de amor cortés o las canciones de gesta, que consideraban todos los problemas de la transmisión oral, y los habían resuelto (por ejemplo, mediante repeticiones y reiteraciones), no. Esto es texto, del ideado para ser letra de tinta, grabado en piedra. El medio es el mensaje, y el medio es un libro.

Y no se acaban aquí mis críticas, a este corso-marroquí, Pennacchioni. No me parece lo de leer a saltos, a ojeadas, a medias.... Me viene a la cabeza "El Nombre de la Rosa", con esas eruditas y larguísimas disertaciones acerca de las distintas piedras preciosas y semi-preciosas... Tal vez pueda alguien saltárselas (a mí, desde luego me habría gustado). Sin embargo si lo hiciera, lo que quedaría no sería Umberto Eco, sino un autor de novelas policíacas cualquiera. Y si dejan la novela de Tolstoi reducida a los amores de Natasha, ¿sigue siendo Tolstoi, sigue siendo Guerra y Paz, o es Corín Tellado con acento ruso? De acuerdo que no siempre es necesario (tal vez nunca) conocer el contexto de una obra para disfrutarla... pero ¿el contexto de la propia obra (los antecedentes y explicaciones al margen que nos ofrece el propio texto para situarnos)? Quiero decir, somos algo más que la suma de nuestras partes, y desde luego somos más que la suma de alguna de nuestras partes. Y la idea que nos transmite un libro puede estar en una sola frase, o en todo el libro, sin que nos podamos perder una coma, o según qué comas. De forma que no creo que nos debamos permitir (salvo en casos muy concretos) saltarnos nada de un libro, porque el peligro es que al hacerlo perdamos el libro en su conjunto. Y Moby Dick es la reflexión de la caza (pesca) de las ballenas y aquella otra sobre los colores (que si el blanco es para boda o para entierro, según la cultura). Porque ¿cómo sabemos qué parte de la novela podemos cortar?... ¿la que queremos?

Y después de todo lo que he dicho en distintas ocasiones en clase sobre "Crepúsculo", tampoco podría defender ahora la teoría de Pennac sobre leer "cualquier cosa".
Hay un error común que es considerar que todo lo escrito en un periódico es verdad.
Otro, que todo lo que se publica en forma de libro es literatura.
"Hay buenas y malas novelas. Las más de las veces comenzamos a tropezarnos en nuestro camino con las segundas". (pág 157) Pero no es cierto que de las novelas de Harlequin o Frank G. Slaughter pasemos a Boris Pasternak. No lo creo. Porque lo serio, lo sesudo, lo importante, lo intelectualmente superior, exige esfuerzo. En cine, por poner un ejemplo, puedes ver "Cuestión de Pelotas" con la décima parte de dificultad que verías "El lector" o "La Vida de Otros". Y no consumimos igual un estudio de Debussy que una canción de Los Delincuentes. A cambio, no nos aportan lo mismo. Nos cuestan, nos duelen incluso, pero nos cambian, nos mejoran, nos aportan algo. O no nos cuestan, nos hacen pasar el rato, nos entretienen, nos distraen... y no nos dejan más que una sucesión de tópicos, estereotipos, simpificaciones como herencia. La elección muchas veces no es la más adecuada. Por eso hay tele basura, pornografía, prensa amarilla y rosa, en vez de canales culturales y prensa de verdad. Porque seguimos la ley del mínimo esfuerzo, porque es más fácil embrutecerse que refinarse.... Y el tiempo es limitado. No podemos perderlo con cualquier cosa. Sí, de acuerdo: leer "Crepúsculo" es mejor que, se me ocurre, drogarse o pegarse un tiro en la frente o asaltar joyerías. Hasta ahí les concedo a sus defensores.

Como poco es una lastimosa pérdida de tiempo.

Me llama la atención, además, que lo diga el mismo que advierte sobre el consumismo de los chicos, la trampa del marketing, la banalidad de las modas.

También he leido "Mal de Escuela"... Otro día, justo cuando deba hacer otra cosa y busque huir, como hago siempre, que es escapar de lo que viene impuesto, lo insoslayable, lo irremediable, el deber,.... traicionaré las palabras de Pennac y haré un comentario personal de este buen profesor. Y empezaré por hablar de las cosas que tienen en común, los dos libros.

Hablan de amor. Del saber que se da por amor. Del amor del que transmite libros: "las cosas más hermosas que hemos leido, se las debemos casi siempre a un ser querido", pág. 84, "amar es regalar nuestras preferencias a nuestros preferidos", dice en Como una Novela, y en Mal de Escuela, "sabéis muy bien que el método no basta. Le falta algo....[...] si sueltas esta palabra hablando de instrucción, te linchan, seguro.... El amor" (Mal de Escuela, pág 248).
El amor por la propia materia (como aquel profesor de matemáticas que figuraba entre los cuatro grandes de Pennac), el amor por el oficio de maestro (como aquel otro de los mismos cuatro que luego no recordaba al autor), ... y en último caso el amor por los alumnos.
Señala como fundamental la motivación: los niños no van a aprender, si no desean aprender. Hay que hacerles desear saber. Y para desearlo, necesitan creer que pueden hacerlo.
Apunta que hay que ver más allá de la apariencia: apariencia de zoquetes (a los que dedica el libro de Mal de Escuela), él mismo, zoquete desde que a los seis se le recalentara el cerebro en el basurero de Djibuti, bromea. Zoquetes que no lo serían sino fuera porque les han dado por imposibles. La mayoría puede ser repescados. Si alguien les presta atención, si su profesor no renuncia y busca vías alternativas de formación. Me da la sensación de que ve dos tipos de reacción según el zoquete: el que se crece, chulito, como aquel negro que le detuvo en mitad de la calle, Maximilian, o aquéllos que se vienen para abajo, llorando como Nathalie que no sabía "la proposición-subordinada.conjuntiva-adversativa-y-concesiva": "¡hala, mal de escuela, desproporción, desproporción, un malestar probablemente desproporcionado!"
Chulos y llorosos por igual esconden miedo, miedo de no comprender, de no alcanzar, de no ser lo suficientemente inteligentes para responder, aprender,... sufrimiento de zoquetes.... Cuando, en la realidad, la mayoría, lo son, tienen lo necesario, pueden.

He leido a Pennac como quien lee su propio diario rescatado del futuro. Me cuenta lo que creo que será mi realidad dentro de unos pocos años (muy pocos, espero). Y me ha gustado. Representa la esperanza, pero también el sentido común. Como cuando dice que "sucede con la pedagogía como con todo lo demás: en cuanto dejamos de reflexionar sobre casos particulares (pero, en este campo, todos los casos son particulares), para regular nuestros actos, buscamos la sombra de la buena doctrina, la protección de la autoridad competente, la caución del decreto, el cheque en blanco ideológico". (Mal de Escuela, pág 118). Así que él hace cosas que dicen los modernos y los guays y los pedagogos de nuevo cuño que es abominación: repetir, aprender de memoria ("y por qué no aprender de memoria estos textos?, Mal de Escuela, pág 128).

En definitiva, y por buscar una frase que resuma lo que he sentido leyendo a este buen hombre, suena lo suficientemente realista y al mismo tiempo lo suficientemente idealista para que me haya encantado.

9 de marzo de 2010

UNA CLASE CON LOS NIBELUNGOS

La clase comienza preguntándole a los chicos (hoy son pocos) quién se ve capaz de pintar un mapa de europa en la pizarra. "Más o menos... No necesitamos algo muy exacto... Eso parece una tortilla, Juan..."
Si no se anima nadie, lo hago yo mismo y entonces les animo a identificar los distintos países de Europa. Voy diciendo nombres "Inglaterra", "España", "Francia", "Alemania... "Decidme dónde"
Ahora borro las fronteras y repaso en blanco todo el territorio del Imperio, la Pax Romana. "Tutti le mundi eramos italiani en el siglo V".
Ahora pinto muchas bombas y las dejo caer sobre el mapa. "Y de repente el imperio se rompe". Pinto grietas. "Acaba de comenzar la Edad Media".
Ahora escribo a un lado una lista de los pueblos existentes en aquellas épocas y les invito a adivinar donde estaban cada uno. Francos, sajones, bretones, godos, normandos, vikingos, hunos, árabes.... Relaciono los nombres con los lugares: francos de francia, anglos de inglaterra ("angloterra"), normandos en normandía, hunos... "unos que no sabían donde ponerse". Si alguien atribuye a un pueblo un sitio distinto al que le corresponde, eso da pie para decir "pues la verdad es que sí, que estuvieron aquí... y allí... y luego también allí porque este tiempo es el tiempo de los grandes movimientos de pueblos"- Y si dan a cada uno el sitio que se les suele adjudicar, entonces digo después de haberlos pintado "¿Ya está?... Pues no, porque estos vinieron de aquí y luego fueron para allá.
Les muestro los tres grandes pueblos "empujadores": los vikingos, desde el norte; los árabes, desde el sur; los hunos, desde el este.... Puedo incluso hacer que se pongan en fila y que el último de la fila, Pepe, empuje a Juan, el siguiente, que empuja a.... "¿Cogéis la idea?"
Ahora hablo de sus motivaciones: "unos aspiraban sólo a que no les mataran y les dejaran vivir en paz; otros, a robarles a los primeros (y a que no les mataran y les dejaran vivir en paz); unos terceros, como los vikingos, a disfrutar también ellos del solecito, las playas, ... llegaron a montar un reino en Sicilia, en plan Club Med, como el pueblo alemán de Chiclana..."
CONTENIDOS: Geografía. Historia. Tras la idea de resquebrajamiento del Imperio, les doy la de los grandes movimientos de pueblos, migraciones, y la de vida difícil y violenta, llena de peligro. Y ahora, la aparición del espíritu nacional.
"Bien, pues, si ya no somos romani, ¿qué somos?... Cada uno de su padre y de su madre... ¿Y tú estás contento de ser de tu padre y de tu madre? ¿Sí? Muy bien... Pues ellos también"
Cada pueblo tenía sus costumbres, sus modos, como cada familia tiene sus costumbres y sus modos. Y sus propias lenguas. Y ya puestos sus propios héroes. Así que ahora aparecen las primeras muestras literarias nacionales, sus epopeyas ("alguien sabe lo que es una epopeya?")
Ahora en vez de pueblos pongo nombres de obras y cada una con una fecha: Beowulf (s. VIII?), Chanson de Roland (s.XI), El Cantar del Mío Cid (s. XII), las Eddas nórdicas, el Nibelungenlied o Canción de los Nibelungos.
"Ya sabéis: ahora se trata de saber quién hizo quién".
Momento para mencionar, "así que Chanson, Cantar, Lied o Canción.... ¿cómo creéis que transmitían esas historias?.... Pozí: CANTANDO...."
Concepto: tradición oral, literatura oral, bardos, vates, trovadores, juglares....
... (como éstos de Gustavo Doré)























Cada historia tiene sus buenos y sus malos. Normalmente, los malos son los otros pueblos. En la canción de Roland, los malos son los árabes. En los Nibelungos, los vikingos? (según se mire) y los hunos. Y el héroe, gana a los malos, o sea a los pueblos invasores o como decíamos antes "empujadores".

Aquí se puede hacer una webquest. Tenemos que buscar un compositor de música (Wagner), un director de cine (Fritz Lang en 1924), un ilustrador, que hayan hecho algo con la historia de los Nibelungos.
"A ver qué podéis descargar" (Tengo grabada la obertura de Sigfrido, "Murmullos del Bosque", por si no la consiguen ellos para ponérsela después)

Ahora nos metemos en la lectura del libro. Leen ellos, y yo les voy parando para hacer comentarios (aproximadamente cada dos párrafos), o para llamar su atención sobre algún punto. Yo vulgarizo el texto y recapitulo cuando hacemos altos: "Así que, allí tenemos ese pedazo de fistro pecador, noruego cachas, mega-mazado, con típica sonrisa Profidén de la que salen destellos, tchín!. en plan brillo de dientes blanquísimos, el Sigfrido, un poco pánfilo, pero buena gente, dado a reirse mucho y muy fuerte, como (y aquí menciono a alguno de la clase).... Y la rubia ésta, viperina, en plan bratz, popular, niña mimada, divina de la muerte, un poco pedorra y vengativa: Krimilda"

Claro está que deberán preguntar por las palabras que no entiendan del texto, pero no siempre lo hacen, así que les propongo un juego. Al leer, por cada palabra sobre la que pregunten y cuyo significado ignore el resto, se anota un punto el que la proponga como pregunta. También lo gana si da una buena definición para una que pregunta otro alumno. Si ninguno lo sabe, el que primero lo encuentre en el diccionario (ejercicio para el final de la clase).

He preguntado si alguno se anima a dibujar en la pizarra. "Pinta a Sigfrido" "Vale, ahora tú a Krimilda" "¿Y Brunilda?".... Comentamos los demás...

Con todos estos altos e interrupciones por medio, seguimos sin embargo la lectura.

La posibilidad es incluir ahora la música de Wagner, para que la oigan durante un par de minutos....

¿Esto es sesión de una unidad didáctica, o taller dentro de una sesión de una unidad didáctica, o qué?

1 de marzo de 2010

Parecidos razonables. Una web recomendada.


Enrique Martínez-Salanova tiene varios blogs dedicados a relacionar artes y a intentar educarnos en el proceso. Tras comentarle mi impresión sobre Avatar de Cameron y su deuda con el Flash Gordon de Alex Raymond, él me ha sugerido otro: el trabajo del ilustrador de los años 70, Roger Dean.

En la imagen que he cogido de su web http://www.uhu.es/cine.educacion/cineyeducacion/pintura_cine_influencia.htm#La_influencia_del_ilustrador_Roger_Dean_en_Avatar,_de_James_Cameron_

a la izqda, ilustraciones de Roger Dean; a la dcha, fotogramas de la película de Cameron.

Merece la pena echarle un vistazo a sus webs, donde hay datos curiosos sobre cine, literatura, pintura, fotografía y relaciones entre ellas. (Yo comencé con http://www.uhu.es/cine.educacion/cineyeducacion/literatura.htm)

Patrocinios Familiares

Mi hija, que no tiene un pelo de tonta, quiere irse en verano a Malta... "a estudiar inglés". Como no hay dinero para eso, ella pretende sacárselo a los familiares en forma de patrocinios. Tal vez si lo hiciera, lo justo sería incluir algún tipo de publicidad, en forma de pegatinas que se podrían añadir al cuerpo: "Nunca hubo mejor abuelo" o "Mi tío sí que la tiene larga" ----

Entre Historias de San Valentín y Moulin Rouge



Esto es un mensaje de Protección Civil:

Alert-Alert-Condition Red-This is not a drill-Battlestations-Alert-Alert-Save Your Souls-Run For Your Lifes

Si ven un cartel como éste que adjunto de Historias de San Valentín, huyan, ¡huyan, por Dios!, ¡huyan en cualquier dirección! (o huirán después igualmente, como lo hace la gallina: pá ná, de forma inútil y estúpida, y sobre todo muerta). Porque ninguna neurona puede sobrevivir a esa sobredosis de tópicos empalagosos, historias manidas y al mismo tiempo increibles...

Garry Marshall es el director responsable de este (no hay mayúsculas suficientemente grandes en el mundo) BODRIO.

Garry Marshall, hermano de Penny Marshall (la de Big), cuñado de Rob Reiner (el de Cuando Harry encontró a Sally), ha cometido un pecado mortal, que bien podría recoger una oración del lado oscuro de San Francisco Javier: "Que donde haya Amor yo ponga Vómito y Babas y Pota en Surtidor"

Marsall, o "Por qué los tíos odian q sus novias les arrastren a ver comedias románticas", hizo una cosa bien hace mil años: "Pretty Woman". Ahora parece que quería repetir el éxito de "Love Actually" (bonita, sencillita).... pero no. No importa cuánto habitante del "star system" incluya en los créditos, joven como la cantante q le gusta a mi hija, Taylor Swift, o recontravieja como Shirley Maclaine, o en proceso avanzado de amojamamiento como Julia Roberts... No importa cuánto guapo y guapa acumule.... la historia simplemente hiede.

En el otro extremo del espectro, el otro día volví a ver por casualidad una película que hace desear estar enamorado, vivir enamorado, morir de puro amor-gusto: Moulin Rouge. Una película super original, con una estética absolutamente particular, excesiva, abigarrada, de diseño y video-clip, un musical que no lo es (los rolleras hablarían de "intertextualidad" y de "préstamos" y de "referencias y guiños a otros filmes"... pero yo no soy rolleras, sino como Pilatos, que se lavaba las manos compulsivamente y decía "tú lo has dicho, no yo", el muy listillo...). Y como en Bewitched, salgo suspirando por Nicole Kidman....

Bueno, tal vez precisamente por lo ñoño de mis gustos, por lo sumamente gay-sensible de mis aficiones, deberíais fiaros de mí en esto:

Historias de San Valentín no tiene perdón de Dios, no hay por dónde cogerla, deberían arrojar todas sus copias a la basura where it belongs

Pero, oiga, sobre gustos no hay nada escrito... Y si no, mirad esta otra crítica a la película que yo ensalzo, Moulin Rouge: http://39escalones.wordpress.com/2009/01/31/la-tienda-de-los-horrores-moulin-rouge/#comment-14121

One man's junk is another man's treasure