28 de octubre de 2020

El oximorón definitivo: el libre mercado (y el hombre que era de derechas-izquierdas)

 

DE LA RAE:
oxímoron

Del gr. ὀξύμωρον oxýmōron.

1. m. Ret. Combinación, en una misma estructura sintáctica, de dos palabras o expresiones de significado opuesto que originan un nuevo sentido, como en un silencio atronador.

Silencio atronador, pobre rico... y, ese otro oximorón famoso, a modo de burla-broma: inteligencia militar... Pero hay uno más gordo, que nos pasa desapercibido y eso que vivimos en él. El oximorón definitivo: EL LIBRE MERCADO. 

¿Qué coño? El mercado no es libre. No sé si alguna vez lo fue. Pero, sin ninguna duda, ahora no lo es en absoluto. Una serie (cada vez menor) de empresas deciden la oferta. (Y financian a los que regulan el mercado con sus leyes).

Pongamos un ejemplo al azar: Voy al cine, pero el cine sólo pone lo que establecen sus dueños. Y sus dueños sólo ponen lo que les dan las distribuidoras. Y las distribuidoras dependen de los productores (cuando no son los mismos).  Etc.

Disney copa, ¿qué?, ¿un 40% de la industria global del entretenimiento? Disney decide qué se hace, qué se ve, qué se consume en un 40% de los casos. Decide qué historias se cuentan, cuándo y cómo. Y también, sino directamente, qué no llega, qué no se ve, qué no oye. 

Cierto, hay excepciones. 

¿Pero tú cómo llamarías a una sociedad donde sólo algunos son libres y todos los demás son esclavos? ¿La llamarías libre? Somos esclavos del mercado que tenemos, podemos sólo comprar lo que ponen a nuestro alcance y al precio que nos dan. Con un poco de mala suerte, sólo podremos plantar Monsanto.

¿Cuántas veces has oido la respuesta de "lo siento, es política de la empresa" como forma de negarte algo a lo que tal vez tendrías derecho si tuvieras forma de hacer valer ningún derecho? Un banco te dice que no te atiende en la ventanilla y te obliga a usar un cajero. Es por nuestro bien, por agilizar, dicen. Pero curiosamente los que ganan siempre son ellos, que no pagan a alguien por atenderte, que no tienen que aguantarte. Es más, ya no hay una responsabilidad personal (salvo la tuya). La suya es que falló la informática, no ellos.

No somos esclavos porque sean más fuertes. Somos esclavos porque no ponemos el suficiente interés en ser otra cosa.

La ley del mínimo esfuerzo hace presas fáciles a los que tienen más decisión para ejercerla, que se rigen por el darwinismo y no por el humanismo o la moral.
Te ofrecen comodidades: comunicación, dirección, seguridad... (gratis, gratis, gratis)
... hasta que tú dejas de comunicarte (cuatro amigos sentados en una misma mesa mirando el móvil), no sabes encontrar tu camino sino tienes un TomTom, un gps, un map que afirma que esa calle es transitable aunque tus ojos te dicen que parece que no pero Google sabrá mejor, no debes fiarte de nadie salvo de ellos y tu privacidad es importante para todos los que quieren ser privados tuyos (que es mucha gente -toda desconocida-, tú, pequeño granito de arena en la big data empresarial).

Porque las grandes empresas no son tontas, ni mucho menos, y si no pueden conseguir algo por fuerza, lo hacen mediante engaño o trampa o manipulación. Han desarrollado un músculo que ya quisiera Schwarzenegger para ocultarse, un poder que ni el anillo de Sauron para atraerte y atarte a las tinieblas. (tengo curiosidad por leer Merchants of Doubt, de la profesora de Harvard, Naomi Oreskes). 

Sus departamentos de comunicación y RP han tenido años (desde la segunda gran guerra) para desarrollar todas las armas retóricas necesarias, empezando con la primera línea de la publicidad pero alcanzando todo lo demás. Como resume este video:

 
 
Luego sigue porque van a tus puntos débiles: tus emociones. Los que no parecen tenerlas (salvo una codicia onmímoda, muy lógica y racional como corresponde a una máquina de hacer dinero), comercian magníficamente con ellas. Te dan donde duele: en el miedo, en el orgullo, en la vanidad... Te dan respuestas fáciles y rápidas para lo que no es ni nunca será ni fácil ni rápido. Te lo dan hecho. 
Y nos estudian, nos observan, nos analizan, con más fervor del que lo hacía la Stasi en la RDA (como contaba aquel que comparaba los datos que tenían de un sospechoso y todos lo eran en aquella parte del Muro de Berlín, con lo que nos sacan de los móviles diariamente hoy).

¿Te quedan ganas de luchar por ideales? Te sugiero reciclar.... pero, espera, que Greenpeace te dice que Ecoembes para quien separas trabajosamente tus residuos le da una parte a sus fundadores (grandes empresas) que cogen sólo lo que quieren (y con eso ya cumplen el políticamente correcto expediente) y queman o sepultan el resto... ¿Será cierto?

Ah, qué paradojas más exquisitas crean los oximorones. Porque si estás contra las grandes empresas (multi-supra-hipernacionales) te conviertes en un absoluto comunista. O eso dicen. Yo juraría que sigo siendo el mismo tipo que valora la libertad individual como primer valor fundamental (seguido de inmediato por la justicia y la buena voluntad hacia los demás humanos). Sigo creyendo en el individuo sobre la masa informe, y en la comunidad frente al sistema/estructura.
Porque lo primero es poner nombres, que nos dan el premio de formar parte de algo (y el castigo de obligarnos a participar en ello). Tag me, plz.
Ideologías, partidos, sindicatos. Y yo soy de derechas, del club de la gente bien... o soy de izquierdas, de los que tienen conciencia social e ideales.
Y aceptaré mi lugar entre los unos o los otros si digo sólo lo que dicen unos y no los otros (sólo si digo sólo lo que dicen, y sólo así no me quedaré solo). 
Y entonces me convertiré en un facha, un casposo, un retrógrado o directamente un fascista... o un perro-flauta, un tirao que no curra pero quiere aprovecharse de los que sí lo hacen, un matao que no sabe de nada y quiere vivir del cuento y de la beneficencia y del Estado. Ésas son mis opciones vitales.
 
Me niego. Yo soy de derechas-izquierdas (mi propio oximorón). 
Debería ser fácil o posible en un mundo que acepta como válida la asunción del "libre mercado" y que Bezos-Amazón nos llevará a Marte (después de hacer la vida difícil y perra a sus millares de empleados en la Tierra), que Facebook es una herramienta para hacer amigos o conocer gente (algunos incluso serán de la CIA y yo sin saberlo), que Google busca por nosotros y como sabe más elige lo que buscamos y nos da voz (aunque sea ajena y grabada, Duplex que rivaliza con Cortana o con Alexa)... que todos ellos y varios más, ¡qué grandes son las empresas grandes!, regalan duros por pesetas, porque sólo quieren nuestro bien (¿o es nuestros bienes?...). 
Y así acaba la entrada de hoy (tras ver un documental deprimente de Michael Moore), en este blog, sumamente gratuito, que es un servicio que puso en el mundo Google... 


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