Voy a contaros una fábula.
Un hermano mío que vive en casa de mis padres decide un buen día que la casa es suya (muy cierto) pero sobre todo que la casa ya no es mía (muy falso).
"Eh, es la casa de mis padres también!", digo yo. Pero él no sólo no me reconoce ningún derecho (yo no vivo allí ahora), sino que además me prohibe hablar sobre el tema. Bueno, a mí y a otro hermano nuestro, al que llamaré Nano.
Nano también ha vivido allí siempre, pero no siempre tranquilo, porque, diré más ahora, nuestro común hermano el okupa, El Tato, ya desde pequeño apuntó maneras de perfecto abusón. Conmigo no, que lo mismo me defiendo,.. pero a Nano le ha venido amenazando o zancadilleando siempre que ha querido, y pretende (y por desgracia consigue con frecuencia) imponérsele, porque Nano es más pequeño (aunque sea más grande de tamaño, pero a diferencia del Tato es del tipo que sólo aspira a pasar desapercibido, a no meterse en líos...). Para mí que es un error, que de tanto silenciar su voz uno llega efectivamente a creer que no tiene.
Al Tato le jode por ejemplo que Nano tenga tanta relación conmigo, que venga a verme o que yo vaya a verle a él. O como decía mi abuelo, que hablemos la misma lengua.
El Tato empezó a hacer y deshacer en el piso a capricho, como propietario único, y se pasó por el forro de los mismísimos lo que dijera yo o, lo que es más gordo, lo que dijera el Nano. Y eso que a éste, ya que no a mí, debería reconocerle el mismo derecho que se arroga él... por eso de que confunde derecho de uso con derecho de propiedad.
Como la cosa se salía de madre, acabé por acudir a un juez.
Pasé a ser un hijodelagranputa (pobrecita nuestra madre común), que quería imponerme por la fuerza (¡y la que le montó a los agentes que fueron a requerimiento del juez a la casa, atándose a la mesa camilla del salón mientras gritaba para que lo oyeran todos los vecinos que le estaban matando, que invadían su casa... y yo qué sé qué más, todo en el mismo plan).
Sí, al parecer soy un cabrón y un ladrón también, porque oye que si la lámpara del comedor alumbra todos los días sus cenas, también me alumbró a mí por la noche, y si decide venderla tendré algo que decir también, no?
En la historia que se ocupa de difundir el Tato, yo no soy hijo de los mismos padres. Como si viviera en una realidad alternativa, niega incluso nuestra infancia compartida: me ha borrado de los albumes familiares, cuando relata su vida a mis sobrinos pequeñitos no aparezco y así es lógico que no sepan de mí otra cosa que lo que les cuenta su padre, a saber, que soy un extraño que les pretende quitar lo suyo.
¡Joder con el Tato!... Oye, es mi hermano, ¡pero cómo toca los huevos!, ¡qué jodido tirano-abusón-drama queen-iluminado-fanático-egoísta-manipulador es este okupa con el que me toca lidiar ahora!. ¡Y pobrecito Nano, usado de comodín, sojuzgado por el Tato, ninguneado a placer por este que va de víctima y es todo un matón!
Y ya para colmo: me tiene mártir que estoy haciendo todo lo posible por ponerme en el lugar del puñetero Tato que abusa de Nano y me niega mi herencia por el morro. Pero es oirle hablar y me pregunto si está loco, o es un mentiroso compulsivo que ha acabado por creerse sus propias mentiras, y cómo es posible que tenga la piel tan dura que no le penetran los datos ciertos o argumento ninguno. Sólo se oye a sí mismo y lo que dice me deja perplejo: si admitiera su historia como verdadera. yo sería de hecho ese mal bicho que se dedica a decir que soy.... PERO ES QUE NO LO SOY, ES FALSO, MIENTE MÁS QUE HABLA.
El Tato, mientras, en sus trece: lamiéndose heridas que se ha hecho el mismo. O las que ha sufrido, por que finalmente he visto que no cabe otra que defenderme. Se queja porque le he inmovilizado antes de que acuchillara al Nano. Me llama verdugo y cien mil otras lindezas por el estilo. Se quejará, seguro, con grandes gritos y aullidos, envuelto en su sacrosanta dignidad (como la casa, sólo él la tiene, un exclusivo derecho al respeto) diciendo que le he doblado el brazo y que soy un bestia y un salvaje. ¡Coño! ¡Si hasta azuzó a sus hijos, mis sobrinos no suficientemente atendidos (este es mi pecado), como un perfecto cobarde!
Por si no ha quedado claro, me refiero a Cataluña y a esa panda de tíos dañinos que no sólo rompen la España de todos, sino a la misma Cataluña. De momento van camino de arruinarla.
P.D. - Resulta curiosa la elección de palabras en TV3 o más recientemente en ETB. Las estuve viendo anoche, esos debates en los que, por cierto apenas tenían representación los que ven lo que veo yo: que los agresores han sido los secesionistas, que son los que se han saltado las reglas compartidas con displicencia y arrogancia olímpicas.
Por ejemplo, siempre se plantea: "el pueblo catalán versus el Estado español". Aquí ya hay varias cosas, como negar que Cataluña ES España. Me duele la barriga, mi barriga, no una barriga ajena a todo el resto del cuerpo.
Y luego, según la RAE: Pueblo Conjunto de personas de un lugar, región o país.
4. m. Gente común y humilde de una población.
, comunidad, panda de amigos y vecinos.Estado, Forma de organización política, dotada de poder soberano e independiente, que integra la población de un territorio. organización administrativa sin alma, big brother.
Qué tal "secesionistas" frente al "pueblo español"?
Mire usted por donde yo no soy "pueblo", soy "Estado"