Acojona un poco pensar que va a escribirlo el responsable de Dawson Crece, Everwood (pastelones hiperglucémicos) o la peli de Green Lantern (caricatura simplona): Greg Berlanti.... claro que también hizo una de mis series favoritas, No Ordinary Family (cuando lo cursi se convierte en dulce y la simplonería en sencillez).
Y aunque mi personaje moral favorito es el boy-scout de azul, superpoderoso tipo, todas mis simpatías están con el relámpago escarlata, y por concretar aún más, con el relámpago escarlata tal como lo pintan (dibujan) en Justice League:
Y es que cae bien este eterno chaval, un adolescente casi, con la parte buena del adolescente: ese montón de ilusiones en funcionamiento que hacen que creas que la vida puede ser más sencilla y sencillamente feliz, muy simple en realidad - sé buena gente, tor mundo e' güeno, ¿por qué ser borde?, ¡atención, chica guapa!, ¿te vas a comer eso?, ¡ups, lo siento!, y guay y moooola...
Flash encarna para mí el final feliz (incluso cuando le matan), la esperanza creible en La Humanidad, porque si hay alguien humano entre todos los super, alguien en absoluto endiosado, es el chico de rojo que va rápido.
La anterior versión con personas, que sólo duro dos temporadas (1990-1991), no estuvo mal. Era puro comic de los sesenta, histriónica a veces (villanos de opereta con disfraces coloristas, como Luke Skywalker después de mucha droga y mucha cirugía estética),
pero con el grado justo de "no nos lo tomamos excesivamente en serio, ni a nosotros mismos... tenemos el suficiente sentido del humor". Un fallo, el bigote de la chica del romance de fondo
(Amanda Pays) y en general todas las chicas (incluyendo aquella segurata del Enterprise de Picard, Denise Crosby) que no encandilan en absoluto. O sea comic, pero no como el truño que hizo Miller con The Spirit, ni como el se-pasaron-dos-pueblos-gay-teletubi del Batman de los sesenta.
No espero grandes sorpresas (ni grandes decepciones) con el capítulo piloto.
Una parte ineludible en las historias de superhéroes es la narración del origen de sus superpoderes, del momento de transición en que el tío con el que nos podemos identificar (el pardillo, el colgado, el chaval con complejos) se transforma en el poseedor de poderes superiores que, sí, complican su vida, pero también resuelven de un plumazo (en un flash) esos problemas que antes parecían tan insalvables y que en realidad son naderías (fundamentalmente, el abusón que adopta diversas formas a lo largo de la vida desde el cole hasta el sitio de marcha o el trabajo). Cambia su perspectiva de la vida y con ella sus dimensiones.
Y le da la opción de tomar decisiones morales, convertirse en actor y no en víctima o espectador incapaz (alguien me dirá que siempre cabe la elección, pero incluso si no fueran más limitadas, que lo son, sus efectos tendrían mucho menos importancia). "Ahora puedes ser útil".
Bueno, pues igualmente en muchos musicales hay esa misma idea de adquisición de un superpoder, de una ventana que se abre a otras posibilidades (lo que puedes llegar a ser y a hacer si te pones a ello, puro voluntarismo). Y a mí me encanta. De nuevo, el patoso va cambiando y se convierte en...
bailarín.
Footloose, 1984. La segunda versión, la de 2011 era?, no tiene el mismo encanto, no tiene nada de original, y resulta increíble que en la época de los IPod y de Youtube, se puedan poner barreras a oir y ver bailar, los bailes son casi en exclusiva funky (pero el funky no de la música de Earth Wind and Fire, sino del baile del mariconazo aquel de Fama a Bailar de la pluma y la pretensión "hot",
NOTA- y aquí un disclaimer semejante a los de la American Humane Association, "no se ha dañado a ningún animal en la producción de esta entrada", para explicar que así como no tengo nada contra los homosexuales (sería gilipollas por mi parte) y estoy a favor de que tengan exactamente los mismos derechos que los heteros como yo (porque los veo iguales a mí), no soporto a las mariconas con pluma. Me chirrían, me atacan los nervios, me resultan fundamentalmente horteras y antiestéticos/as -
movimientos de brazos como negra diciendo no, mucho contorneo y poca gracia)... pero la rubia está sumamente maciza (mejor que la que hizo la serie Fama en los ochenta, un poquito pajarillo para mi gusto). Y curiosamente los autores de la segunda versión dejaron imágenes de aquel hombretón del sombrero vaquero y tal cual la canción let’s hear it from the boy – deniece williams
Me encanta cuando ves cómo se adueñan de ellos el ritmo, indefectible, ineludiblemente. Como se dejan llevar y se divierten como niños (la coprota, Jennifer Grey fingiendo ser una femme fatale sobre la pasarela, jajaja)
Dirty Dancing, 1987. The Champs - Tequila
Déjate llevar (Take the lead), 2006. Black Eyed Peas - Feel it. Cualquier sitio es bueno para ser feliz y bailar: el autobús, el diminuto cuarto de casa, una cancha de baloncesto, un pasillo.... Lo intentas y va entrando. Y la sonrisa aparece....
Grease, 1978. Se produce el cambio (los otros nos lo confirman "vas bien"), la monjil Sandy se embute sus mallas y ¡ha nacido una superheroína! (la de Danny Zucco y la mía, que me enamoré locamente de ella cuando no levantaba tres/cuatro palmos del suelo, jajaja). También me enamoré de su sucesora (enamoramiento más prolongado en el tiempo, Michelle Pfeiffer), pero Grease II fue un pestiño horrible. Y por cierto que el Frankie Valli del que hablaba ayer en Jersey Boys, pero el verdadero, es el que canta la canción que da título a la peli.
"I got music, I got rhythm..." que decía Gershwin y bailaba Gene Kelly. Gene Kelly que nunca me entusiasmó: demasiado cachas, demasiado gimnasta... Stanley Donen (el de 7 novias para 7 hermanos) con el que colaboró tantas veces (en la que viene, por ejemplo) dijo que "no puedo decir nada bueno de él", porque tenían los dos inmensas peloteras por más que curraran juntos y Kelly debía tener una mala leche de manual.
Ni de coña la elegancia y la fluidez de Fred Astaire, el supremo. Pero hay una canción, una vez (¡pero qué vez!) en el que G.Kelly fue el único que podía haber hecho esa escena perfecta de baile y alegría y romanticismo. Por supuesto hablo de Cantando bajo la lluvia, 1952 (y si podéis, escuchad la versión de Jamie Cullum)
Mojarse bajo la lluvia es una estupidez, dicen, habiendo paraguas. Y bailar en cualquier sitio, sin más ni más, propio de gente como poco frívola, con la cabeza a pájaros.
Con frecuencia se representa al loco bailando al son de una música que no oye nadie más. Claro que es el buen loco, el loco feliz, el que no es que no vea la realidad, es que la ve de forma tan distinta, tan libre, que le llaman loco. Como Fred Astaire en Sombrero de Copa, Top Hat, 1935
The weather is fright'ning
The thunder and lightning
Seem to be having their way
But as far as I'm concerned, it's a lovely day
The thunder and lightning
Seem to be having their way
But as far as I'm concerned, it's a lovely day
¿Hay una definición mejor de lo que es bailar?
Y lo mejor de este superpoder, el del baile es que no hace falta bañarse en una cuba radiactiva ni ser atravesado por un rayo ni picado por una araña mutante... Cualquiera puede tenerlo.