Lo siento, he fracasado en mi intención de mostrarme por dentro. Enseñarse uno, como exige cumplir con la verdad, es como andar con las vísceras al aire. Un punto guarro-gore, como peli de casquería. Y no me atrevo. No hay huevos. Me falta talento y me sobra pudor. "¿Qué pensará de mí?", decía la casada al amante en la novela de Maupassant. "Y qué voy a pensar, Sra?, que aquí estamos los dos y en ese los dos la incluyo también a usted", podría haber contestado aquel.
Y porque por dentro soy feo, aun más si cabe que por fuera. Y pringoso y escatológico y hediondo y... Pero por si sirve de algo, esto es lo que puede ver cualquiera a simple vista. Con suerte la barba entrecana de iluminado sirva de pista de lo que hay debajo, : )
Por cierto, ¿se os ocurre dónde estoy en la segunda fotografía? Fui allí de vacaciones, el agua está mortalmente fría, es el paraíso de las gaviotas...
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Sin embargo, qué gusto tener gente que acude a mi convocatoria (soy muy simple)