Érase que se era
un gordo sapo,
mágico batracio de verrugas verdes,
que en abriendo su boca inmensa,
hacía salir de ella
rápidas canciones
como latigazos de su lengua.
Las moscas y las lunas que en su charco reposaban
partían entonces en vuelos quietos y agitados,
como si soñaran que volaban,
se deslizaban atraidas sobre el barro
a la oscura luz de su canto
y en temblorosa espectación escuchaban.
El gigantesco sapo,
desde el fondo de un sinfondo vientre
vomitaba pantanos y nieblas,
y secretos que atrapan
y súbitas llamas de metano.
Y las lunas y las moscas
que callaban
pintaban con movimientos hechizados
belleza borrosa
en donde sólo hubiera
un gordo sapo,
llenándole de misterio.
FIN
Vale, es por cumplir mi promesa de dejar mis caquitas en este rincón. Esta huele un poco, pero oye, casi parece como si fuera ir a alguna parte...
¿Quién sabe donde?
-
¿Pero dónde leches está? La maldita puerta, la del texto de arriba, la que
--estoy de acuerdo con A J-- debería aparecer en algún momento. ¿Dónde
c*j...
Hace 19 horas
Si, siempre lo he dicho.La libre expresión de ideas debe de ser obligatoriamente bienvenida. Es normal que no quieras compartir si no te gusta lo que digo, y menos que lo des por cierto, bueno o válido.Ya que entonces, dejaría de ser libre expresión. Bueno, entiendo que te agrade que acuda gente a tu convocatoria, pero no creo que sea por la simpleza de uno, más bien la satisfacción personal
ResponderEliminarPues caquita a caquita, te ha quedado muy original, verde y misterioso poema.
ResponderEliminarUna promesa es una promesa.
¿me puede ud. explicar de qué va eso de las caquitas? no he entendido nada, eso sí, el poema me ha gustado, has descrito a la perfección al sapo que vive bajo la mata de romero en mi campo....¿ideal oyes!..¿ya hace frio por allí?
ResponderEliminarYo sí que no tengo ningún porvenir con la poesía:
ResponderEliminarhttp://superehore.blogspot.com/2011/02/poema.html