... una religión de inspiración cinéfila y cinémona (no menos respetable que tantas otras que hay inventadas por ahí) habla de cómo en El Último Día llegará El Gran Editor, al que otros llaman Dios.
Cogerá toda la historia transcurrida hasta ese último segundo y lo verá como película continua. Y según la vea, irá metiendo tijera.
Cortará todas las partes que no tienen ningún interés (como cuando vas al baño y te manoseas la cara frente al espejo imaginando que puedes estirar las arrugas de aquí y de allá... un día más y cada vez hay más).
Cortará las que no tienen gracia, ni humor, ni trascendencia, y de golpe y plumazo se borrarán 3000 trillones de "parece que está refrescando" y de "la comida de este sitio cada vez es peor" en todas las conversaciones jamás mantenidas.
Por supuesto no quedará ningún "cada persona es un mundo", ni un "yo no puedo darte lo que tú me pides", salvo que fuera el dicho por un panadero al niño que le repite mal el pedido de su madre y le dice que le dé dos docenas de barras y un par de huevos....
Cortará la maldad gratuita, la aburrida crueldad, la repetitiva mezquindad... Y habrá quien sólo aparezca entonces unos segundos en la producción final o de fondo, como extras sin voz. De algunas familias desaparecerán varias generaciones de desgraciados y sus casas se utilizarán como almacén de atrezzo.
Realzará la sinceridad y el valor con una banda sonora adecuada, tal vez aquí música de timbales... y la amistad y el amor desinteresado con dulces flautas dulces...
El Día Último toda la historia de la humanidad quedará reducida a una película maravillosa. Entonces, el Director, el Supremo Editor, se sentará con una coca-cola y palomitas, y verá la película. Y estará contento con lo que ha hecho.
¿Quién sabe donde?
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¿Pero dónde leches está? La maldita puerta, la del texto de arriba, la que
--estoy de acuerdo con A J-- debería aparecer en algún momento. ¿Dónde
c*j...
Hace 2 días
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